El futuro de trabajadoras y trabajadores

La agenda: construir un futuro para el sector trabajador

Hay gran cantidad columnas de opinión, ensayos y documentos escritos sobre el futuro del trabajo. En nuestra opinión, hay algo impersonal en hablar del fututo del trabajo. Por eso aquí nos proponemos reflexionar sobre el futuro de trabajadoras y trabajadores, de las personas que trabajan y de esa manera contribuyen a mover el mundo.

Hay iniciativas de diferentes instituciones abocadas a estudiar este tema. Algunas trabajan en: a) caracterizar los impactos que la revolución industrial 4.0 tiene en la economía y el mundo del trabajo; b) describir escenarios posibles para el trabajo, en base a ejercicios de prospectiva; y hay un tercer grupo abocado a c) delinear directrices de política pública en esta materia.

Dentro de los estudios abocados a dar cuenta de los impactos de los avances tecnológicos en la economía y el trabajo se destacan, en el orden de los organismos multilaterales de crédito, los realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo[1] (BID) y el Banco Mundial.[2] En el caso del BID, se puso en marcha la iniciativa El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe desde la División de Mercados Laborales, que permitió el desarrollo de sendos estudios y notas de opinión sobre la temática, en las que se describe la situación de la transición y las perspectivas que enfrenta la región. Estos informes dedican un capítulo a listar recomendaciones para ser adoptadas por trabajadores, empleados y el Estado.

Hoy, en el segundo grupo, un artículo citado comúnmente es el de Carl Frey y Michael Osborne,[3] en el que se interrogan sobre cuán susceptibles son los empleos a la automatización iniciada con la cuarta revolución industrial y, por ende, qué peligro corre su existencia. Para dar respuesta a ello se valen de los datos del McKinsey Global Institute y estudian 702 ocupaciones: según sus estimaciones, casi la mitad de los empleos en los Estados Unidos corre riesgo de desaparecer –más adelante volveremos sobre este estudio. La cuestión sobre el impacto de la incorporación de las nuevas tecnologías en el mundo del trabajo llevó a la pregunta de cuánto empleo se destruirá y si existe una tendencia a que existan menos cantidades de empleo. Según el informe Perspectiva de empleo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), “es poco probable que la transformación en curso de como resultado menos empleo”.[4] De hecho, en este informe se sostiene que el 14% tiene posibilidades de ser automatizado de manera completa. Por ello es importante diferenciar cuando se habla de automatización de tareas y ocupaciones, ya que hay tareas “automatizables”, pero menos ocupaciones, con todas las tareas que suponen, “automatizables”.

En lo que respecta a las iniciativas vinculadas a dictar directrices de política pública, se encuentra dentro del sistema de Naciones Unidas y, en particular, de la Organización Internacional del Trabajo, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, creada en 2017. En esta comisión se elaboró el informe Trabajar para un futuro más prometedor, que compendia una serie de recomendaciones de política pública, entre las que se destacan: la necesidad de aumentar la inversión en las capacidades de las personas, con énfasis en el aprendizaje permanente, fortalecer la protección social y aumentar la inversión en las instituciones del trabajo, entre otras.

En esta agenda, además de los gobiernos y los organismos internacionales, accionan también empleadores, trabajadoras y trabajadores. Ambos sectores comparten dentro del G20 sus respectivos lugares B20 y L20. En ese espacio, la Confederación Internacional Sindical (CIS) viene llevando a cabo sus propuestas sobre una regulación de las relaciones laborales futuras, donde tengan especial protagonismo los representantes de los trabajadores para contrarrestar el determinismo tecnológico.[5] De igual manera, la CIS genera conocimiento y posición sobre esta temática hace ya unos cuantos años.[6] Así y todo, y como mostraremos más adelante, el universo de los trabajadores y las trabajadoras presenta una conformación social y política algo más diversa –o al menos heterogénea– que en el pasado.

 

Trabajadoras y trabajadores del futuro: transformaciones en el mercado de trabajo

En nuestra opinión, el futuro del trabajo y de los trabajadores se escribió ya hace unos años, en el pasado reciente, y lo hizo Robert Reich, economista, secretario de Trabajo durante la administración de Bill Clinton. En El trabajo de las naciones. Hacia el capitalismo del siglo XXI sostiene que el universo de trabajadores y trabajadoras estadounidense se está reconfigurando en tres grandes grupos. Con los matices del caso, entendemos que similar situación se da en otros mercados de trabajo, incluso el de nuestro país. Hay un primer grupo que son quienes desarrollan “servicios rutinarios de producción”: estos abarcan diferentes tipos de tareas cumplidas por los trabajadores y las trabajadoras de la tropa de infantería en empresas de alto volumen de producción. Las tareas se hacen una tras otra, son una etapa en una secuencia de fases para fabricar productos o brindar servicios. Se puede encontrar en muchos lugares en las industrias tradicionales, pero también en las tecnológicas. Las actividades se orientan a través de normas y estándares a cumplir. Entre otras ocupaciones, se destacan operarios, ensambladores y supervisores, pero también data entry, auxiliares contables, administrativos, etcétera. Los salarios de este grupo se fijan por la cantidad de horas trabajadas o por rendimiento laboral –cantidad de productos– y generalmente cuentan con educación estándar sobre la base de principios tradicionales.

El segundo grupo son aquellos y aquellas que brindan “servicios en persona”, y también cumplen tareas simples y repetitivas. Su particularidad es estar en contacto directo con los destinatarios finales de su trabajo. Entre otras ocupaciones, podría mencionarse a los vendedores minoristas, camareros, empleados de hoteles, enfermeros, cajeros, personal de salud, niñeras, servicios de limpieza domiciliarios, conductores de taxis, secretarias, peluqueros, mecánicos de coches, vendedores de inmuebles, tripulantes de cabina de pasajeros, guardias de seguridad, etcétera. Comparten con el primer grupo que sus salarios se establecen con similar criterio, por horas o rendimiento. En general, también tienen niveles educativos similares al primer grupo.

El tercer grupo son las trabajadoras y los trabajadores ocupados en “los servicios simbólico-analíticos de intermediación, identificación y resolución de problemas”. Hacen su trabajo valiéndose de símbolos. En este grupo hay investigadores, científicos, ingenieros proyectistas, biotecnólogos, ejecutivos de relaciones públicas, banqueros, abogados, planificadores de bienes raíces, consultores en distintas temáticas, publicistas, directores de arte, arquitectos, etcétera. Hoy, este tercer grupo comprendería, con algunas precisiones de concepto, a los trabajadores y las trabajadoras de la recientemente denominada “economía del conocimiento”. En este caso, los salarios se establecen en base a objetivos o acuerdos vinculados a los bienes simbólicos que producen. Son universitarios y con estudios de posgrado.

De esta clasificación surge que la mejor perspectiva a futuro es la del tercer grupo: son quienes generan más valor y se integran a un proceso de prestación de servicios deslocalizado y global, a diferencia del primer grupo de trabajadores, que tiende a ser reemplazado por la creciente incorporación de tecnología. En el medio, y mientras la inteligencia artificial intenta avanzar en cuestiones empáticas, quienes brindan servicios en persona parecen contar aún con un lugar importante en el mercado de trabajo.

 

El impacto de la revolución 4.0 en las ocupaciones y el empleo

Existe una página en la que se puede consultar qué les depara a las más de 700 ocupaciones, según el estudio de Frey y Osborne. Se llama ¿Los robots se quedarán con mi trabajo?[7] Allí, a modo de juego, podemos tomar algunas de las ocupaciones que Reich hace más de 30 años ordenó en su clasificación y observar lo que sucede. Alerta de spoiler… Reich tenía razón.

Los trabajadores y las trabajadoras que llevan a cabo servicios rutinarios de producción enfrentarán dificultades de inserción y sostenimiento de sus empleos en el futuro. En general, casi todos los operarios industriales serán reemplazados. Por caso, los ensambladores de equipos electromecánicos tienen el 97% de probabilidades de que su trabajo sea reemplazado por un robot en los próximos 20 años.

Similar perspectiva enfrentan recolectores y recicladores urbanos, con el 93%, mientras que para los albañiles ronda el 82%. En el caso de los oficinistas, el panorama es similar: operadores de computadora 78%, data entry 99% y asistentes administrativos 96%. La automatización, en estos casos, bajo la forma de la inteligencia artificial, sin lugar a dudas avanzará sobre sus tareas.

En la segunda categoría, la de los trabajadores y trabajadoras que brindan servicios en persona, el panorama cambia, aunque no para todo el conjunto. Solamente el 6% de las enfermeras ven en riesgo su trabajo, producto de la automatización de sus tareas, así como el 8% de las niñeras y el 11% de los peluqueros, mientras que el 94% de los mozos y el 84% de los guardias de seguridad encuentran en serio riesgo sus actividades.

Los analistas simbólicos y, por ende, los trabajadores y las trabajadoras del conocimiento –en una acepción amplia de este concepto– son los ganadores del futuro, sin lugar a dudas. Solo 1,1% de los ingenieros mecánicos se verán afectados por la cuarta revolución industrial, el 4% de los analistas de investigación y los desarrolladores de software, y el 18% de los ejecutivos dedicados a las relaciones públicas.

Según el mismo informe, nuestra región se encuentra en una etapa temprana del desarrollo de la automatización, la incorporación de inteligencia y la digitalización, y también la tasa de robots por persona está por debajo de la media internacional. Argentina alberga 16 robots por cada 10.000 empleados y se encuentra en el puesto 36 a nivel mundial en materia de incorporación de robots a la industria.[8] En este sentido, el informe sostiene que “la tecnología está modificando la demanda de habilidades, no destruyendo empleo. La tecnología está cambiando las habilidades que se valoran en el mercado laboral y está aumentando el valor de las habilidades que los robots no pueden reemplazar; por ejemplo, las habilidades cognitivas generales, como el pensamiento crítico, y las habilidades socioconductuales, como el manejo y el reconocimiento de las emociones que permiten mejorar el trabajo en equipo. Los trabajadores que poseen estas habilidades pueden adaptarse mejor en los mercados laborales”.

 

Desafíos para los trabajadores y las trabajadoras y para las políticas públicas

De acuerdo con lo anterior, surge como producto de distintos ejercicios de prospectiva un panorama un tanto desalentador, aunque no coincidente con las distopías en las que los robots gobiernan el mundo. Hasta aquí, en todo lo revisado hay varios supuestos asumidos y cuentas hechas. Está menos presente la idea de futuro como construcción, como objeto de la voluntad colectiva: en este caso, la de los trabajadores.

Hoy nadie imagina una experiencia como la de los ludistas ingleses de la primera revolución industrial, cuando telares y máquinas de hilar eran destruidos por los trabajadores que veían en esas máquinas amenazas a sus ocupaciones.[9] Actualmente, los algoritmos y los procesadores son literalmente menos asequibles para el común de los trabajadores y las trabajadoras y, por ende, no hay posibilidad de acción colectiva a desplegar sobre estas tecnologías, pero tampoco la intención de hacerlo.

De una lectura histórica surge que existen ciclos y momentos disruptivos en los que el capitalismo se revoluciona a sí mismo. Pero el progreso técnico no es una ley natural y, por lo tanto, el futuro de los trabajadores y las trabajadoras dependerá, principalmente, de ellas y ellos, de su organización, de su capacidad de diálogo y de generar acuerdos y oposiciones.

Hoy las bases de materiales del trabajo, sus soportes tecnológicos y sus modos de organización cambiaron las competencias de los trabajadores y las trabajadoras. Algo similar sucede con los procesos de constitución de su identidad: la “conciencia obrera” está más fragmentada, o quizá coexisten distintas “conciencias”.

Para muestra, un botón, o dos, de trabajadores o trabajadoras que llevan a cabo actividades en empresas vinculadas a la economía digital. Hace apenas unos meses los trabajadores estadounidenses del gigante Amazon[10] eligieron no sindicalizarse, y unos días atrás los “riders” españoles –o una parte de ellos– se manifestaron en contra de la ley que los reconoce como trabajadores en relación de dependencia respecto de las empresas de reparto a domicilio.[11] En este sentido, la unidad de los trabajadores y las trabajadoras vuelve a ser algo a construir.

Sin lugar a dudas, el futuro de trabajadoras y trabajadores resulta un tema apasionante, por lo que, sin agotar su desarrollo, pero para concluir este artículo de opinión, quisiéramos comentar los siguientes aspectos:

  • hay un claro impacto de la cuarta revolución industrial en el mundo del trabajo: al igual que en sus predecesoras, algunas tareas y ocupaciones desaparecerán y otras nuevas serán creadas;
  • hay algo claro: “la tecnología destruye empleo allí donde no se crea tecnología”;[12] por lo tanto, resulta imprescindible apostar por el fortalecimiento del complejo de ciencia y técnica argentino y vincular parte de éste a las necesidades de trabajadores y empresas;
  • trabajadoras y trabajadores deben hacer suya la formación profesional continua para asegurarse de contar con las competencias y habilidades socioemocionales, cognitivas y digitales que les permitan aprovechar la tecnología;
  • se debe enfrentar el futuro con más organización de los trabajadores y las trabajadoras y con un accionar sindical renovado acorde a las nuevas realidades;[13]
  • al igual que en otros momentos, el Estado debe implementar políticas públicas que aborden claramente la cuestión; el informe de la OIT antes citado brinda una muy buena hoja de ruta para avanzar; en nuestro país, el Consejo Económico y Social, espacio de diálogo institucional, surge como un instrumento privilegiado para la creación de consensos y el diseño de intervenciones públicas;
  • hay que ampliar la conversación pública sobre el futuro del trabajo y los trabajadores y trabajadoras, incorporando aspectos vinculados a una mejor relación entre el tiempo del trabajo y la vida personal; el trabajo integrado al cuidado y sostenimiento del ambiente y del planeta; y, claro está, el trabajo como posibilidad de realización personal para mujeres y hombres, pero también para la sociedad.

 

Esteban Bogani es especialista en políticas de empleo. Licenciado en Sociología (UBA), magister en Políticas Sociales (FLACSO), titular de la materia Planificación Social (UBA) e investigador (CLACSO-UNESCO-GAN).

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[1] https://publications.iadb.org/es/el-futuro-del-trabajo-perspectivas-regionales.

[2] https://www.worldbank.org/en/publication/wdr2019.

[3] https://www.oxfordmartin.ox.ac.uk/downloads/academic/future-of-employment.pdf.

[4] https://read.oecd-ilibrary.org/employment/perspectivas-de-empleo-de-la-ocde-2019_bb5fff5a-es#page58.

[5] Entrevista a Sharan Burrow, https://revistas.unlp.edu.ar/ReDeA/article/view/12074.

[6] Ver el reporte El futuro del trabajo: www.ituc-csi.org/the-future-of-work-ituc-report.

[7] https://willrobotstakemyjob.com.

[8] www.editores-srl.com.ar/revistas/aa/11/kuka_robotica_mundo.

[9] http://web.csulb.edu/~ssayeghc/theory/wintertheory/machinebreakers.pdf.

[10] https://www.pagina12.com.ar/334701-los-empleados-de-amazon-votaron-en-contra-de-su-propia-sindi.

[11] https://www.rtve.es/noticias/20210511/manifestaciones-contra-ley-riders/2089621.shtml.

https://www.rtve.es/noticias/20210511/cronologia-ley-rider/2084930.shtml.

[12] Alberto Briozzo, en el seminario Claves para el diseño de políticas públicas 2020: www.youtube.com/watch?v=yXtSz74LVFY.

[13] Para conocer más sobre este tema: www.fes-sindical.org/detalle/sindicatos-en-transformacion-40.

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