Las PASO a gobernador en la provincia de Buenos Aires, un voto de conciencia

El mapa del resultado de la votación refleja esta vez con notable fidelidad la realidad económica, social y política del pueblo de la provincia. Refleja no solo el nivel socio-económico de sus votantes, sino mucho más: su identidad cultural –influencia del radicalismo en los partidos del centro y sur de la provincia–, sus aspiraciones a futuro y su vocación por el trabajo y la producción.

El conjunto de la población ha visto caer su nivel de vida y el acceso a bienes en estos cuatro años. Quedan fuera de este diagnóstico los beneficiarios directos e indirectos de la quita de retenciones a los productos agropecuarios, también con fuerte influencia en los perjuicios reales o ficticios sufridos durante los gobiernos kirchneristas. Esto se evidencia con claridad en las localidades chicas, sin industrias que balanceen la elección con su personal ocupado. San Nicolás, Ramallo o Zárate, el cordón industrial costero al Río Paraná donde la producción agropecuaria es equilibrada por importantes industrias, son ejemplos de este balance: los trabajadores industriales, con mayor conciencia social y además fuertemente golpeados por la caída de la producción industrial, dan el triunfo a la fórmula Kicillof-Magario (K-M).

En el Conurbano se concentra el grueso de la población de la provincia, más de diez millones de habitantes. En él la caída de la industria y la falta de atención del gobierno provincial a los principales problemas: educación, salud o seguridad, solo fueron compensados con mucha propaganda, discursos y algún Metrobus. Allí recuperaron la casi totalidad de los municipios su identidad popular y votaron a la fórmula K-M, con porcentajes abrumadores que llevaron a que, computando según la ley electoral provincial, alcanzaran un 52% de los votos en toda la provincia. No cumplen este enunciado Vicente López y San Isidro, los ricos partidos del Conurbano norte, más parecidos a barrios ricos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que al resto del Conurbano. En especial, el segundo cordón muestra un promedio del 60% de votos a la fórmula K-M, frente a un 30% de Vidal. En el primer cordón, con población más influenciada por los medios masivos de difusión, la propaganda del gobierno y sin duda menos golpeada económicamente, K-M tienen porcentajes más bajos, pero siempre cercanos al 50%.

Estas son las cifras. ¿Qué mensaje nos entregan? El fracaso de las encuestas es total, ninguna se aproximó a la realidad. ¿La “calle” daba este mensaje, mostraba esta tendencia? Algunos dirán que sí, que había una movilización importante, mucho cartel a mano, mucho visitar a los vecinos. Aquellos que tenían un contacto más amplio –el caso de un dirigente gremial que quince días antes me dio su opinión: ganaban K-M por el diez por ciento– eran más optimistas. Quienes reciben comunicación indirecta, menos optimistas.

El Frente de todos, consiguió llegar con su mensaje de producción y trabajo: “vamos a poner en marcha al país”. Consiguió sacar a las mayorías del planteo egoísta de “a mí nadie me dio nada”, del emprendedurismo, del Uber y el reparto en bicicleta. La esperanza de una sociedad que trabaja, que produce, que busca el bienestar de todos, en especial de los más débiles, que reconoce la necesidad del Estado cuidando al conjunto. Confrontando con una propuesta de nuevos bienes que llegarán después del esfuerzo –del que ya hicieron, sin ver ningún resultado.

No se realizaron grandes campañas. En poco tiempo creció la conciencia de modificar el rumbo de un gobierno que genera beneficios para unos pocos. Las tarifas de servicios, electricidad, gas, combustibles, peajes, agua y cloacas, se transformaron en estos cuatro años en una pesadilla para todos. Sí, para todos, aun los más beneficiados, derivando ganancias enormes para unas pocas empresas que permanentemente se mostraban como amigas del poder, en una sociedad obscena.

¿En dos años cambió tanto la conciencia popular? Sí, cambió, no en todos, pero sí en un importante porcentaje que dejó de creer en las mentiras y las falsedades que plantearon Cambiemos, Vidal y los medios masivos de difusión.

El gran desafío que tenemos por delante es consolidar esta conciencia, afianzando un proyecto de sociedad con trabajo, producción y justicia social, y concretando un gobierno que, con transparencia y sensibilidad social, inicie un nuevo rumbo para todos los bonaerenses, que en esta elección mostraron que están dispuestos a luchar por una vida mejor, con solidaridad y justicia.

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