La Ciudad de Buenos Aires debe acompañar la necesidad de crecer y producir que tiene el país

Las prioridades de la Ciudad de Buenos Aires deben replantearse. Las actuales líneas principales de gestión parecen aislarla de las necesidades productivas y regionales que tiene la Argentina. Es importante que abramos cada vez más los espacios de discusión al respecto. De la misma forma en que parte de los problemas de una villa se resuelven integrándola a la ciudad y urbanizándola, en el otro extremo la ciudad más rica del país debe integrarse cada vez más y mejor a todo el tejido productivo nacional. Es un debate que no puede estar centrado en la opulencia de 20 manzanas del microcentro.

Durante la pandemia, según el INDEC, el 42,6% de los hogares del conurbano expresó problemas con el empleo, según un estudio especial. En la Ciudad, no obstante, esa variable indicó 33,6%. La Ciudad de Buenos Aires, que es la más rica del país, expresó una diferencia de perjuicios no equivalente a la distancia social. Esto es porque, cuando más se necesitaba del Estado, Provincia y Ciudad tuvieron dos posiciones políticas antagónicas. Integrar la Ciudad debe ser un objetivo, porque eso redundará en mejoras, no sólo para el sur de CABA, sino también para el Conurbano. Aislar la Ciudad de estas necesidades no puede ser solución, ni siquiera para las y los porteños.

En efecto, según datos del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del Ministerio de Trabajo, en base a SIPA, la Ciudad acompaña el ritmo de empleo que tiene el país. Por ejemplo, en CABA el empleo registrado total cayó 2,8% entre el primer trimestre de 2015 y el primero de 2020. En esta misma línea, entre 2001 y 2015 –primeros trimestres de cada año– el empleo registrado en CABA creció 46,5%, y el total del país, 62,2% –cabe recordar que la Ciudad siempre moderó los saltos nacionales: en 2003 el desempleo en la Ciudad era 17,4%, mientras que en el país seguía en 20,4%.

En términos de las actividades que más empleo registran en CABA, las primeras siete son: Servicios relacionados con la salud humana; Enseñanza; Construcción de edificios y sus partes y obras de ingeniería civil; Servicios de expendio de comidas y bebidas en restaurantes, bares y otros; Servicios de asociaciones ncp [no clasificados previamente]; Servicios inmobiliarios; y Servicios jurídicos y de contabilidad, teneduría de libros y auditoría. Al primer trimestre de 2020 mostraba un empleo registrado total de 1,6 millones de personas. Según datos oficiales de CABA, la desocupación en la Ciudad alcanzó en el tercer trimestre al 13,4% de los porteños y porteñas en condiciones de trabajar, lo que significa un aumento de 2,9 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo del año anterior. Es marcada la diferencia regional: en la zona sur el desempleo fue 19% y en la zona norte 9,6%, casi 10 puntos de diferencia. Debe debatirse cómo resolver esto. Es el mismo número que, por casualidad numérica pero no política, indica los años de diferencia (10 años) en la esperanza de vida entre el Norte y el Sur de la Ciudad.

En referencia a la cantidad de empresas de CABA, la creación de empresas entre 2003 y 2015 guarda también sintonía con la generación a nivel nacional: 34,3% y 49,5%, respectivamente, en lo que hace a nuevas empresas netas, según datos de AFIP. Cabe señalar que Nación en todos los casos venía de más abajo, porque CABA sufrió un poco menos la crisis de 2001 que el resto del país.

Para ver cuál es la política porteña en lo que hace a su sector productivo, en agosto de este año las industrias que usan energía eléctrica fueron 18.500, 1,2% menos que un año antes. Hasta aquí, uno podría culpar a la pandemia, pero casualmente es el tipo de usuario que más se redujo en CABA este año. Y también es el tipo de usuario que más cayó en 2019: en efecto, el promedio de empresas industriales que utilizaron energía eléctrica respecto del mismo promedio de 2015 se redujo 4,3%. La caída industrial parece ser una estrategia política del gobierno de CABA. Debe discutirse.

Hasta acá los datos. Sin ellos no se puede hacer ningún análisis. Nos brindan la posibilidad de un diagnóstico: no hay una estrategia para beneficiar el crecimiento de las empresas en CABA y eso nos parece un error de concepción. La Ciudad puede integrar el crecimiento productivo sin perjudicar en nada su cuidado sobre las unidades residenciales. Más aún, una correcta integración puede propiciar mejoras sociales en términos de igualdad norte-sur, y asimismo la protección de los activos –que son de todos los vecinos y vecinas, y no del gobierno de turno– puede ser un aporte a la desconcentración de trámites que se ve en el centro porteño.

La Ciudad tiene varios espacios urbanos que pueden tener un mejor uso. Tanto los que son de propiedad de la Ciudad como los que dependen de Nación. Es posible que haya una mirada creativa sobre ellos. Por ejemplo, pensar espacios físicos para PyMEs, para empresas cuyos negocios muestran un potencial para el desarrollo nacional, del sector privado, productivo, empresas que exporten, o proyecten exportar. En esos espacios físicos se podrían consolidar centros que resulten en:

  • entornos de negocios acordes a las necesidades de las PyMEs del AMBA, y eventualmente de otras regiones;
  • planificar clusters a partir de los intercambios de necesidades y negocios;
  • adaptación de la lógica de parques industriales a un entorno urbano y en pequeña escala, e integrados a la convivencia y un mayor bienestar de los vecinos y las vecinas;
  • articulación con entidades públicas de apoyo: ventanillas múltiples de distintos organismos como: Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, INTI, AFIP, CNV, Cancillería, etcétera;
  • instituto de formación para PyMEs especializado en nuevos emprendimientos y exportaciones, u observatorios de análisis productivo, social, urbano y de potenciales inversiones;
  • espacios puntuales para privados que ofertan servicios, como bancos o escuelas de negocios, que a su vez ayudarían a desconcentrar los trámites del centro de la Ciudad.

En este sentido, la población objetivo de un proyecto de esta envergadura permitiría la priorización de ramas de actividad a atender, la identificación y análisis de localización de empresas potencialmente beneficiarias, cuantificación y caracterización del perfil por rama de actividad.

Se trata de pensar una Ciudad que pueda aportar a la necesidad de crecimiento de sus sectores productivos, modificando sus prioridades, buscando que sea más inclusiva que expulsiva, como con la actual gestión; e integrando los servicios que se encuentran en ella, públicos y privados, a otros sectores. Porque lo importante es que la Ciudad forme parte de la estrategia de crecimiento del país.

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