El impacto de las actividades humanas sobre la biodiversidad

Con frecuencia, cuando nos referimos a los efectos negativos provocados por la acción humana sobre el ambiente, solemos circunscribir el tema a la emisión de gases de efecto invernadero y a las consecuencias que conllevan en relación con el cambio climático. En otras ocasiones, pero adjudicándole una importancia menos significativa, hablamos de la contaminación en sus diferentes variantes y los impactos negativos que ocasiona sobre el ambiente. Tal vez, esto tenga que ver con que ambos son los impactos ambientales antrópicos primeramente identificados y sobre los que más se han realizado investigaciones, y, por ende, los de mayor difusión en todos los estamentos públicos y privados. Sin embargo, la acción humana no se limita solo a ellos, sino que también deja su marca –en muchos casos ya irreversibles– en otro aspecto de la naturaleza sobre el que hoy no cabe ninguna duda de la tremenda importancia que tiene a nivel ecosistémico. Se trata, específicamente, de la biodiversidad.

 

¿Qué es la biodiversidad?

La biodiversidad se refiere al conjunto de todas las especies que componen un ecosistema. Abarca todo el espectro viviente que va desde los microorganismos hasta los grandes vertebrados animales y todas las relaciones que entre ellos se producen. Altieri et al (2014), definen cuatro tipos de biodiversidad en los agroecosistemas: “productiva (cultivos y animales), destructiva (plagas, malezas, enfermedades), neutral (herbívoros no plaga que sirven de alimento a predadores) y benéfica o funcional como los polinizadores, los enemigos naturales, las lombrices, los microorganismos del suelo, etcétera, que cumplen roles ecológicos importantes en procesos tales como la polinización el control natural de plagas, el reciclaje de nutrientes, etcétera”.

De este modo, podemos asumir a partir de la definición que existe derivada una compleja interacción entre todos sus integrantes y que es la que determina su funcionalidad y su relevancia como parte de los ecosistemas. No obstante, la magnitud de su importancia la ha venido develando la ciencia a partir de sus múltiples investigaciones en una época reciente y, gracias a los resultados obtenidos, se ha comenzado con acciones –aunque muy tímidamente en la mayoría de los casos– para protegerla. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), un tratado internacional acordado en 1992, es una muestra en ese sentido.

 

¿Por qué es importante la biodiversidad?

Llegados a este punto, podemos decir que la biodiversidad que existe en la biosfera es la que provee de oxígeno, agua, alimentos y una multiplicidad de otros innumerables beneficios o servicios llamados ecosistémicos: razones por demás importantes que deberían ameritar un lugar de centralidad en nuestras atenciones prioritarias. La biodiversidad, entonces, cumple una función clave para el funcionamiento de todos los ecosistemas ya que participa en los procesos de: renovación, regulación, reciclaje y almacenamiento de nutrientes; control del microclima; regulación del flujo y almacenamiento del agua; desintoxicación de sustancias nocivas, etcétera.

Asimismo, con relación a los aspectos señalados, está también demostrado que cuanto más conservada está la biodiversidad en un ecosistema, menor es la posibilidad de que se vea alterado en su funcionalidad. Según Altieri et al (2014), los agroecosistemas biodiversificados tienen mayor capacidad de complementariedad, de compensación, de redundancia y de resiliencia, características a las que denomina como propiedades emergentes.

De esta manera, queda claro que la biodiversidad no es un tema que se pueda tratar con desdén o liviandad, muy por el contrario. Sin embargo, como en todo lo vinculado con temas ambientales, parecería ser una cuestión a la que no se le asigna la importancia que merece –no en la teoría, sino en los hechos– y, para peor, haciendo muchas cosas que terminan afectándola.

 

Las actividades humanas que impactan desfavorablemente sobre la biodiversidad

Según la ciencia, la humanidad estaría atravesando la sexta extinción masiva de especies, y fundamenta tal afirmación en que las tasas de extinción actuales son mil veces superiores a las que existían antes de la aparición de los humanos. En efecto, los procesos de extinción de especies no son eventos desconocidos en la historia evolutiva de la tierra. La diferencia es que anteriormente estaban influenciados por causas naturales. En cambio, hoy quien altera los ciclos naturales y a quien se le adjudica la principal responsabilidad sobre los procesos de extinción de especies es al ser humano. De esa manera, las principales presiones antropogénicas que producen pérdida de biodiversidad y afectación de los servicios ecosistémicos, son:

  • La destrucción y el deterioro de los hábitats, resignificados como la causa principal de pérdida de biodiversidad y producto del cambio de uso al que son sometidos los suelos de los ecosistemas naturales. Mediante estas transformaciones se destruyen los hábitats naturales de miles de especies. Además, los procesos de cambio de uso de los suelos ocasionan no solo pérdida total de hábitats, sino también su fragmentación, en cuyo caso los fragmentos más pequeños se ven imposibilitados de mantener poblaciones de especies o la funcionalidad de los ecosistemas.

  • La sobreexplotación de especies. Esta actividad produce disminución y desaparición de especies, sobre todo de las más vulnerables, debido a que la tasa de extracción es mayor que la de reposición de los individuos de una población. Además, este proceso se ve potenciado porque la velocidad de adquisición de conocimientos para generar una capacidad de respuesta es menor a la de la desaparición de las especies. Tiene su origen en causas eminentemente económicas.
  • La introducción de especies exóticas invasoras, que en muchos casos se convierten en plagas y son producto de una introducción accidental o deliberada, en este último caso debida a motivos económicos-comerciales. Las especies foráneas depredan, compiten, parasitan, causan enfermedades, se hibridan, modifican los hábitats y desplazan a las especies nativas. Los impactos sanitarios, ecológicos y económicos son muy significativos y difíciles de cuantificar.[1]
  • La contaminación con sustancias químicas del agua, el aire y el suelo tiene efectos devastadores sobre muchas especies y, actualmente, es un problema a escala mundial. Además de los compuestos químicos, hoy también hay que considerar la contaminación térmica, radiactiva, acústica, lumínica y visual.
  • El cambio climático, producto de las actividades humanas, produce modificaciones radicales en los ecosistemas y afecta a todos los organismos del planeta, alterando sus patrones de distribución y de migración.

 

Factores que inciden y potencian la pérdida de biodiversidad

Si bien la pérdida de biodiversidad es producto de las presiones mencionadas en el ítem anterior, hay factores que contribuyen para favorecerla y potenciar sus efectos. Entre ellos se pueden mencionar los siguientes:

  • En el último tercio del siglo pasado, entre 1970 y 2000, la población mundial se ha duplicado, la economía mundial se ha multiplicado por cuatro y el comercio mundial lo ha hecho por ocho. Así, para satisfacer las necesidades derivadas de esos incrementos, la tasa de deforestación se incrementó a niveles nunca antes conocidos debido a la mayor demanda de tierras para cultivo, las cuales incluyen áreas consideradas marginales y más inestables desde el punto de vista ecológico. Para tener una idea de la magnitud del problema, solo entre 1980 y 2000 desaparecieron 100 millones de hectáreas de bosque tropical, que son las áreas que concentran la mayor diversidad de especies del planeta.
  • La urbanización creciente requiere de mayores superficies para ocupación, extendiéndose en muchas ocasiones sobre humedales, zonas de extrema importancia ecológica por la enorme cantidad de especies que las habitan, como así también de los servicios ecosistémicos que brindan. Así, la pérdida de humedales es alarmante: para el año 2000 se calculaba que solo se conservaba el 13% de los existentes en el año 1700.
  • La actividad agrícola, por sí misma, también tiene un alto impacto sobre la biodiversidad. Según el último reporte global del Convenio de Diversidad Biológica, una de las mayores causas de pérdida de biodiversidad –estimada en un 70%– está atribuida a la agricultura. El monocultivo, la utilización de agroquímicos y de fertilizantes, la quema de combustibles fósiles y la producción de metano por parte de la ganadería, tienen una elevada incidencia sobre la biodiversidad.

 

Algunos datos que deberían inquietarnos

  • Según un panel intergubernamental de científicos, cerca de un millón de especies animales y vegetales se encuentran en peligro de extinción. Solo por los procesos de expansión urbana, el 25% de las especies de animales y plantas se hallan amenazadas.

  • Asimismo, se ha publicado un informe que dice que entre 1970 y 2016 las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles han experimentado una reducción estimada en un 68%.
  • Las investigaciones también dan cuenta de que en los últimos 50 años los ecosistemas han sufrido modificaciones más rápidas y más extensas que en cualquier otro período histórico y no se visualiza que este proceso vaya a disminuir.
  • Por otra parte, el 23% de la superficie terrestre productiva se encuentra degradada.
  • La contaminación por plásticos se ha decuplicado desde 1980.
  • Anualmente, se vierten en el mar entre 300 y 400 millones de toneladas de compuestos tóxicos y la contaminación por plásticos, que en su gran mayoría también termina en aguas marinas, se ha decuplicado desde 1980.
  • Un estudio publicado en 2018 por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) alerta acerca de que las actividades humanas podrían llegar a producir la extinción del 50% de las aves y mamíferos africanos a finales de 2100.
  • La misma IPBES dice que solo el 25% de la superficie del planeta está libre del impacto de la actividad antrópica, estimando que ese valor podría reducirse al 10% en 2050.
  • Finalmente, se calcula en un 47% la pérdida de ecosistemas naturales, que por otro lado afectan particularmente a los pueblos indígenas, por su alta dependencia de los elementos de la naturaleza.

¿Se puede restaurar la biodiversidad?

El mencionado Convenio sobre Diversidad Biológica plantea tres objetivos: el primero está referido a la conservación de la biodiversidad; el segundo lo hace en cuanto a la utilización sostenible de todos sus componentes; y el tercero habla acerca del reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos. Es conveniente recordar que todos los factores que afectan a la diversidad biológica se deben a las actividades realizadas por los humanos, por lo que la mitigación o solución de esta problemática –o por lo menos el intento– se debería buscar y realizar desde ese mismo lugar. Además, lo que durante la mayor parte de la historia fueron efectos a pequeña escala, hoy se han transformado en impactos de gran escala con proyección planetaria, el denominado cambio global, una de las principales amenazas a la biodiversidad.

Pero, a pesar de la conciencia acerca de la gravedad que supone la pérdida de diversidad biológica, las metas previstas para el 2020 en lo que concierne a la consecución de los objetivos del Convenio no han sido alcanzadas. Solo se lograron moderados avances. Aun así, los científicos aseguran que todavía estamos a tiempo de revertir esta situación, lo cual se lograría con un cambio de actitud basado en los siguientes aspectos:

  • en la tierra, a partir de la protección de las áreas salvajes; acción tendiente a actuar sobre la conservación y la restauración;
  • en la agricultura, mejorando la naturaleza y realizando prácticas de producción orientadas a la sustentabilidad;
  • en las ciudades, creando espacios naturales;
  • en los océanos, protegiendo los hábitats marinos; acción tendiente a actuar sobre la conservación y la restauración;
  • en las aguas terrestres, protegiendo los lagos y ríos para la vida silvestre;
  • en el clima, reduciendo el impacto del cambio climático;
  • en la comida, a partir de un cambio en la dieta basado en especies vegetales;
  • en la salud, mediante tareas de supervisión del medio ambiente para ayudar a la salud;
  • la reducción del consumo, lo cual tendría un gran impacto sobre la eliminación de deshechos –especialmente los plásticos–, reduciendo de este modo la contaminación ambiental;
  • adoptando esquemas de producción campesinos, los cuales están basados en la diversificación, son multifuncionales y, por lo general, conllevan modificaciones que impactan favorablemente sobre los sistemas de producción y activan procesos de reciclaje, de control biológico, de antagonismo, de alelopatía, entre otros, todos esenciales para mantener la sostenibilidad y productividad de los sistemas ecológicos.

Las repercusiones que estas modificaciones ocasionarían sobre la diversidad biológica también han sido estimadas por expertos y expertas, y permiten sostener sus afirmaciones en cuanto las posibilidades de reversión del proceso. El siguiente gráfico da una visión del impacto de diferentes acciones sobre la biodiversidad.

El Fondo para el Medio Ambiente Mundial aprobó en 2020 cinco proyectos para restauración de paisajes y ecosistemas y conservación de la biodiversidad, en cinco países latinoamericanos. En Brasil, orientado para la conservación de la biodiversidad y los humedales del Amazonas; en Chile, tendiente a favorecer la recuperación de la productividad de los sistemas silvoagropecuarios y sus entornos naturales mediante el manejo sostenible programado; en México, con el propósito de incorporar la conservación de la biodiversidad, la gestión integrada del paisaje y la conectividad de los ecosistemas en programas sociales; en Nicaragua, con el objetivo de conservar la biodiversidad de importancia global y mejorar los servicios ecosistémicos en la Reserva Biológica Indio Maíz, junto a los pueblos indígenas y las comunidades locales; y en Venezuela, para promover la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, detener y revertir la degradación de la tierra y la deforestación, y gestionar los bosques de manera sostenible. Todos estos proyectos están dirigidos, en su gran mayoría, a pequeños y medianos productores, muchos ligados a poblaciones indígenas. El objetivo es promover prácticas sostenibles ambientalmente, mejorar la calidad de vida de miles de personas, ser realizados bajo perspectiva de igualdad de género, y tener un fuerte componente participativo, sobre todo en lo que a poblaciones indígenas se refiere.

Como se puede apreciar en los ejemplos mencionados, existe un conocimiento cabal y una toma de conciencia acerca de la problemática ambiental en general y de la diversidad biológica en particular, la cual se ve plasmada en la creación de organismos dedicados específicamente para su atención, y a los que los países adhieren como forma de expresar su preocupación relacionada con los temas ambientales. No obstante, es conveniente resaltar que muchas de estas adhesiones son políticas y no se traducen en hechos concretos, sino en actitudes maquilladas. No son todos los casos, pero los hay. De manera que existen instituciones, existen proyectos, existe preocupación y existe conocimiento del significado de la pérdida de diversidad biológica. Por lo tanto, para revertir este proceso y poder habitar un mundo más saludable, lo único que es imprescindible y que amalgama todo lo anterior es el compromiso por parte de todos los niveles ciudadanos, algo que hasta ahora no se ha visto reflejado en hechos contundentes.

 

Referencias Bibliográficas

Altieri M, C Nicholls y R Montalba R (2014): “Biodiversidad y agricultura campesina”. LEISA, Revista de Agroecología, 30-1.

Briggs H (2020): Biodiversidad. “Somos la especie más peligrosa de la historia”: Cinco gráficos que muestran el impacto de la actividad humana sobre la biodiversidad. www.bbc.com/mundo/noticias-54370833.

CEPAL (sf): Daño y pérdida de biodiversidad. www.cepal.org.

Eastmond A y A García de Fuentes (sf): Impactos de los Sistemas Agropecuarios sobre la biodiversidad. www.cicy.mx.

Kermez S (2009): ¿Por qué se pierde la biodiversidad? México, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

Noticias ONU (2020): Cambio climático y medioambiente. Cinco nuevos proyectos para restaurar la biodiversidad comenzarán en América Latina. https://news.un.org.

Redacción BBC News Mundo (2019): 4 gráficos que muestran la “alarmante” degradación de la biodiversidad del planeta. www.bbc.com.

Rodríguez JP (2001): “La amenaza de las especies exóticas para la conservación de la biodiversidad suramericana”. Interciencia, 26(10).

Semana (2019): El devastador impacto del hombre en la biodiversidad tiene bajo amenaza un millón de especies. www.semana.com.

[1] Luego de la pérdida o de la modificación del hábitat, la introducción de especies foráneas está considerada la segunda amenaza en importancia para la biodiversidad planetaria. La pregunta que cabe realizar es: ¿por qué la introducción de especies exóticas produce un impacto tan alto contra la biodiversidad? La respuesta admite varias explicaciones. En primer lugar, porque cuando las especies invasoras llegan a un nuevo lugar carecen de enemigos naturales que sí tienen en su hábitat de origen y, en segundo lugar, porque las especies nativas no cuentan con los elementos necesarios para defenderse, sobre todo cuando las especies introducidas poseen una gran fuerza selectiva. Por otra parte, este último aspecto depende de varios factores: a) poseer una gran capacidad de dispersión; b) comportarse como plaga en su hábitat original, en este caso lo tendrán también en la nueva área si las condiciones climáticas son similares en ambos casos; c) si los intentos por instalar la especie en cuestión son frecuentes, mayores son las probabilidades para que se establezca; d) sucede lo mismo si el ambiente receptor sufre frecuentes e intensas perturbaciones; y e) si el ambiente destino tiene similitudes ambientales, la mayor frecuencia de introducción de propágulos también favorece su instalación. Las amenazas a la salud humana por la introducción de especies exóticas se manifiestan, por ejemplo, a partir de invasores biológicos transportados por los seres humanos: tal es el caso de una enfermedad infecciosa como la malaria. Los efectos sobre el bienestar económico son cuantificables a través de los daños causados sobre las actividades económicas humanas o mediante la estimación de las erogaciones en dinero necesaria para combatirlos. Las amenazas al funcionamiento de los ecosistemas se producen cuando, por ejemplo, se introducen pastizales que crecen en formaciones densas y susceptibles al fuego, sobre todo ante intensidades bajas de pastoreo, por lo que en el ambiente receptor sufren incendios más frecuentes e intensos y queman áreas aledañas. Las amenazas a la supervivencia de las especies nativas: muchas veces, la introducción de especies exóticas elimina totalmente la fauna nativa. Un ejemplo es lo que ha ocurrido en el Titicaca, que ha afectado no solo a los peces, sino que se ha extendido a sapos, patos, garzas jóvenes, a la cacería de aves, y que, además, está provocando una eutrofización por parte de las instalaciones de piscicultura.

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