La vida que queremos: apuntes para una agenda legislativa

“Deberás edificar tu nueva casa. (…) Y todo esto lo harás contra la hostilidad general, porque quienes despiertan son la pesadilla de quienes aún duermen” (Llamamiento Tiqqun).

En escenarios de enfermedad y muerte, los pueblos buscan desesperadamente salidas. Los gobiernos aceleran decisiones, las comunidades comparten el pan y los agobios. Nadie se da por vencido. La vida busca abrirse paso, librando una batalla de ribetes heroicos.

En este Sur, la lucha es particularmente desigual: al virus del neoliberalismo y el extractivismo que ajustó Estados e inclinó la balanza a favor de los poderosos, se sumó el virus de una pandemia sin precedentes. Aislamiento y distanciamiento social fueron las respuestas posibles, mientras comenzaba una carrera desenfrenada por las vacunas.

En marzo de 2020, un Estado diezmado, con muy pocas herramientas, se hizo cargo de estas emergencias superpuestas. Un gobierno popular recién llegado negoció las formas de pago de un endeudamiento sin precedentes, buscando, al mismo tiempo, las vacunas que el mundo producía. Sus decisiones fueron construyendo el camino de salida: el sistema de salud no colapsó y las vacunas llegaron –y siguen llegando– a un ritmo que reconocen propios y extraños. Simultáneamente, universidades y laboratorios nacionales fueron encontrando respuestas simples y eficaces, aportando a la estrategia propia y de otros países.

Esta intensa actividad sanitaria no estaba prevista en los cálculos iniciales. Décadas atrás, el chileno Carlos Matus afirmaba que la planificación de gobierno debe situarse en su tiempo y su geografía. Las palabras del colaborador de Salvador Allende hoy suenan premonitorias. Sus libros parecen escritos para esta pandemia.

 

Pandemia y leyes

La pandemia fue el escenario que terminó de comprobar la tesis matusiana: los cambios son vertiginosos y hay que reinventarse cada día. Ambas cámaras del Congreso Nacional, así como el tratamiento de proyectos, transitaron un proceso de adaptación. De hecho, quien esto escribe fue la primera diputada nacional de la historia argentina en jurar en una sesión remota. Aquel 13 de mayo de 2020, el grueso de diputados y diputadas aceptaban su incorporación desde las pantallas que se colocaron en el recinto.

La autorización de la educación a distancia para el nivel primario o la ley del teletrabajo, la moratoria fiscal o el alivio para monotributistas, expresaron una planificación situada. Así también, el financiamiento de la ciencia y la tecnología alcanzó los primeros lugares de la agenda, porque su rol se hizo evidente en la lucha contra el COVID-19.

Tanto el complejo científico tecnológico, como el Estado y la comunidad, cumpliendo un rol indelegable, volvieron al centro de la escena. La ciencia aportó sueros e instrumentos de medición, estudios y test rápidos, vacunas y nuevas terapéuticas. El Estado diseñó medidas para sostener el empleo registrado y otorgar un ingreso de emergencia a quienes trabajan por fuera de los circuitos formales. El IFE no solo sirvió para contener y sostener, también fue útil para conocer la magnitud de la emergencia social: nueve millones de compatriotas en condiciones de trabajar estaban sin empleo o trabajaban en condiciones precarias. En este escenario, las organizaciones comunitarias aportaron la capilaridad que necesitaban los programas públicos para hacer llegar alimentos y vacunas. Sociedades de fomento, clubes y casas del niño convirtieron sus salones en vacunatorios y grandes cocinas, mientras la ciudadanía reconocía, por primera vez, el valor de su tarea.

Los reconocimientos llegaron, con justa razón, al recinto de la Cámara de Diputados. En sucesivas sesiones, se resaltó la tarea del personal de salud, de trabajadores y trabajadoras comunitarias, del personal de las telecomunicaciones, de recolectores de residuos y trabajadores y trabajadoras esenciales, de bomberos y otras asociaciones civiles. El Congreso se hizo eco de lo que sucedía, latió al ritmo de este pueblo. En casos como el del colectivo travesti-trans, sus leyes repararon injusticias y reconocieron derechos avasallados.

 

Una agenda posible

La pandemia, con su carga de dolor y ausencia, nos recordó los límites de la representación tradicional. En el camino trazado por Evita en el caso de las mujeres, estamos llamadas y llamados a representar, con claridad, lo que hasta ahora estuvo subrepresentado o ausente.

Durante el año 2020, la comunidad científica acercó al recinto un reclamo histórico referido al financiamiento de su actividad, lo que dio lugar a la aprobación de la ley 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en marzo de este año.[1] Como vicepresidenta de la comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fui testigo de la firmeza del ministro Roberto Salvarezza, del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a la hora de acelerar su tratamiento. Esta ley cuadruplicará en el término de 10 años el presupuesto de la ciencia nacional.

En los próximos años, la agenda legislativa deberá expresar, con claridad, la vida que queremos. Los legisladores y las legisladoras debemos llevar al recinto las propuestas del gobierno del que formamos parte, aportando, al mismo tiempo, agendas propias. Un conjunto de diputados y diputadas nacionales hemos presentado la agenda que reclaman miles de organizaciones de la comunidad: tramitaciones ágiles, reconocimiento de las respuestas que ofrecen a chicos y chicas de este pueblo, seguridad social para sus trabajadoras y trabajadores.[2] Del mismo modo, el Estado necesita reivindicar su rol, incluso entre sus trabajadoras y trabajadores. Por esta razón, un conjunto numeroso de legisladoras y legisladores hemos presentado el proyecto de ley de Formación Pública “Hugo Cormick”, que espera su tratamiento.

Para fortalecer la presencia y el rol del Estado, para apostar definitivamente a la comunidad organizada, debemos revertir, progresivamente, el enfoque excluyente de nuestro andamiaje legal. Las respuestas que necesitamos están en los pliegues de nuestro pueblo, solo falta convertirlas en normas.

En este contexto signado por las dificultades, insistiremos con nuestros sueños. La vida que queremos se ha vuelto cercana, pero, sobre todo, posible.

 

Las convicciones al recinto

Decisiones soberanas, relaciones colaborativas y un desarrollo respetuoso del ambiente deben expresarse como entramado legal para contrarrestar los modelos extractivistas y la concentración de la riqueza. Por esta razón, el Estado al que aspiramos no es cualquier Estado. En este continente, el Estado, como representación de las grandes mayorías, es la institución que puede garantizar para el conjunto el ejercicio de derechos, así como la distribución de oportunidades y riquezas. Estamos llamados a aprobar las leyes de un Estado presente, eficaz a la hora de la puja distributiva, con capacidad de abrigar a todas y todos. A la recuperación de los fondos de pensión, la aerolínea de bandera e YPF, debemos sumar las soberanías aún pendientes.

Este Estado que soñamos no actúa en soledad. Una comunidad organizada y comprometida con las grandes causas nacionales lo acompaña. En esta comunidad, una nueva generación se abre paso. Adolescentes y jóvenes de todo el país pudieron observar, en este tiempo, los estragos de la injusticia y la voracidad extractiva, así como sus secuelas de desigualdad, individualismo y contaminación del ambiente. Esta nueva generación de trabajadores, educadores y dirigentes merece un Congreso a la altura del desafío.

 

Claudia Bernazza es diputada nacional y precandidata a diputada nacional del Frente de Todos por la provincia de Buenos Aires.

[1]Tanto la ley aprobada como sus antecedentes y normas complementarias están disponibles en https://claudiabernazza.ar/ciencia-y-tecnologia.

[2]La agenda Niñez y Comunidad consta de tres propuestas: “Reconocimiento de Respuestas Comunitarias en Niñez y Adolescencia” (Exp. 3255-D-2020); “Creación del Instituto Nacional de las Organizaciones Comunitarias” (Exp. 3371-D-2020); y “Régimen laboral del/la trabajador/a comunitario/a” (Exp. 3789-D-2020). Disponible en https://claudiabernazza.ar/agenda-legislativa-ninez-y-comunidad.

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