El Congreso de Pensamiento Nacional Latinoamericano en la UNLa, 2023

–Mientras que en nuestro país se están discutiendo cuestiones que sin duda son trascendentes, como las candidaturas que finalmente –una vez que estén definidas– van a disputarse,[1] primero en las PASO y después en octubre, la posibilidad de gobernar en nuestro país, la temática nacional también tiene un espacio que se amplía: tiene que ver con nuestra región, Latinoamérica. Porque estas cuestiones no nos pasan sólo a nosotros: no somos el ombligo del mundo, y por eso me pareció interesante e importante rescatar un acontecimiento que ocurrió hace unos días en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa): el primer Congreso de Pensamiento Nacional Latinoamericano, en donde participaron, entre otros, Emir Sader, Norberto Galasso, Ana Jaramillo, Alaserio Villorta, Mario Oporto, Francisco Pestanha, Atilio Borón, Enrique Del Percio o Fernando Huanacuni Mamani. Obviamente, uno se entera siempre de algunas cuestiones a través de los mecanismos alternativos de comunicación que solemos tener en el campo nacional y popular. Por suerte. Pero son hechos que difícilmente alcancen notoriedad en nuestros medios hegemónicos. Así que me gustaría que cuentes qué fue el Congreso.

–Lo que pasó fue una maravilla. Un acontecimiento que empezamos a pensar el año pasado con un grupo de docentes, investigadoras e investigadores en la UNLa, junto con otras universidades, y de diversas organizaciones académicas y meta-académicas. El congreso fue iniciativa de un foro constituido en 2022, cuya aspiración, básicamente, era obtener información cruzada de todas las acciones que veníamos desarrollando. Nuestros maestros y maestras nos dejaron un legado. Sabíamos –casi indirectamente también– que a partir de estos últimos años se habían formado equipos de investigación, pero no teníamos un verdadero estado del arte. Entonces se nos ocurrió fundar un foro integrado por organizaciones universitarias y no universitarias que trabajan el pensamiento nacional latinoamericano, pero que también realizan investigaciones, trabajos, ensayos, etcétera. Ya el foro fue una sorpresa, porque, cuando hicimos la primera convocatoria en Lanús vinieron muchísimas organizaciones de las que ni siquiera sabíamos de su existencia –sobre todo en las provincias. De ahí salió el congreso. Otra sorpresa estuvo vinculada con el crecimiento de nuestra matriz, no sólo en Argentina. Aquí hemos tenido grandes hombres y mujeres del pensamiento nacional latinoamericano. En nuestro país, la corriente fue muy fuerte. En el resto del continente la matriz se desarrolló, pero no con tanta potencia –a excepción, probablemente, de México. Sin embargo, fue llamativa la concurrencia al congreso de representantes de Venezuela, Colombia, Uruguay, Cuba, México, Brasil, Ecuador, Bolivia o Guatemala, muchos de los cuales no sabíamos que iban a concurrir, despertados por el interés de un congreso de estas características. Esto confirma lo que sostenían nuestros maestros hace más de veinte años, como Fermín Chávez o Gustavo Cirigliano: que esto necesariamente iba a crecer, por cuanto lo que está agotado es el pensamiento infatuado de sabiduría prestada, un pensamiento que en nuestro país se insiste en copiar. Y como afirmaba Simón Rodríguez, mentor de Simón Bolívar: “el que copia se equivoca”. La premisa debe ser la búsqueda de autenticidad. Si uno analiza la historia de la humanidad, todas las grandes culturas y civilizaciones surgieron a partir de su propia originalidad. Lo que buscamos es la originalidad americana: mientras no la asimilemos, difícilmente podamos atravesar con éxito las circunstancias diversas. Generalmente, el pensamiento hegemónico dice: “no, vos tenés que copiar experiencias exitosas”, como si fuera posible trasladar la experiencia sueca o la japonesa a Latinoamérica… una payasada. Pero copiar es algo que tienta, que despierta interés: “si a ellos les fue bien, ¿por qué no copiar?”. Pero una cuestión es adaptar críticamente –es decir, adaptar algo que puede ser útil– y otra cosa es copiar acríticamente.

–Es una muy buena noticia que se hayan superado las expectativas, y es bueno que lo sepamos. ¿Hubo exposiciones presenciales?

–En el congreso hubo más de 70 espacios de debate, 80 coordinaciones, 450 ponencias, 300 exposiciones con la presencia de 400 investigadores, 20 talleres, 11 paneles y la presentación de 24 libros. Nos superó. Utilizamos todos los recursos disponibles: hubo exposiciones presenciales, también lo que se llama “híbridas” –fue quizás lo más rico, porque muchas y muchos compatriotas de otros países latinoamericanos podían expresarse en línea. Fueron unos debates extraordinarios. Obviamente esto también se debe, y hay que reconocerlo, a la preclaridad de las y los fundadores de nuestra universidad: Ana Jaramillo y todo el equipo, que crearon un espacio donde esto hoy es posible. Somos rara avis, pero parece que no tanto ahora. Al principio nos criticaban y decían: “no, eso ya se terminó, ya fue”.

–En realidad no empezó todavía. Supongo que estamos en una larga gestación. Desde la época en que algunos de nuestros héroes, patriotas y próceres latinoamericanos se imaginaron un destino común, venimos gestando esta unidad con dificultades, con tropiezos, pero me parece que es un devenir constante, y este tipo de situaciones habla de la riqueza del pensamiento en toda la región. ¿Hay puntos en común? ¿Qué te pareció? ¿Qué es lo que podemos rescatar como mensaje genérico? Más allá de que seguramente hay un montón de facetas, de alguna forma habrá lo que podríamos llamar “ejes conductores” de lo que está pasando en los distintos países de nuestra región.

–Lo voy a cifrar en una frase de Ana Jaramillo que me parece que es grande: “así como a veces hay que sustituir importaciones, hay que sustituir ideas prestadas”. Lo que claramente apareció –sobre todo en las reuniones con los hermanos de los distintos países– es que está agotado en toda Latinoamérica el hecho de copiar, de importar acríticamente las ideas, las que sean. En su momento fueron algunos aspectos del liberalismo clásico –aunque no hay que generalizar– o de ciertas posturas marxistas, muy dogmáticas, o ciertos progresismos muy aburguesados. América tiene que dejar de copiar desde el punto de vista epistemológico o teórico. Algo muy importante fue la irrupción de la textualización de los escritos de la filosofía andina, que de alguna manera ya están influyendo en tres o cuatro países, inclusive en sus constituciones. Tuvimos la presencia de Huanacuni Mamani, de gente de Guatemala. América, les guste o no, es una civilización que se está terminando de conformar con lo que estaba ausente: lo que se conoce como “nativo”. A eso los filósofos más tradicionalistas lo tienen que aceptar. Tienen que reconocer que hay una filosofía latinoamericana, un pensamiento latinoamericano. Bueno, vos participaste de una experiencia muy interesante que fue El umbral. Fijate que fue un modelo de interpelación a la clasificación de la historia argentina. Muchos que me encontraron me preguntaron dónde podían conseguir el libro. Parece que circuló por lugares donde nosotros no nos imaginábamos. Lógicamente, cuando uno escribe un libro deja de pertenecerle y empieza a circular.

–Sí, contá en dos palabras qué fue y qué es el Proyecto Umbral, porque en definitiva sigue siendo un proyecto que se plasmó en un libro, pero de ese libro ahora vos mismo te encontrás con respuestas que no esperabas de gente que lo está leyendo y que lo está buscando.

–Fue una de las provocaciones intelectuales más interesantes de las que participé. Gustavo Cirigliano –un pensador nacional que conocimos bien– sostenía que “el que copia se equivoca” y que América tenía que darse a sí misma una periodicidad de la historia diferente. Ustedes recuerdan que cuando íbamos a la escuela nos decían que estaba la prehistoria, la Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna, etcétera… Esa nomenclatura es una periodización que Europa se dio a sí misma. Nosotros teníamos que clasificar la historia americana para poder entenderla de otra forma, y él la clasificó en proyectos: el de los Primeros Habitantes, el Independentista, el Español, etcétera. Esa clasificación generó un texto colectivo –una experiencia en conjunto– donde trabajamos todo un equipo en que debatimos cada uno de los temas. Vos fuiste partícipe. Fue una experiencia extraordinaria. El otro día me decía el profesor Osorio –que es un importante pensador y planificador, titular del posgrado de Evaluación de Políticas Públicas–: “el Proyecto Umbral es lo más original que leí en los últimos 30 años”. Que lo diga una persona como Osorio, que ha leído y continúa actualizado… Bueno, esto quiere decir que esa semilla que sembraron Gustavo, José Luis Di Lorenzo, Víctor Santa María y vos, entre otros, sigue vigente. Me contaba la actual secretaria general de SADOP que, si bien estos últimos años lo habían dejado un poco de lado, ahora con Horacio Ghilini van a hacer una nueva edición y una nueva actualización del Proyecto Umbral. También nosotros convocamos mesas sindicales, mesas religiosas, mesas de arte y cultura popular –porque el pensamiento no se expresa solamente en libros en América Latina, sino a través de la cultura y de la praxis. Convocamos a todos los sectores que producen pensamiento a través de las distintas formas en que éste se manifiesta.

–¿Cuál es el destino de este foro de pensamiento? ¿Va a continuar?

–Obviamente, con la presencia de muchas agrupaciones universitarias y no universitarias, el foro se amplió. No sé ya la cantidad que somos en la actualidad, por eso designamos una comisión organizadora, porque necesitamos darle una organicidad, y ahí inmediatamente salió la idea del Foro Confederal Latinoamericano. Ese foro va a terminar siendo un colectivo científico-cultural, porque el sueño de la patria grande hay que intentarlo por otra vía, no exclusivamente por los acuerdos económicos, sino que hay que transitarlo a través de la cultura, del encuentro cultural, del encuentro histórico. Creo que está incorporándose el primer grupo de Uruguay, ahí se comprometió Vignolo a hacerlo y Pachón Soto en Colombia. Ahí estamos. Veremos si esta unidad que siempre se intentó desde la superestructura –por ahí más estatal– puede lograrse ahora a partir del encuentro científico, académico, paraacadémico y cultural en el que creemos.

–¿Hay posibilidad de acceder a los contenidos de este foro? Sería muy interesante.

–Las publicaciones van a ser libres. A la organización por parte de la UNLa la hicimos a través del Seminario de Pensamiento Nacional Latinoamericano y con el Instituto Manuel Ugarte –que dirige Mara Espasande– que está procesando todas las ponencias –son más de cuatrocientas– más todos los vídeos, que van a estar incorporados dentro de la página web de la UNLa, por ahora. Después, obviamente, van a estar compartidos con todas las organizaciones que tengan similar capacidad. Hoy es mucho más fácil hacerlo, así que ya estamos trabajando en eso. Después, por supuesto, vamos a sacar un documento con esta proposición del confederal latinoamericano. Para nosotros fue impresionante el afecto. Una gran presencia de la dirigencia sindical, inclusive de pequeños empresarios, todo el mundo planteando que hay que pensar diferente, que tenemos que ser auténticos. No es solamente vivir con lo nuestro, sino pensar desde nosotros, para nosotros, para establecer claramente cuáles son nuestros intereses. Acá están en juego los intereses. Vos me decís que estoy entusiasmado… y la verdad es que nos sorprendimos muchísimo. Y una cosa que te va a gustar: muchos de los docentes, pensadoras y pensadores de los países hermanos se mostraron interesadísimos por las obras de Perón. Ya hay un cambio. Antes se lo veía –inclusive desde Brasil y muchos otros lugares– como una especie de reproducción del fascismo. Y cambiaron cuando tuvieron oportunidad de escuchar algunas conferencias vinculadas al pensamiento filosófico profundo.

Colaboró en la transcripción, la adaptación y la corrección Pablo Núñez Cortés. Francisco José Pestanha es abogado, docente y ensayista. Profesor titular ordinario del seminario Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad Nacional de Lanús. Actualmente se desempeña como director del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la misma universidad.

 

[1] La entrevista fue emitida en el programa radial El gato escaldado el 18 de junio de 2023, Radio AM 750, a las 9:11 AM.

Share this content:

Deja una respuesta