Soberanía nacional, defendida por el clamor popular

La selección argentina, su hinchada y la pasión por el fútbol como instrumento del fortalecimiento de la Soberanía Nacional.

Los últimos treinta días que duró el campeonato mundial de fútbol que se disputó en Qatar fueron muy intensos y nos mantuvieron unidos a más de 47 millones de simpatizantes, y atento a prácticamente todo el planeta. Nuestra previa comenzó mucho tiempo antes, con la copa América, que al ganarla inyectó un magnífico incentivo que día a día fue creciendo: la hinchada volvió a ilusionarse. A pocos días del inicio de la copa del mundo, “La Mosca” presentó una nueva versión de Muchachos, esta noche me emborracho. La adaptación de la letra dice: “En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel / de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré. / No te lo puedo explicar, porque no vas a entender / las finales que perdimos, cuántos años las lloré. / Pero eso se terminó, porque en el Maracaná / la final con los brazucas la volvió a ganar papá. / Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar / quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial. / Y al Diego en el cielo lo podemos ver / con don Diego y con la Tota, alentándolo a Lionel”. La canción rápidamente pegó en la gente, fue elogiada y difundida por miles de internautas, y a la vez nos fuimos aferrando a esta nueva esperanza de volver a ver a Argentina campeón mundial.

Con este himno, ilusionados y unidos llegamos al 20 de noviembre, cuando inició el Mundial. Rápidamente los aficionados de la blanquiceleste dimos rienda suelta a tanta fiesta contenida. El 22 debutó nuestro seleccionado y sufrimos una derrota que no estaba presente en ningún ideario. La algarabía no decayó, al contrario, creció, y fue un shock de motivación y apoyo para nuestro seleccionado. En momentos difíciles, cuando el corazón por momentos parece detenerse, la popular más se agranda y alienta a nuestra selección. Hasta que, con el último gol y la pitada final, pudimos relajarnos y dar rienda suelta al festejo: algunos liberamos viejos llantos contenidos, llantos tan hermosos que solo son productos de la felicidad.

La Tierra compartió la diversión y los festejos. El mundo se pintó de celeste y blanco, gritando en distintos idiomas Argentina, Argentina. Las cámaras del mundo captaron millones de imágenes, de todo tipo. Todas de alguna manera retraban a la albiceleste. Muchas transmitían concordia, como la de Dibu Martínez, figura durante y después del partido, con un emotivo gesto de consuelo hacia Kylian Mbappé, quien lloraba desconsoladamente luego de la derrota. No fue la única, fueron tantas que podríamos armar el álbum de los recuerdos. Sin dudas son postales que van más allá de lo deportivo. Expresan humanidad y paz, cosa poco común e infrecuente en la actualidad, donde a la orden del día se encuentra primero el “sálvese quien pueda”.

Pero… casi siempre hay uno. Pero… Quiero destacar un par de situaciones antagónicas, que hacen a la Soberanía Nacional. Por un lado, el comportamiento de una parte de la prensa internacional y local; y, por otro lado, el reconocimiento mundial por el triunfo y por la inagotable energía de la hinchada popular argentina. Los medios más importantes del mundo expresaron en sus portadas el logro de la albiceleste, donde prácticamente en todas aparecía la figura indiscutida de Messi, el equipo y Scaloni. En esas tapas brillaban los colores de nuestra bandera.

¿Qué ocurrió con parte de la prensa hegemónica argentina luego de que nuestra selección nos hiciera inmensamente felices al haber ganado la copa del mundo? Los grupos de comunicación nacional dominantes de nuestro país, Clarín y La Nación, en una llamativa estrategia unificada, publicaron portadas que dieron prioridad a la publicidad de una marca de cerveza y postergaron la comunicación de la memorable coronación de la Selección Argentina en Qatar. Con esta actitud pretenden opacar una noticia histórica con una vulgar campaña de marketing. Hecho no casual, dado que las circunstancias históricas también se inmortalizan desde las portadas de los diarios. Este acto en particular no nos sorprende, dado que permanentemente mantuvieron actitudes antinacionales, y particularmente tuvieron manifestaciones negativas contra Tapia, presidente de la AFA, y contra Scaloni, el DT. Recordemos además que la Selección Argentina se sumó al Día de la Memoria, “Más Memoria, más Verdad, más Justicia”, actitud contraria a la posición de estos medios. Seguramente este acontecimiento marcó una importante diferencia entre el combinado nacional y esos grupos hegemónicos de comunicación.

Lo segundo es lo que tiene que ver con la Selección Argentina, su hinchada, la pasión por el fútbol y la Soberanía Nacional. Sin dudas hay un antes y un después del título de campeón, que debemos destacar para que no pase desapercibido. Que el mundo hable de nuestro país a través de sus figuras es muy importante, dado que tiene un gran poder de construcción –poder blando– para accionar sobre las estructuras geopolíticas internacionales. Esta herramienta es un instrumento magnífico para posicionar al país ante el mundo. En esta ocasión, vaya que lo ha conseguido. Esto ocurre porque, por una suma de logros, dudo que exista un lugar en el planeta donde Lionel Messi no sea conocido y admirado. Argentina campeón mundial, el recuerdo de Maradona, pero sobre todo la hinchada –el Pueblo– que antes del triunfo, desde el inicio, dejó muy en claro que las Malvinas son Argentinas, a través de cánticos y banderas: los pibes de Malvinas que jamás olvidaré. Fue lo más escuchado y cantado en la Tierra, algo que martilló las mentes del planeta durante todos estos días. No fue lo único con respecto a la defensa de la soberanía de nuestras islas: el caso de Bangladesh es paradigmático, por la pasión que poseen por nuestro país debido a la diferencia que mantienen con el Reino Unido, que se inicia con el gol de “La mano de dios” de Diego Maradona en el partido entre Argentina e Inglaterra por los cuartos de final de la Copa Mundial de Fútbol el 22 de junio de 1986, en la Ciudad de México.

Lo precedente leído rápidamente parece comentar hechos anecdóticos del mundial 2022. Pero expresan mucho más que eso, dado que poseen el valor de poner en el tablero mundial el tema de la Soberanía por Malvinas. Para comprender, invito por un momento a cerrar los ojos y repasar las páginas publicadas en el planeta y replicadas por infinidad de simpatizantes de todo el mundo: solo veremos un gran mapamundi vestido de celeste y blanco. Los colores de la bandera nacional flamearon más allá de todas las fronteras imaginables. Podríamos decir orgullosamente que invadieron el planeta con ritmos y alegría.

Este logro fue producto de la selección nacional, de su gran figura, Lionel Messi; de cada uno de sus integrantes; y de la expresión popular, de cada uno de nosotros que a través del celular compartimos la felicidad de volver a ser campeones mundiales. Fuimos más que los carnavales de Brasil, los mariachis de México o la muerte de la reina británica. En cada canto popular, la memoria de Malvinas estuvo y seguirá estando presente. Se hizo docencia de nuestra historia en el mundo. Fue increíble ver a qataríes y personas de otros países no hispanos aprendiendo a pronunciar Malvinas, y no Falkland. Gracias al pueblo argentino unido, el mundo posó la mirada sobre nuestra Patria, y solo vio a un pueblo maravilloso, pacífico, que derrocha alegría y sobre todo marca líneas muy claras respecto de la Soberanía Nacional, destacando a cada momento que las Malvinas son argentinas y que por siempre lo serán.

Un pueblo unido jamás será vencido, si y sólo si supera lo puramente declamativo. Localmente, para los gobernantes dejó muy clara la consigna: que tengan siempre en claro que la Soberanía no es negociable, o la Patria los demandará. Al Gran Pueblo Argentino, los combatientes de Malvinas les agradecemos eternamente estos momentos, por mantener viva la llama de la memoria histórica. ¡Simplemente… muchas gracias!

 

Héctor Waldemar Fernández Finós es doctor en ciencias médicas y exsoldado combatiente de Malvinas. Integra la Fundación Soberanía y Memoria, de Resistencia, Chaco. Autor del libro “La Cuestión Malvinas: Pasado, presente y futuro”, de editorial Contexto.

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