Energía argentina, Generación Distribuida: la oportunidad pendiente. ¿Y CABA qué pito toca?

Normalmente, cuando se piensa en generación de electricidad nos vienen a la cabeza grandes obras de infraestructura como represas, centrales térmicas o atómicas. Incluso, si pensamos en energías renovables, las imágenes suelen ser de una gran superficie de paneles solares o de grandes turbinas eólicas asomándose por el horizonte. Poco se divulga sobre la posibilidad de generar energía de forma descentralizada. Por ello difícilmente asociemos a la ciudad como un espacio posible de generación de energía.

Las fuentes de energía pueden ser renovables o no renovables. Las primeras están asociadas a las “energías limpias” que son compatibles con ciudades ambientalmente sustentables. Bajo el concepto de Generación Distribuida se pretende que todas las ciudadanas y todos los ciudadanos conectados a la red eléctrica puedan generar energía para el autoconsumo –en hogares, PyMEs, grandes industrias, comercios, producción agrícola y organismos oficiales– y, de existir un excedente, pueda ser “inyectada” a la red, percibiendo una compensación por ello.

En diciembre del año pasado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) publicó el Plan de Acción Climática 2050. En una de sus metas se propone incorporar a la red el 30% de techos residenciales con aprovechamiento solar para 2050. Eso implicaría incorporar 45.000 de las más de 150.000 superficies de techos propicios para la generación fotovoltaica. No obstante, si consideramos el ritmo de incorporación de los últimos seis meses cuyos registros fueron publicados –septiembre 2020 a mayo 2021– se necesitarían 1.500 años para alcanzar el objetivo. Por tanto, una expansión definitiva de la Generación Distribuida en la CABA va a requerir mucho más que una declaración de intenciones en la web. Se requieren políticas públicas activas que la promuevan.

 

La situación energética actual y la generación distribuida

La matriz energética argentina es dependiente de los combustibles fósiles, en aproximadamente un 80%, con alta inclinación al uso de gas. Esta fuente de energía no es renovable y en la actualidad es deficitaria, lo que contribuye a desbalances macroeconómicos por falta de divisas. Por otro lado, nuestra matriz energética posee una baja tasa de generación a partir de energías renovables: 11% del total. El desafío es desarrollarlas a un ritmo similar al resto del mundo.

Fuente: CAMMESA, Informe Mensual, noviembre 2020.

 

Fortalezas y debilidades

A partir de la generación distribuida se puede contribuir a enfrentar este desafío e incluso puede promoverse la producción nacional de productos de alto valor agregado vinculados a la energía solar o eólica, y en el futuro incluso a la energía del hidrógeno, y sus insumos o proveedores.

Dentro de las ventajas de la generación distribuida a partir de energías renovables podemos encontrar la disminución de pérdidas de energía en el transporte, mejorando la eficiencia del sistema conocido como SADI (Sistema Argentino de Interconexión). A su vez, se abre la puerta al uso masivo de energías renovables, especialmente solar fotovoltaica y micro-eólica. Ambas son tecnologías de rápida instalación, con modulares de costos decrecientes y rendimientos en aumento a medida que pasa el tiempo.

Sin embargo, no se puede concluir que, para el corto plazo, la generación distribuida vaya a disminuir la necesidad de divisas. Los paneles solares o los microgeneradores eólicos son de origen extranjero, o al menos muchas de sus partes lo son. El desarrollo de la generación distribuida requerirá, en el corto plazo, de divisas para la importación, en un contexto donde escasean. De todos modos, existe en este mismo sentido la oportunidad de generar una interesante sustitución de importaciones, gracias a que la Argentina tiene la capacidad de producir muchos de estos insumos. Darle institucionalidad a ese recorrido, y poner al Estado a conducir este proceso de crecimiento con industria tecnológica nacional, es un lindo desafío.

En el mediano y largo plazo, el desarrollo local de generadores de este tipo puede ser una oportunidad para un desarrollo endógeno del sector. El margen de crecimiento y las posibilidades reales de innovación permitirían pensar en incentivos para la producción local de generadores, promoviendo la creación de puestos de trabajo con alto grado de tecnificación y de valor agregado. Si este objetivo se logra, se podría indicar a la generación distribuida como parte de un esquema genuino para promover la diversificación energética y el autoabastecimiento, en el marco de una transición hacia energías limpias y su correlato en un aumento en la cantidad de divisas, ya que no se requerirían partes importadas. Pero en la actualidad la expansión de usuarios y de la potencia instalada está lejos de ser la deseada si realmente se busca darle protagonismo a este tipo de generación eléctrica.

 

¿Por CABA cómo andamos?

Es particularmente llamativo el bajo desempeño de CABA en torno a la generación distribuida. El distrito con más recursos per cápita de la Argentina lleva adelante una marcada estrategia comunicacional en torno a la “ciudad verde”. Sin embargo, el grado de expansión mediante fuentes renovables es pobre en relación con otros distritos con los cuales es comparable. Podemos ver en la siguiente tabla cómo evolucionaron la cantidad de usuarios generados por provincia entre septiembre de 2020 y mayo de 2021. La CABA no está avanzando en esta estrategia a una velocidad acorde con las provincias que más rápido van en la materia.

Usuarios -generadores [Cantidad] Incremento de Usuarios -generadores Potencia Usuarios-Generadores [kW] Incremento de Potencia
Córdoba Sep. 2020 130 105% 1.119 153%
May. 2021 267 2.830,7
Mendoza Sep. 2020 16 62% 357 91%
May. 2021 26 682,2
Buenos Aires Sep. 2020 55 116% 302 136%
May. 2021 119 712
CABA Sep. 2020 27 70% 403 16%
May. 2021 46 468,5

Fuente: Elaboración propia a partir de Reportes de Avance. Implementación de la ley 27.424. Ministerio de Economía de la Nación.

La CABA no pasa del aporte testimonial de un par de noticias en la web, donde indican la colocación de paneles en un par de escuelas y el compromiso de convertirse en zona carbono neutral para 2050. Es imposible pensar una transición energética seria si la Ciudad no se suma responsablemente a fomentar en su territorio la generación de energías limpias.

 

El Estado como regulador

Mediante la ley 27.424 se establece el marco regulatorio a partir del cual el usuario-generador es compensado por la generación que sube a la red. El esquema compensatorio adoptado es el del “Balance Neto de Facturación”, lo que significa que el valor total a pagar por el usuario-generador será el resultante de la diferencia entre el valor monetario de la energía demandada de la red y el de la energía inyectada en la red, antes de calcular los impuestos. La compensación económica corresponde al precio al cual el distribuidor –Edenor, Edesur, etcétera– compra la energía eléctrica en el mercado mayorista –precio mayorista. Este valor será siempre menor al precio al cual el usuario la adquiere del distribuidor –precio minorista. Por otro lado, la ley establece incentivos para los potenciales usuarios. Uno de ellos es el Certificado de Crédito Fiscal que puede ser utilizado para el pago de impuestos nacionales. Consiste en un crédito de 30.000 pesos por cada kilowatt instalado, hasta un máximo de 2.000.000 de pesos por instalación. Adicionalmente, se conforma el Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables (FODIS) que tiene por objeto el otorgamiento de préstamos, incentivos, garantías, aportes de capital y otras herramientas para la implementación de sistemas de generación distribuida de origen renovable. El Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) es fiduciario, tanto del Fondo para el Desarrollo de Energías Renovables (FODER) como del FODIS. Tal como lo plantea el BICE en su sitio web, es importante que el FODIS sea utilizado para financiar la difusión, la investigación y el desarrollo de tecnologías de todo tipo para implementar generación distribuida de fuente renovable. Del mismo modo, integrar y entramar el sistema nacional de innovación –a través de las múltiples agencias y acciones del Estado nacional y provincial– emerge como otra tarea principal para llevar a cabo el desarrollo de esta implementación con tantos actores en juego.

 

Una mirada

Es para destacar que la transición energética hacia fuentes renovables requerirá también de la “generación distribuida”. A la luz de los resultados de estos últimos meses, estas políticas públicas requieren ser profundizadas o renovadas, para que permitan dar a este tipo de generación el salto cuantitativo necesario para que sean relevantes en el SADI. Un aporte desde una óptica microeconómica podría ser repensar el precio de compensación a los usuarios generadores. Un precio de compensación mayor podría generar incentivos económicos para la inversión en equipos que transformen a los usuarios en usuarios generadores de energía. No obstante, si el precio de compensación es mayor del que paga la empresa distribuidora, ésta puede verse tentada a demorar la instalación del medidor bidireccional, atentando con la propagación de microgeneradores. Una adecuada intervención de Estado puede alinear intereses de manera que se pueda transitar más rápidamente el camino hacia una generación distribuida masiva a partir de energías renovables. Por otro lado, desde un punto de vista sectorial se podría reformular la estrategia de promoción a partir de herramientas más amplias que un fideicomiso. Por último, hay mucho para hacer en cada distrito. Desde la normativa se puede fomentar la generación distribuida en las nuevas obras y construcciones, así como se la puede promover desde los edificios públicos.

Si avanzamos con éxito en el proceso de transición energética, veremos con mayor frecuencia ciudades con usuarios grandes o chicos que producen energía a partir de fuentes renovables –donde avanzan las nuevas tecnologías, que incluyen hasta la oportunidad de producir hidrógeno verde en un futuro– con los beneficios económicos y en calidad de vida que traen para sus habitantes y las nuevas generaciones.

 

Referencias:

Cammesa (2020): Informe Mensual. Noviembre. www.cammesa.com.

Ros A y A Zumino (2021): “Energías renovables, uno de los pilares para el desarrollo energético, económico, tecnológico y social de nuestro país”. El País Digital, 9-2-2021.

Secretaría de Energía (2021): Informe Generación Distribuida en Argentina Evolución de Trámites. Conexión de Usuario-Generador. Buenos Aires, Ministerio de Economía.

Testa ME y D Gomel (2014): Renovables. Generación eléctrica distribuida. Los Verdes.

 

Andrea Zumino es ingeniera en Sistemas de Información (UTN) y Alexander Ros es licenciado y master en Economía (UBA). Ambos son miembros de la Fundación para el Desarrollo Económico Sustentable (FUNDUS).

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