Una herramienta estratégica del primer peronismo en el siglo XXI: el Consejo Económico y Social

El 19 de febrero el presidente Alberto Fernández lanzó el Consejo Económico Social en un concurrido acto, aglutinando al empresariado, el sindicalismo y a la academia. Los miembros del Consejo representan al universo multisectorial de la Argentina. Está conformado por una lista de 25 referentes de esos ámbitos y será presidido por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.

El nuevo organismo estará destinado a desarrollar políticas a mediano y largo plazo. Habrá un Consejo Asesor integrado por personalidades internacionales, entre quienes se cuentan el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; los expresidentes Dilma Rousseff y José “Pepe” Mujica; el economista estadounidense Jeffrey Sachs; Enrique Iglesias, con más de 20 años de trayectoria en el Banco Interamericano de Desarrollo; Mariana Mazzucato, economista estrella a nivel mundial; Ricardo Lagos, expresidente de Chile; Luigino Bruni, economista asesor del Papa Francisco; Alicia Bárcena, secretaria general de la CEPAL; Rebecca Grynspan, secretaria general de la OEA; y José Antonio Ocampo, economista del sistema de Naciones Unidas.

El órgano tiene diez puntos centrales para cumplir sus objetivos, según un informe elaborado por sus autoridades:

  1. Primero los últimos: cualquiera sea el tema, el enfoque prioriza la integración de las y los más pobres y excluidos.
  2. El bien común: se representa un sector para incorporar valor desde allí a proyectos compartidos, y no para no pujas individuales.
  3. Foco en el futuro: proyectos y soluciones creativas que unan, por sobre las diferencias o visiones del pasado.
  4. De lo simple a lo complejo: hacia las grandes metas, por pequeños pasos.
  5. Confianza: no solo importa el impacto de los proyectos, sino los lazos de pertenencia y el aprendizaje en la acción.
  6. Subsidiariedad, respetando a las instituciones existentes y sus ámbitos de actuación: no sustituye a ministerios, ni a actores sociales, sino que los potencia.
  7. Resultados: proyectos técnicamente sólidos, innovadores, estratégicos y medibles, con financiamiento y victorias tempranas que los consoliden.
  8. Enfoque sinérgico y contracíclico: las misiones no son compartimentos estancos, se retroalimentan entre sí y buscan una visión de largo plazo.
  9. Diversidad y capilaridad: una estrategia federal y participativa, con perspectiva de género, que en su funcionamiento revele el espíritu integrador de su visión de país.
  10. Compromiso de los actores de transformar de acuerdo con una voluntad efectiva de implementación de proyectos y cambios.

El flamante Consejo tendrá como objetivo la construcción colectiva de políticas de Estado en una experiencia inicial de mil días. Tal como destacó Beliz: “Durante ese lapso ordenará su trabajo en cinco misiones claves para el desarrollo nacional, que involucran transversalmente a diferentes áreas de gobierno y sectores sociales”. Dichas áreas de trabajo serán: Comunidad del cuidado y seguridad Alimentaria; Educación y Trabajo del futuro; Productividad con Cohesión Social; Ecología Integral y Desarrollo Sustentable; y Democracia Innovadora.

Por lo que podemos observar, este proyecto materializado por Alberto Fernández será uno de los pilares de los desafíos de la Argentina del nuevo siglo. Desde esta dimensión, y tomando en cuenta la importancia de lo expuesto, pasamos a explicar el funcionamiento del Consejo Económico Social creado por Juan Domingo Perón en su primer Gobierno, como primer antecedente de lo que hoy se ha creado.

 

El Consejo Económico y Social en el primer Peronismo

Realizamos un pequeño ensayo sobre el origen y los fundamentos de estos ámbitos de diálogo multisectorial en el Justicialismo desde un basamento doctrinario del enfoque impulsado por su líder: el Justicialismo cuenta con una filosofía económica integrante de una cosmovisión más amplia, de contenido político-social. Esa dimensión filosófica está ligada a los valores que guían el comportamiento de los agentes en el campo económico.

Los valores son pautas de orientaciones de conducta. Los consustanciados con el ideario justicialista son: solidaridad, modernización, participación y justicia social, entre otros. Los valores no son el sistema económico social, pero sí conforman su cúpula. Las conductas tienen en ellos los referentes últimos de sentido.

La Comunidad Organizada es un texto doctrinario de Perón que posee gran significación. Su mensaje esencial se encuentra en el vínculo entre la realización de la comunidad y la personal. La afirmación comunitaria frente al individualismo egoísta no implica un culto al gigantismo de Estado. Más bien apunta a la emergencia de instituciones que empiezan a desplegarse. La comunidad nacional aparece como medida del “nosotros” más acabado y abarcador en la etapa histórica que atravesamos. Justamente ese “nosotros” se vertebra a través de la persona del “yo”.

Llevado a la faz práctica, el Peronismo en su experiencia de gobierno llevó a cabo diversos ensayos que trasuntaron la filosofía de la convivencia y de la unidad nacional. Un antecedente de proporciones estriba en el Consejo Nacional de Postguerra instituido por el Decreto 23.847 del 25 de agosto de 1944, una instancia generada por el gobierno militar de la revolución del 4 de junio de 1943. El Consejo de Postguerra fue creado como órgano de consulta del vicepresidente de la Nación –Juan Perón– e integrado por representantes de diversos ministerios, organismos y reparticiones vinculados al quehacer económico-social, educativo, de la política exterior y de la defensa nacional. Se incluyeron también representantes patronales y obreros. Más allá de las cuestiones del corto plazo, la actividad de este Consejo apuntaba al mediano y largo plazo, a efectos de que precisara las nuevas formas que debían adoptar las relaciones económicas y sociales del país, internas y externas. Su creación reflejaba una toma de conciencia de la planificación como una modalidad ordenada y anticipada de captar y guiar el funcionamiento de la dinámica socioeconómica. Su dirección fue confiada al entonces vicepresidente Juan Domingo Perón, y el consejero técnico de la Vicepresidencia, doctor José Francisco Figuerola, ocupó la Secretaría General. Más tarde, este Consejo fue reemplazado por la Secretaría Técnica de la Vicepresidencia. El 11 de junio de 1946, siendo ya presidente Juan Domingo Perón, el Poder Ejecutivo transfirió esas funciones a la Secretaría Técnica de la Presidencia, a cuyo cargo se designó al doctor Figuerola.

Las realizaciones del Consejo Nacional de Postguerra fueron: nacionalización del Banco Central y los depósitos bancarios con normas para redescuentos; organización y funcionamiento del Banco Central; creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI); reformas de las cartas orgánicas de los bancos Central, Nación, Hipotecario Nacional y de Crédito Industrial; control de cambios para canalizar las divisas hacia prioridades nacionales; creación del Instituto de Promoción Industrial.

A la Secretaría Técnica se le encomendaron estudios y propuestas referentes a la reforma integral del Estado, y en ese contexto en 1947 se creó el Consejo Económico Social, presidido por un funcionario ministerial e integrado por representantes de diversos ministerios, empresarios y trabajadores. Este nuevo Consejo cumplió el papel de coordinador de diálogo con la comunidad y de profundización de la democracia participativa, además de la representativa y deliberativa. Se trata de un organismo que promovió un ámbito de diálogo y consenso de los temas estratégicos de la realidad económica, social, sanitaria, científico-tecnológica, educativa, medioambiental y cultural.

El Consejo Económico Social, creado por decreto 20.447 del 15 de julio de 1947 y reglamentado por decreto 32.063 del 15 de octubre de 1947, a diferencia del actual Consejo Económico Social, apuntaba más que nada a la coordinación de la acción de gobierno. Lo integraban los ministros de Hacienda, de Agricultura y de Obras Públicas de la Nación, y los secretarios de Estado de Industria y Comercio y de Trabajo y Previsión, así como por el secretario técnico de la Presidencia: se trató de un Consejo de altos funcionarios nacionales. En la reglamentación autorizaba a recabar la opinión de los sectores de la vida nacional, pero nunca fue un cuerpo colegiado que representa al Estado, las empresas y los gremios.

Podemos tomar al Consejo Nacional de Postguerra como una suerte de “protoconsejo Económico Social”, porque reunió funcionarios del Estado y representantes del sector empresarial y del mundo del trabajo. Su acción se complementó con la Reunión Nacional de Municipios realizada en Buenos Aires del 12 al 23 marzo de 1945, que permitió conocer las necesidades más urgentes de todos los rincones de la Patria. El mismo decreto de convocatoria establece que la reunión se realizaría “bajo la superior dirección del vicepresidente de la Nación [Perón] y los auspicios del Consejo Nacional de Posguerra”. También dispone que la reunión tendría “por objeto primordial la formación de una conciencia colectiva sobre los aspectos más destacados de los problemas que puedan afectar a la economía del país como consecuencia de la terminación de la guerra mundial y su liquidación. A tal efecto, serán consideradas las inquietudes y aspiraciones de los municipios de la Nación, en orden a las cuestiones de índole social y económica que se incluyan en el temario”. Asistieron 574 delegados de todo el país y 191 asesores: un total de 765 miembros acreditados. Las sesiones se llevaron a cabo en el edificio del Congreso de la Nación. La organización, el temario, el desarrollo de la reunión a través del trabajo de las comisiones y subcomisiones, las ponencias presentadas y el Acta Final, con sus declaraciones, recomendaciones y resoluciones se compilaron posteriormente en un grueso volumen de 716 páginas.

 

Fue la base del Primer Plan Quinquenal

El Consejo Económico Social no debe cumplir el papel de un comité de crisis, ni tampoco el de una mera respuesta a situaciones de emergencia. Se trata, como el Consejo Nacional de Postguerra, de un ámbito de diálogo entre el sector público, los trabajadores, las trabajadoras y los empresarios, para poder ver la realidad con más precisión y proyectar la realización de sus objetivos. Será la hoja de ruta que necesita la Argentina para caminar comunitariamente como sujeto de la historia.

 

Miguel Ángel Barrios es doctor en Educación y doctor en Ciencia Política, autor de más de 15 obras de Historia y Política Latinoamericana.

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