Los cuidados: la justicia social del siglo XXI

Esta campaña es inédita en la historia del país: se desarrollará en el marco de una pandemia. De todos los debates, hay uno que fue central en las preocupaciones: los cuidados. Los trabajos “esenciales”, su precariedad y su alta feminización: enfermeras, médicas intensivistas, promotoras sociales, entre otras, y la sobrecarga del trabajo doméstico, siempre en los hombros de las mujeres. En el mundo se discute y se propone como salida de la pandemia la inversión en políticas de cuidado. Se fortalecen planteos de la economía feminista en América Latina y surgen voces en Europa que plantean una “Economía de la vida” –economía centrada en la inversión en salud, educación, alimentación y energías renovables– como estrategia de transformación estructural y sustentabilidad social, económica y ambiental.

La campaña del Frente de Todos arranca con un “Salimos para encontrarnos con la vida que queremos”, un mensaje esperanzador y necesario. Lo que vendrá tendrá como prioridad una reactivación económica que vuelva a poner en el centro al empleo, los salarios y la vida. La vida en el centro. Para ello deben ser “los cuidados” –políticas públicas para la primera infancia, atención personalizada a personas mayores y con discapacidades, reconocimiento y jerarquización de los trabajos de cuidados– la política estratégica y trasformadora que se proponga a la sociedad de cara a las elecciones legislativas. Tienen la potencia de resolver los problemas centrales de nuestro país: la reactivación de la economía vía la generación de empleo y el logro de un mayor bienestar, y la disminución de las desigualdades y de una pobreza cuya feminización e infantilización se vieron incrementadas fuertemente durante la pandemia.

La organización y la resolución de los cuidados en la Argentina muestra una gran injusticia de género y social, con la alta familiarización o “feminización de quienes cuidan”. Datos recientes muestran que en el 90% de niños y niñas y el 80% de personas mayores los cuidados son hechos por mujeres.

El Estado tiene una deuda histórica con la primera infancia –etapa clave para el desarrollo que luego no se puede recuperar– respecto al acceso a servicios educativos de la población en los sectores más desfavorecidos. Para las elecciones presidenciales de 2019 la Comisión de Cuidados de los Equipos Técnicos del PJ nacional elaboró propuestas donde planteó que las necesidades de cuidados en niñas, niños y personas mayores requerían de la creación de 1.200.000 puestos de trabajo para la provisión de servicios de calidad. En su primer discurso a la Asamblea Legislativa, el presidente Alberto Fernández planteó al “trabajo doméstico” como obstáculo para la igualdad entre los géneros, reconociendo su valor económico y recogiendo las demandas históricas de las mujeres expresadas en los Paros de mujeres y diversidades, nacionales e internacionales. En 2019 creó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, lo que formalizó la institucionalización de esta agenda en el más alto nivel del Estado. Ello fue seguido por la interministerial de cuidados y género en ministerios y agencias del Estado; las cien medidas vinculadas a los cuidados, muchas de ellas apoyando la resolución de problemas agudizados en la emergencia sanitaria por la pandemia; la Campaña “Cuidar en Igualdad”; los Parlamentos de Cuidados en todas las provincias argentinas; y el mandato de avanzar en la construcción de un marco legal rector de las políticas de cuidado, que propone un nuevo paradigma ordenador del compromiso asumido por el Estado con esta agenda. Las tareas históricamente asignadas y desempeñadas por las mujeres en el ámbito de los hogares y en la comunidad, “por amor”, serán reconocidas como trabajo, jerarquizadas y redistribuidas a partir de la integración y creación de un Sistema Nacional de Cuidados (SINCA).

Los desafíos por delante son enormes, como la lacerante cifra de casi 60% de niñas y niños pobres en la Argentina, lo cual constituye un imperativo ético y político. Se requiere del peronismo un paso fuerte de posicionamiento que priorice a los cuidados desde la sostenibilidad de la vida como lógica rectora, respondiendo al compromiso expresado por el presidente de “comenzar por los últimos para llegar a todos”, como base para una reconstrucción transformadora de las desigualdades de nuestro país. Tenemos historia y experiencia para abordar este desafío: desde el Estado de Justicia peronista hasta la recuperación y la consagración de derechos sociales y de nueva generación en la “década ganada”. Hubo además una enorme capacidad de respuesta y gestión en el contexto de la pandemia, en un país devastado y en crisis, que son una base para lo que viene. Nuestra fortaleza está en los sindicatos, los feminismos, los movimientos sociales y las organizaciones de base, y en nuestras mejores tradiciones en materia de derechos sociales.

 

Decálogo de los cuidados

La campaña legislativa del Frente de Todos debe asumir una “batalla cultural y programática” en torno de estos ejes que se proponen como el decálogo de una agenda de cuidados en la política.

a) Los cuidados pueden remover la injusta división sexual del trabajo

La crítica feminista de la “Segunda Ola” desnaturaliza y politiza la división sexual del trabajo que asigna para los varones el trabajo productivo y el reproductivo a las mujeres; y reconoce el aporte económico del trabajo doméstico y la condición del “trabajo invisible” como una explotación que genera plusvalía y es la base de la subordinación de las mujeres que sostiene el patriarcado y aprovecha el capitalismo. Las luchas de las mujeres y las feministas desde la transición democrática en nuestro país estuvieron centradas en esa problemática. Se avanzó en leyes de cupos para la representación política, planes de igualdad, derechos laborales para las trabajadoras de casas particulares, acceso a la jubilación de mujeres, encuestas del uso del tiempo, entre otras. A pesar de los cambios en la incorporación de las mujeres al mundo público, la persistencia de la división sexual del trabajo es denunciada en nuestro país y en el mundo como el obstáculo para la igualdad entre los géneros. El mencionado Paro de Mujeres es una potente expresión de estas demandas.

b) Los cuidados sostuvieron y sostienen la vida

Los cuidados son todas las actividades –remuneradas, no remuneradas o mal remuneradas– indispensables para la satisfacción de las necesidades integrales de subsistencia y reproducción de las personas a lo largo de todo su ciclo vital, desde la crianza de niños y niñas, los cuidados a personas mayores o enfermas, lavar y cocinar, o procurar las condiciones sociales y sanitarias para sostener la vida. La reinvención de la división sexual del trabajo en “cuidados”, promovida por los estudios de género de los países del Norte, avanzó hacia una dimensión más comprensiva que incluye a quienes reciben los cuidados y las trabajadoras y los trabajadores del cuidado. También reivindica el cuidado de la vida humana y el del ambiente, ambos indispensables y entrelazados. En el marco de las transformaciones sociales, económicas y culturales de la época, el crecimiento de las mujeres en “los mundos del trabajo”, la extensión de la expectativa de vida, la crisis de los estados de bienestar y el aumento del desempleo han generado lo que se denominó “crisis de los cuidados” o “crisis de la reproducción social” –así la define la economía feminista latinoamericana.

c) Una organización de los cuidados más justa

Una organización más justa debe ampliar y fortalecer la oferta pública y comunitaria de cuidados, articulada a servicios estatales y privados que alivien los modos en que las personas, las familias y las comunidades –muy en particular las que están en situación de pobreza– resuelven sus necesidades y su derecho a cuidar y a recibir cuidados.

d) Los cuidados como Derechos Humanos

Los cuidados son el piso para el acceso a otros derechos. Todas las personas deben tener garantizado el derecho humano universal al cuidado: a cuidar, a recibir cuidados y al autocuidado. El Estado debe garantizar su ejercicio progresivo en condiciones de igualdad, para acercar a la Argentina al cumplimiento de normas tales como la Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las Personas Mayores; los consensos de la V Conferencia Regional de las Mujeres de la CEPAL; el Consenso de Quito; entre otras.

e) Economía del cuidado

La economía del cuidado se centra en el conocimiento del aporte de los cuidados al funcionamiento del sistema económico, analiza las relaciones de clase y de género, los distintos actores que brindan cuidados, la relación entre la reproducción social y las desigualdades sociales, y los impactos económicos y sociales de las políticas públicas necesarias para una justa organización de los cuidados.

f) Los cuidados, un nuevo paradigma ordenador de la acción estatal

Proponemos la creación de un Sistema Nacional de Cuidados (SINCA), un ámbito institucional desde donde el Estado, responsable de la coordinación, planifique, junto a organismos públicos con competencia en políticas públicas de cuidado y en articulación con los estados provinciales, los servicios que brindan personas y efectores del sector público, privado y de la comunidad.

g) Fortalecimiento interministerial de los cuidados

La mesa interministerial de cuidados creada por el Poder Ejecutivo Nacional en el ámbito de la Jefatura de Gabinete de Ministros y coordinada por el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad está constituida por 16 organismos públicos, con el fin de impulsar políticas integrales con perspectiva de género en materia de cuidados en niñas, niños, personas mayores y con discapacidades, y trabajadoras y trabajadores de cuidados. Se presentaron cien medidas que comprometen recursos del Estado aplicados a resolver necesidades y demandas vinculadas a los cuidados.

h) Parlamentos territoriales de cuidados y campaña Cuidar en Igualdad

La vía para construir una política federal y participativa es una estrategia multisectorial donde confluyan organismos del Estado nacional y provincial con organizaciones de la sociedad civil.

i) Ley de cuidados

El Poder Ejecutivo Nacional presentará el anteproyecto de “Ley de cuidados en igualdad”, elaborado por una comisión de expertas y expertos que significará un cambio de paradigma respecto a los cuidados, con el fin de redistribuir, reconocer y remunerar aquellas tareas asignadas históricamente a las mujeres, y creando el SINCA. El debate y el trabajo en torno a la Ley será una instancia de creación de consensos y de instalación pública de esta agenda.

j) Un pacto social por los cuidados

La envergadura de las transformaciones que plantea la Ley de cuidados requerirá importantes inversiones y una concertación social entre el sector privado y los sindicatos, que deberán contar con la comprensión y el compromiso de las fuerzas políticas y sociales. Debe ser una causa de toda la sociedad.

 

Bibliografía

Attali J (2021): La economía de la vida. Buenos Aires, Libros del Zorzal.

Faur E y F Pereyra (2018): “Gramáticas del cuidado”. En La Argentina del siglo XXI, Buenos Aires, Siglo XXI.

Franganillo V y otras (2019): “Comisión de cuidados, propuestas para una agenda”. Movimiento, 18.

Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado (2020): Hablemos de cuidados. Buenos Aires, Presidencia de la Nación.

 

Virginia Franganillo es socióloga, especialista en Estudios de la Mujer, integrante del movimiento de mujeres y coordina la Comisión de Cuidados de los Equipos Técnicos del Partido Justicialista nacional. Fue creadora del Consejo Nacional de la Mujer y lideró, entre otras, el logro de la Ley de Cupos en la Argentina. Dirigió la Red de Oficinas de Gobierno de la Mujer en América Latina para el Cono Sur.

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