Unidad para la victoria y la recuperación nacional

Dijimos a principios de 2018 que este sería el año del debate en búsqueda de la unidad, y así es. Se multiplican los espacios de conversación, discusión y acercamiento de posturas que parecían lejanas. Los peronistas que sostenemos la vigencia de las banderas de la independencia, la soberanía y la justicia social debemos reunirnos y estar abiertos a los desafíos que se presentan. La unidad no significa silenciar las diferencias o aparentar acuerdos “para la foto”. La unidad es el único camino para ganarle a Macri en las próximas elecciones.

Somos muchos los que hemos entendido que en esa unidad radica la fuerza necesaria para consolidar una alternativa a este modelo económico, político y social que está deteriorando y empobreciendo al país y a los argentinos. Para eso debemos escucharnos y comprender que en las posiciones del otro se pueden ampliar las perspectivas del conjunto. Unirnos no es decretar el fin de las diferencias, sino sumar las coincidencias para un proyecto superador que represente a los más amplios sectores. Creer que la unidad significa la homogeneización del pensamiento es perder la oportunidad de sintetizar diferentes propuestas en una alternativa que contenga y exprese la diversidad, encausando soluciones duraderas para los conflictos urgentes que se plantean. El espacio que da la revista Movimiento resulta muy valioso en esta dirección.

La autocrítica que tantas veces se nos exigió desde los medios y la sociedad ya fue hecha en parte al interior de los espacios y debe servirnos en la construcción de nuevas propuestas. Porque ahí donde fallamos, donde no alcanzamos los objetivos, debemos reformular ideas y estrategias capaces de volver a enamorar a las mayorías. Ya vimos y sufrimos el empoderamiento de la cultura del sálvese quien pueda, el egoísmo y los privilegios para los que siempre tuvieron todo y hoy trabajan para tener aún más.

Nuestro objetivo resulta claro y no deberíamos desviar nuestra atención con argucias del oficialismo y sus aliados. Quienes hablan de dos o más peronismos, o impulsan la creación de espacios no convergentes, no hacen más que fortalecer al oficialismo. Tenemos que unirnos para recuperar un gobierno que tenga como norte la justicia social, la inclusión de todos y todas, que amplíe derechos, que construya futuro y no lo hipoteque, que recupere la industria, el consumo y el mercado interno, que tenga un proyecto de desarrollo sustentable. Hay una Argentina que debe ponerse nuevamente de pie, autónoma y soberana en la toma de decisiones económicas y políticas.

Ya lo dice nuestra marcha: “todos unidos triunfaremos”, pero esa unidad no debe reducirse a una dirigencia que se proponga resolver sus diferencias. Si queremos que sea efectiva, la unidad debe contener al campo nacional y popular en su conjunto, representado en las fuerzas sociales, sindicales, productivas, culturales, educativas y científicas, y en las distintas tradiciones políticas de raigambre popular. Somos muchos los que creemos que Argentina tiene con qué levantarse sin atar ni condicionar su futuro a los mercados financieros-especulativos nacionales y extranjeros. Es por eso que debemos buscar la legitimidad necesaria para llevar adelante un programa que combata las desigualdades, la injusticia y la exclusión que promueve el gobierno actual, y consensuar un programa con diez puntos básicos que recoja las nuevas demandas y necesidades de los distintos sectores.

Hay una agenda común de preocupaciones y demandas sociales que debería permitirnos avanzar en la unidad de acción que tanto necesitamos. Hay pilares en los que tenemos que coincidir para trabajar activamente, como son la defensa de los derechos de los trabajadores y los jubilados; el respeto irrestricto de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales; la defensa de la industria nacional y las PYMES; la protección de nuestros recursos naturales; la integración regional; el desarrollo de la ciencia y la tecnología; y políticas públicas que mejoren la educación y la salud y prioricen una agenda de género, que urge.

La fuerza y la capacidad de organización del movimiento de mujeres nos muestran que es posible ampliar derechos, reclamarle Política (con mayúscula) a la política, a través de respuestas concretas para las necesidades más urgentes. Porque en la unidad de los distintos sectores radica el éxito de las luchas. Convenciendo y persuadiendo con argumentos es como se traza el camino de la victoria.

El reciente triunfo de López Obrador en México también fue una bocanada de aire fresco y de esperanza en medio de los avances neoliberales en la región. Demostró que es posible ganar con banderas de justicia social, inclusión y ampliación de derechos. Hay una sociedad que necesita volver a sentirse representada, que se opone al modelo de ajuste, que rechaza las recetas del FMI y que busca una alternativa creíble a este modelo que lideran Macri, Vidal y el supuesto “mejor equipo de los últimos 50 años”.

¿Cómo lo hacemos? Debemos consensuar un mecanismo para definir las candidaturas, que tenga carácter participativo y democrático, como pueden ser una PASO o una interna partidaria. Una vez culminado ese proceso, deberemos trabajar en conjunto y apoyar a la fórmula que resulte ganadora.

El año 2019 está a la vuelta de la esquina. Todos los que militamos en defensa del interés nacional y de las mayorías tenemos la posibilidad y las herramientas necesarias para poder construir desde abajo y desde las periferias los acuerdos que nos permitan definir un programa de gobierno capaz de garantizar una sociedad más justa e igualitaria.

Debemos responder con política a estos años de globos de colores y falsas promesas que nos llevaron a un pasado que creíamos superado. La política es el arte de transformar la realidad. Vamos a trabajar por ese 2019 que nos devuelva las herramientas para construir la Argentina justa, libre y soberana por la que siempre luchamos.

 

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