Antonio Cafiero y los jóvenes

Educar es amasar el pan del futuro de nuestra historia. Educar es la obra más excelsa… Una obra de educación es un salto adelante, de la caverna hacia la cultura” (Haya de la Torre).

Aunque ahora los y las jóvenes no crean que algunos “viejos” queremos alentarlos, siempre lo hicimos. Lo hicimos con Antonio Cafiero cuando organizamos el Primer Encuentro de Juventudes Políticas de América Latina y el Caribe en noviembre del año 2004. Previo a aquel encuentro, fuimos con algunos jóvenes a Mar del Plata a la reunión de Integración Latinoamericana y, pese a que no entraron al evento oficial, pudieron hacer nuevos amigos y amigas de diferentes países de nuestra Patria Grande.

Cuando Juan Perón escribió América Latina: ahora o nunca, no sabía que años después llegaría Videla, quien, por haber intentado desarrollar aquellos ideales, desaparecería y asesinaría a 30.000 personas, y a otros nos resguardarían en distintos países. Un fragmento de un prólogo que escribí para una edición de ese libro decía así: “Ello nos recuerda la paciente impaciencia que sugería Tomás Borge para afrontar la inmensa tarea de la integración de Nuestra América. Unas veces más cerca, otras veces más lejos, ese propósito ha estado desde siempre en el corazón mismo del proyecto nacional y popular que el autor de este libro prefiguraba para establecer las exigencias a partir de las cuales hacer posible una nación económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana. ‘El hombre –nos diría Ernst Bloch– es un animal utópico, pero la utopía debe transformarse en utopía concreta si no quiere transformarse en legitimadora de lo existente al ser, simplemente, escapismo intelectual. Por eso nos habla de lo no todavía. No será ahora o nunca, porque las utopías cuestan y tardan un poco más. La urgencia de la consigna política no significa que la historia no tenga avances y retrocesos’”.

En aquel noviembre de 2004, la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), la Dirección Nacional de Juventud y el Instituto Federal de Estudios Parlamentarios de la Argentina organizaron los días 18 al 21 de noviembre el Primer Foro de Encuentro de las Juventudes Políticas de América Latina y el Caribe (JUPALC) en la sede académica de la UNLa, en Remedios de Escalada. Asistieron jóvenes de distintas agrupaciones políticas y provincias de Argentina y representantes de Frente Amplio (Uruguay), PRI (México), PMDB (Brasil), Partido por la Democracia (Chile) y Un Nuevo Tiempo (Venezuela), entre otros. Entre los partidos políticos argentinos que asistieron se encontraron: PJ, ARI, Recrear y Democracia Cristiana. Para participar, los inscriptos y las inscriptas debieron presentar el aval del partido o la organización y enviar ponencias sobre: Nación e integración latinoamericana; Democracia, partidos políticos y movimientos sociales; Derechos Humanos; Economía y política internacional; Desarrollo y equidad social. El encuentro pretendía integrar a jóvenes de América Latina y el Caribe que defendieran la soberanía nacional; la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de las controversias; la igualdad jurídica de los estados; los derechos humanos; la paz. Y que trabajaran para lograr: la justicia social; la profundización de la democracia; un orden económico más justo; la protección del medio ambiente y de los recursos naturales; la inclusión social; la democracia, los partidos políticos y los movimientos sociales. El encuentro fue una verdadera fiesta de la Patria Grande de la que participaron muchos y muchas jóvenes de diferentes países latinoamericanos.

Antonio Cafiero inauguró la Universidad Nacional de Lanús en la Municipalidad de Lanús, junto el intendente de aquel entonces, cuando ni siquiera teníamos sede. Hoy en la UNLa tenemos la Sala Cafiero, con todos sus libros y el mural de las Patas en la Fuente que Antonio tenía en la casa que compartía con su esposa y sus hijos, quienes lo donaron. Cuando en aquel congreso de JUPALC que acá recordamos empezó a hablar, dijo a los y las jóvenes: “vieron que la marcha peronista dice los muchachos peronistas… no dice los viejos peronistas”. Y también dijo: “¿cómo imaginar esta Universidad cuando firmamos la Ley que la creaba?”. Por suerte Cafiero firmó esa ley, que permitió y permite que puedan estudiar miles de estudiantes y recibirse para servir a la Patria y a la comunidad. Porque también fue Perón quien eliminó todos los aranceles de la universidad, por el Decreto 29.337 del 22 de noviembre de 1949, y les dio la oportunidad a jóvenes que no podían acceder a la universidad. Esa gratuidad por la que muchos años después hicimos la ley con el exrector de Río Cuarto, Alberto Cantero. En aquella oportunidad, Cantero me preguntó si existía la versión firmada de aquel Decreto. Y no, lo habían desaparecido de los registros, como luego hicieron con 30.000 personas. Pero no pudieron desaparecer la gratuidad.

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