La industrialización nuevamente como alternativa para el desarrollo

Con la aparición de la pandemia generada por el COVID-19, se han vuelto a producir hechos solo comparables con los ocurridos durante grandes catástrofes mundiales, tales como la primera y la segunda guerra mundial. Estos han sido la dificultad o incluso imposibilidad de acceder a insumos o equipamientos que las naciones necesitan, desencadenando luchas comerciales o económicas, e incluso de secuestro de estos elementos por parte de grandes países. La reglas que aseguraban el libre comercio y su seguridad parecen haber quedado obsoletas y los recursos los obtiene el más fuerte, o aquel que tiene la capacidad de producirlo.

Esto como país nos vuelve a una situación similar a la que enfrentó primero Yrigoyen, creándose en ese entonces YPF, por la dificultad y la poco conveniente dependencia de esta industria estratégica para el desarrollo industrial nacional. Se empezó de a poco con un incipiente proceso de sustitución de importaciones. Durante la segunda guerra mundial y ya con el Gobierno de Perón, el país volvió a enfrentar esta situación, encontrándose sin posibilidades de acceder o de hacerlo con dificultad a los productos que la sociedad necesitaba y sin una industria nacional capaz de producirlos. Ante esta situación se decidió profundizar el proceso de sustitución de importaciones a partir de la industrialización de Argentina, con la idea del autoabastecimiento. Pero claramente para ello no solo se desarrolló la industria, sino que también y muy fuertemente lo hizo el sector científico tecnológico, que permitía lograr nuestros propios productos, desde los más básicos hasta los más sofisticados, del campo de la medicina, aeroespacial, etcétera, necesarios para la vida civil, pero también para la defensa nacional.

La situación actual nos plantea el interrogante de si, dado el contexto mundial y las capacidades humanas y tecnológicas de Argentina, no es necesario propender al autoabastecimiento, es decir, a la fuerte industrialización de sectores estratégicos y al apoyo al desarrollo científico tecnológico nacional. Parece preocupante depender de que otros países, o incluso de grandes empresas transnacionales, cuyo fin es únicamente económico, nos provean o no de los recursos necesarios para enfrentar esta pandemia, o de aquellos elementos que es incierto cómo se van a comercializar y distribuir entre los países después de esta gran crisis sanitaria y económica que ha afectado al mundo entero.

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