Avances, retrocesos y desafíos de los Derechos Humanos en la actualidad

Los pasados cuatro años de macrismo en el gobierno mostraron lo peligroso que puede ser una ideología negacionista en el poder. No se quedaron solamente en lo discursivo, con la ya famosa frase “el curro de los derechos humanos”, sino que hubo hechos que implicaron un franco retroceso en distintos momentos de ese periodo de gobierno democrático: por ejemplo, la represión durante las movilizaciones contra la reforma jubilatoria de 2017, o a los gravísimos casos de violencia institucional como los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Son hechos que nos interpelan y exigen repensar cada política pública de derechos humanos en pos no solo de fortalecerlas, sino también de generar los debidos mecanismos institucionales que las protejan de cualquier atropello que pueda llegar a darse en el futuro.

Tenemos muy presentes las decisiones que en esos cuatro años de gobierno neoliberal vinieron a esmerilar y socavar años de lucha y construcción democrática en la materia. No les tembló el pulso para desfinanciar los espacios de memoria, para planchar los juicios de lesa humanidad, para banalizar conquistas históricas, y mucho menos para ejercer violencia institucional.

Aun así, hubo avances significativos. La maravillosa y contundente respuesta al nefasto 2×1 así lo confirma, como también haber podido derrotar electoralmente al neoliberalismo en las urnas, impidiéndole la reelección. Pero son solo batallas de una gran guerra por la construcción del sentido. Hay que seguir concientizando fuerte al Pueblo para robustecer el respeto total a los Derechos Humanos.

Hoy, afortunadamente, la situación, a pesar de la pandemia, es diametralmente opuesta. Nuevamente tenemos un gobierno nacional y popular que comprende a los derechos humanos como pilar indiscutido de la democracia, y que tiene la responsabilidad de reconstruir lo que rompieron y de encarar los debates urgentes que se nos presentan como sociedad. Tengamos en cuenta además que la lucha actual por los derechos humanos nos plantea nuevos y complejos desafíos: erradicar los discursos de odio; terminar con la violencia por razones de género; combatir la desigualdad; evitar la impunidad de los genocidas; tomar acciones contra la violencia institucional; y, por supuesto, seguir tramando estrategias para transmitir la memoria colectiva a 45 años del golpe, sabiendo que tenemos más de 300 hermanas y hermanos por recuperar.

La agenda es amplia e integral. Involucra a muchos actores y requiere siempre sumar la mayor cantidad de voluntades posibles, porque, si miramos a nuestro alrededor en nuestros países hermanos, vemos cómo sistemáticamente se violan los Derechos Humanos. Lo vimos en Chile, que parece despertarse de a poco; pudimos observarlo en Bolivia tras un año de dictadura cívico-policial-militar; y hoy lo estamos contemplando en Colombia, donde asesinatos, violaciones y desapariciones han ganado la calle y no se avizora una resolución pacífica por el momento.

Nos precede una historia de lucha, de resistencia, de lograr imposibles, teniendo, como siempre, nuestras convicciones intactas. No solo fortaleceremos la dignidad del Pueblo, sino que no dejaremos resquicio para aquellos que pretenden una Argentina de intolerancia. No cuentan con nosotras y nosotros para eso. Nos preocupa más lograr una realidad efectiva de amor, trabajo y paz para todo el Pueblo.

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