Algunas ideas sobre el resultado electoral de las PASO

El triunfo de Javier Milei se explica centralmente por la sostenida defección de las dos coaliciones otrora dominantes. En el caso del oficialismo, se votó en un marco de alta inflación, caída de la actividad económica y del poder adquisitivo del salario. Eso se debe en gran medida a la sequía, pero también a errores de larga data. La falta de un plan enérgico de estabilización y de una política de ingresos más efectiva hacia el mundo de la economía informal. Es muy difícil ganar una elección en ese contexto. En el caso de Juntos para el Cambio, sus propuestas consistían básicamente en repetir las recetas que ya habían llevado al fracaso a Mauricio Macri.

Después de la pandemia, casi todos los oficialismos del mundo han perdido las elecciones, solo que en la Argentina el vehículo para el castigo no podía ser el de los mismos que gobernaron muy mal entre 2015 y 2019. El apoyo a La Libertad Avanza expresa una disconformidad con la política que ya viene desde hace un tiempo, pero que se acentúa frente a dos coaliciones que han tenido un internismo absurdo a cielo abierto. Eso es visto por mucha gente –y con bastante de razón– como una mera pelea por el poder en beneficio de la propia dirigencia política.

Es un error hacer una lectura excesivamente ideológica del voto libertario. Por supuesto que hay –siempre ha habido– un sector de la sociedad reaccionario y antisistémico, pero hay personas menos encuadradas que se mueven simplemente en base a sus privaciones materiales y que castigan con aquello que en cada momento histórico tienen como opción disponible. Lo peor que podemos hacer es condenar a ese voto en bloque, sin escuchar lo que contiene y sin respetar en parte su contenido. Diagnosticar el avance de Javier Milei por el crecimiento a escala mundial de las llamadas ‘nuevas derechas’ es una forma inexacta de presentar el fenómeno. En este momento en América Latina gobiernan varias fuerzas de centroizquierda, y además en Argentina existieron siempre electorados inclinados a la derecha. Solo para recordar un ejemplo, en 2003 –luego de la supuesta implosión del modelo neoliberal– entre Carlos Menem y Ricardo López Murphy obtuvieron el 42% de los votos. La explicación de lo ocurrido hay que buscarla en factores más internos que externos. Lo que tienen de nuevo las “nuevas derechas” es su antiprogresismo. Criticando al feminismo, al ecologismo, a la ideología de género, a la despenalización del aborto, etcétera. Eso es central en la agenda libertaria.

Todo resultado tiene causas de largo, mediano y corto plazo. Entre las de corto plazo hay que incluir que en la semana previa sufrimos muertes dolorosas por inseguridad y situaciones de descontrol. Ideal para un discurso de orden, donde la derecha se mueve muy cómoda.

Para derrotar a este adversario temible no alcanzan las ingenieras políticas o las clarificaciones ideológicas, que sin dudas debemos realizar como Unión por la Patria. Hacen falta medidas de gobierno que impacten positivamente en la corporalidad sufriente del mundo popular. La reciente devaluación sin un plan que la encauce, ni acciones reparatorias que morigeren sus efectos, no era la manera acertada de empezar.

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