Milagro en elecciones

Las elecciones del 14 de noviembre auguran un resultado nublado para el Frente de Todos (FDT). Pensar en la gestión es fundamental para conocer qué pasa con el electorado que acompañó a la coalición nacional y popular en 2019 y no repitió su voto en las PASO de 2021. Muchas razones sirven para interpretar los movimientos y vaivenes que definen elecciones: aspectos sociales, socioeconómicos, políticos y culturales, y también es útil analizar las ausencias. Milagro Sala es central en este camino sobre las ausencias en la gestión y en la propuesta de campaña del FDT. Su encarcelamiento y persecución judicial opera disciplinando a sectores políticos, y a la vez condiciona las políticas y las respuestas estatales para los sectores populares de los últimos años.

Privar de su libertad a Milagro Sala fue un castigo político del gobernador Gerardo Morales, quien –en la misma línea que Bolsonaro y junto al Poder Judicial la encierra el 16 de enero del 2016 por organizar un acampe; ser la autora intelectual de un huevazo; amenazar por teléfono a un agente policial; y finalmente defraudar al Estado, en una causa sin evidencias empíricas, basada únicamente en declaraciones de testigos que se autoincriminaron y que obtuvieron obras habitaciones del Instituto de la Vivienda en Jujuy a partir de sus declaraciones contra la conductora de la Tupac Amaru. Sin cargos relevantes en la estructura administrativa nacional Sala construyó más de 8.000 casas, salitas de salud, centros educativos, cooperativas textiles, y hasta una hermosa una piscina pública para los chicos y las chicas del Jujuy profundo. Una mujer indígena que vivió la marginalidad en carne propia puso la política de vivienda en el centro de la agenda política del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con una fuerte organización territorial que respaldó las demandas y consigu persuadir al gobierno nacional de entonces.

La ausencia de Milagro en estas elecciones no sólo debe interpretarse en el campo de los simbolismos políticos y los personalismos: es además una ausencia política en el Estado y en su capacidad de respuesta a las demandas de los sectores más vulnerados. Decir que faltó Tupac Amaru en el Frente de Todos es decir que no hubo suficiente organización territorial para persuadir a la agenda política del frente gobernante sobre las urgencias que se sufren en los territorios. Las demandas de las organizaciones territoriales, al igual que otras demandas, quedaron eclipsadas con la agenda de la pandemia. La construcción de viviendas o el acceso a la tierra y el urbanismo se redujeron a políticas dirigidas a un número poco significativo de personas beneficiadas y sin impacto real en una sociedad que venía de atravesar la crisis del neoliberalismo tardío hasta 2019. Las políticas focalizadas no sirven en tiempos peronistas. Construyen escenarios políticos con clima de frustración, distinto a las políticas universales que permiten la transformación y la ampliación de derechos.

Faltó la libertad de Milagro, porque su encarcelamiento es la ratificación de una derecha que espera que las mujeres, las personas de sectores populares y los pueblos originarios vivan en la exclusión y no se corran del rol de servidumbre. Y faltó Milagro en la gestión, porque no podemos teorizar sobre lo que no pasó, pero sí podemos acordar que una agenda de ampliación de derechos con políticas universales, federales e igualitarias que se construya con recursos y presupuestos reales mejora las condiciones de vida reales de los sectores más afectados por el neoliberalismo, y robustece las preferencias electorales.

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