Las políticas de salud en la provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Daniel Scioli, 2007-2015

El 28 de octubre de 2007 la fórmula Daniel Scioli-Alberto Balestrini ganó la gobernación de la provincia de Buenos Aires con el 48% de los votos.[1] Scioli volvió a triunfar en 2011 y se mantuvo como gobernador durante dos períodos, hasta 2015. En el segundo su vicegobernador fue Gabriel Mariotto.[2] Su gestión estuvo fuertemente alineada con el gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner. Además, en ese tiempo Scioli fue dos veces presidente interino del Partido Justicialista (PJ) nacional: entre julio y noviembre de 2009, y entre octubre de 2010 y mayo de 2014. Antes de julio de 2009 y luego de noviembre de ese año el presidente del PJ nacional fue Néstor Kirchner.

En el Ministerio de Salud provincial Claudio Zin (2007-2009) sucedió a Claudio Mate, y luego lo hizo Alejandro Collia (2009-2015). Si Mate habla de su gestión en términos de “humanización” (Codagnone y Fontela, 2021), el Plan Quinquenal 2011-2015 elaborado durante la gestión de Collia vuelve sobre este concepto y lo considera como uno de los ejes rectores.[3]

En la apertura de las sesiones legislativas de 2012, Scioli hizo un repaso de la gestión en salud de su primer gobierno: “En esta primera etapa, nos enfocamos en la prevención, la vacunación y en readecuar la infraestructura y el servicio de la salud a la nueva realidad social, una práctica que comenzó a dar sus frutos con dos temas específicos como el Dengue y la Gripe A. Año a año alcanzamos la tasa de mortalidad infantil más baja de nuestra historia, y aspiro a culminar mi mandato constitucional habiéndola reducido al mínimo de un dígito.[4] Este dato es el mejor indicador de desarrollo humano. Con la construcción de las primeras cuatro Unidades de Pronta Atención, las UPA 24 horas, logramos llevar salud más cerca de sus hogares a más de un millón de habitantes. El 98% de las consultas en estas unidades se resuelven sin necesidad de derivación a un hospital de mayor complejidad. Crearemos 20 UPAs más durante los próximos cuatro años, que estarán vinculadas a los hospitales que construye la Nación en Esteban Echeverría, Ituzaingó, Escobar y General Rodríguez, y con el Hospital Alberto Balestrini de Ciudad Evita, un viejo sueño de mi exvicegobernador, del pueblo de La Matanza y de su intendente. Estos grandes cambios en infraestructura para la salud, junto a la producción pública de medicamentos, vacunas y suero en el laboratorio Tomás Perón, los turnos telefónicos y los programas provinciales de enfermería Eva Perón, y de odontología Sonrisas Saludables, posicionan a la provincia a la vanguardia de las políticas sanitarias. (…) Esta iniciativa se inspira en los resultados que, como Estado provincial, alcanzamos con la Ley de Fertilización Asistida que permitió los 15 nacimientos y 68 embarazos logrados gracias a tratamientos realizados en nuestros hospitales. La inversión en servicios públicos esenciales es el primer paso hacia la prevención. Al comenzar la gestión sólo el 43% de la población contaba con agua potable y cloacas. Hoy superamos el 70%”.

En su última Apertura de Sesiones, en mayo de 2015, Scioli agregó: “¿Cuál fue nuestro desafío? Acercar la salud a la gente y la gente a la salud. Por eso creamos hospitales intermedios, llamados Unidades de Pronta Atención. (…) Así va a quedar configurada una nueva red de infraestructura integral hospitalaria adecuada a la nueva realidad demográfica y social que tenemos en el Gran Buenos Aires. En este marco, promovimos la Escuela de Enfermería Eva Perón, para cubrir este déficit histórico, recuperamos el Laboratorio Tomás Perón de medicamentos, y reequipamos los hospitales conjuntamente con el gobierno nacional. Por ejemplo, en la Provincia había un solo resonador cuando asumí, y hoy llegamos a tener ocho que se suman a los tomógrafos. Gracias a esto, junto a los Planes Nacer y Sumar, y al trabajo de los hospitales materno-infantiles de Mar del Plata, (…) con las mejoras en neonatología y pediatría, alcanzamos la tasa de mortalidad infantil más baja de la historia en nuestra Provincia. Esto es consecuencia de estas políticas activas en materia de salud pública y prevención, como nos marcó el camino ese gran sanitarista Ramón Carrillo. Y coincidimos también con la presidenta de la Nación cuando dijo que sin acceso al agua potable y a las cloacas no hay plan sanitario completo. Por eso alcanzamos el 75 por ciento de cobertura en nuestro territorio, junto a empresas estatales de vanguardia, como es el caso de AYSA. Esta es la mejor vacuna que podemos darle a nuestros chicos”.

 

La gestión de Claudio Zin

Médico nefrólogo nacido en Bolzano, Italia, Claudio Zin[5] se hizo conocido en la década de los 90 por participar en programas televisivos como columnista. Como médico fue jefe del servicio de terapia intensiva del Sanatorio Sagrada Familia y jefe de la unidad de Hipertensión Arterial del Instituto de Nefrología del Hospital Francés de Buenos Aires. En diciembre de 2007 Scioli lo designó como ministro de Salud. Su gabinete incluyó a Alejandro Collia en la Subsecretaría de Atención y Coordinación de la Salud; María Graciela García como subsecretaria de Atención a las Adicciones; Juan Balestretti como jefe de Gabinete y subsecretario de Coordinación de Políticas de Salud; Alberto Costa como subsecretario de Contralor Sanitario; y Javier Mouriño como presidente de la obra social provincial, IOMA. La gestión de Zin duró dos años. Al renunciar, declaró que había asumido en “un cargo para el que no estoy entrenado”.[6]

La llegada de Zin al Ministerio provincial fue diferente a la de sus antecesores: no provenía de un grupo político-técnico consolidado. Al comenzar su gestión, declaró que su prioridad era mejorar la equidad en la distribución de recursos a los municipios: “Hay una ley de coparticipación en salud que distribuye el dinero a los municipios en función de la cantidad de camas, entre otros criterios. Nosotros vamos a intentar reformular esa ley para que la distribución también incluya como criterio la eficiencia de los CAPS o Centros de Atención Primaria de la Salud que en la provincia son nada menos que 1.600 y que dependen del municipio, pero habrá que ver cuáles son los intendentes que la aceptan, porque estamos en una estructura federal (sic) y no se puede tomar decisiones sin el consenso de los jefes comunales y sus secretarios de salud” (FEDECOM, 2008). También señaló su objetivo de crear “cuatro modelos de CAPS adaptables a distintas realidades de la provincia, para que entre cada uno haya ‘puentes’ y a su vez todos los efectores de salud pública estén mejor conectados. ‘Yo veo a las instituciones de salud en la provincia como islas, nuestro objetivo va a ser tender puentes entre ellas y que trabajen en forma coordinada para que se tornen más accesibles para la gente de a pie’”. También mencionó un proyecto de Observatorio Gremial Permanente: “la idea es que una vez por semana delegados del ministro o el mismo ministro se reúnan con delegados de cada uno de los gremios para plantear los inconvenientes y las soluciones probables. De este modo intentaríamos evitar los paros que tanto lastiman a la gente” (FEMECON, 2008).

Arnaldo Medina y Patricio Narodowski (2015) resumen de esta manera el período 2007-2009: “Esta gestión no trajo grandes cambios de rumbo. Se continúa la alineación de las políticas con la órbita nacional, con la continuidad del Plan Nacer, Remediar y el PROFE como programas compensatorios; se siguió impulsando el Seguro Público de Salud (SSPS) provincial, pero estableciendo que las prestaciones se realicen desde los CAPS”.

 

Prioridades en la atención

Apenas asumió, Zin tuvo una participación importante en las críticas a Mauricio Macri –quien también asumió como jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en diciembre de 2007– por su propuesta de “priorizar” a los y las residentes de la Ciudad en la atención en los establecimientos de salud. El ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, había mencionado un “sistema de derivación protegida” con prioridad para quienes tuvieran domicilio en la CABA. Iniciando una larga trayectoria de anuncios confusos sobre cuestiones de Salud Pública que luego continuaron en el gobierno nacional a partir de 2015, Marcos Peña declaró, en defensa del proyecto: “en lo que tiene que ver con consultorios externos y clínica, puede haber un sistema de prioridad de turnos”. Zin respondió: “es poco feliz el momento y poco feliz la idea. Que recuerden que el sistema público de atención de la salud es esencialmente solidario. Y es poco solidario si de pronto se le dice a un paciente que venga pasado mañana porque es de la provincia de Buenos Aires”.[7]

Pocos días antes Zin había lanzado el Programa de Fortalecimiento de la Atención Primaria de la Salud, con el fin de “reordenar el sistema sanitario provincial para hacerlo más accesible a la gente”. Uno de los componentes del plan consistió en brindar estímulos económicos mediante fondos de la coparticipación en salud a aquellos municipios que aplicaran el programa y obtuvieran resultados exitosos; se buscó así fortalecer a las “salitas” municipales para lograr un mayor acceso a prevención, atención, suministro de medicamentos y derivación oportuna en el barrio, en especial a la población con mayores necesidades, y evitar la saturación en los hospitales por patologías que podían ser atendidas en centros de atención primaria. Entre las declaraciones sobre sus principales objetivos, también Zin afirmó al asumir que otra de las metas de su gestión consistía en reformular el modelo sanitario, pasando de uno centrado en la asistencia a otro basado en la prevención y la accesibilidad, buscando reorientar las estrategias hacia la familia “como unidad sanitaria y social, sin fragmentar en forma excesiva los grupos etarios, pero teniendo en cuenta las necesidades puntuales de cada región”.[8]

En 2008 se inauguraron en el Hospital Ramón Carrillo de Tres de Febrero consultorios destinados especialmente a la atención de la salud mental de los veteranos de Malvinas. Hasta ese año, desde 1982 se estimaba que 350 veteranos se suicidaron, una cifra que superaba las 323 bajas ocurridas en las islas durante la guerra –si se excluye del cálculo a las 302 personas muertas en el Crucero General Belgrano. Según la coordinadora del Programa Provincial del Veterano de Malvinas, a cargo de la atención sanitaria de 500 excombatientes y sus familiares, “tenemos mucha demanda, incluso desde otras provincias que no cuentan con dispositivos de contención similares”.[9] El programa había iniciado en el año 1997, brindando principalmente atención en salud mental.

 

Adicciones

Además, en marzo de 2008 el Ministerio de Salud provincial firmó un convenio de cooperación con representantes de seis gremios y del Ministerio de Trabajo de la Nación para que jóvenes de entre 18 y 25 años que se encontraban en proceso de rehabilitación por adicciones se capacitaran en diferentes oficios y lograran insertarse en el mundo del trabajo. Además, el Ministerio provincial capacitaría a delegados y delegadas de gremios y sindicatos como líderes sociales en su ámbito, para que dispusieran de herramientas para prevenir las adicciones en los lugares de trabajo y que pudieran detectar eventuales casos para derivarlos a lugares de contención y tratamiento gratuitos de la provincia. Según Zin, “el objetivo es lograr un enfoque distinto del problema de las adicciones, porque la salud es un estado de bienestar general y esto no es posible si no hay un proyecto, por eso vemos en la capacitación una herramienta para facilitar un proyecto laboral y una visión de futuro a personas que están esclavizadas por una adicción”. Agregó la subsecretaria de Atención a las Adicciones, María Graciela García: “Cuando alguien se conecta sólo con una cosa, y de esto saben bien las personas que sufren una adicción, se pierde conexión con todo lo demás. La idea de esta iniciativa es conectarnos entre todos, consensuar planes y aportar a la reinserción”.[10]

También el Ministerio provincial formalizó acuerdos con municipios para la ampliación de la red y la cobertura de los Centros de Prevención de Adicciones (CPA) y con el Instituto Cultural provincial para la realización de talleres y actividades artísticas en los CPA. El plan de trabajo de la Subsecretaría fue tomar como eje central de desarrollo estratégico la programación desde lo local, fortaleciendo los recursos existentes y apoyando las redes comunitarias locales, tales como las organizaciones barriales de madres (AAVV, 2008). De todas formas, también los periódicos de la época daban cuenta del reclamo de las organizaciones comunitarias por el retraso de más de seis meses en el pago de las becas por la atención de personas con adicciones, así como en los salarios de personas que trabajaban en los 189 CPA de la provincia. Esto además se reflejó en largas demoras en la asignación de turnos de atención.

Jimena Parga (2016) caracteriza como “deterioro institucional” a este período en las políticas de abordaje del consumo de sustancias. “A partir de 2008, la Subsecretaría de Atención de las Adicciones atravesó cinco cambios de subsecretarios/as acompañados/as cada uno/a de su propio gabinete, incluyendo en muchos casos también a directores/as provinciales y de línea. Asimismo, en 2009 el organismo pasó de depender del Ministerio de Salud al ámbito del Ministerio de Desarrollo Social, para regresar nuevamente a comienzos de 2012 al Ministerio de Salud. Estos cambios fueron vivenciados por los/as trabajadores/as del organismo, en el mejor de los casos, como una ‘situación desgastante’, ya que a cada gestión le llevaba un período de tiempo conocer el funcionamiento interno, para luego poder implementar su plan de trabajo (aunque en algunos casos ni siquiera llegaron a implementar una política propia). Este tipo de circunstancias son comprensibles cuando se prevé que una gestión dure entre dos y cuatro años, sin embargo, hubo subsecretarios que estuvieron de tres a nueve meses a cargo de la cartera de gobierno, es decir, que no pudieron alcanzar a cumplir un año completo de gestión.[11]

 

Otras iniciativas

Durante la gestión de Zin, la Subsecretaría de Planificación logró un aumento del 30% en la cantidad de residencias. Alejandro Collia (2020) recuerda: “Hicimos un diagnóstico de las disciplinas críticas: anestesia, salud mental, terapia intensiva, pediatría, neonatología, y para cada una de ellas tomamos decisiones. Incluso implementamos alguna lógica con los 135 municipios. También desarrollamos una escuela de enfermería profesional, que nos permitió formar seis mil enfermeros y enfermeras y tener vínculo con las universidades. De 8.000 enfermeros y enfermeras, llegamos a 16.000”.

Por su parte, el programa Salud Activa para la Provincia se puso en marcha en enero de 2009 y formó parte del Sistema de Atención al Turista (SAT). Incluyó hospitales móviles clínicos y odontológicos en la costa atlántica y la disposición de ambulancias y un helicóptero sanitario en las rutas más transitadas para la asistencia ante accidentes de tránsito. Las acciones del Programa estuvieron orientadas a promover hábitos saludables fundamentales para evitar los episodios cardiovasculares, el sobrepeso y la hipertensión arterial. “Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de discapacidad y muerte en el mundo. Sin embargo, podemos prevenirlas con medidas muy sencillas: caminatas, alimentos sanos y nada de tabaco y alcohol”, señaló Zin en aquel momento (Vivir en el partido de la Costa, 2009).

En el año 2008 el Programa “Salud Activa para Adultos Mayores” realizó intervenciones y acciones de Educación y Promoción de la Salud –vinculadas a la dieta, la actividad física y el tabaco– en Centros de Jubilados y Pensionados, buscando modificar los factores de riesgo de Enfermedades No Transmisibles. El programa estableció redes por regiones y municipios de las ONG participantes y fomentó la capacitación de profesionales de la salud en las áreas de Geriatría y Gerontología (Holubiez et al, 2008).

 

Aciertos y tensiones

Si bien el propio Zin declaró que renunció en 2009 porque estaba “cansado” físicamente y quería “dedicarse a sus cosas” (AN24, 2009), lo cierto es que su gestión recibía fuertes críticas –incluso internas– y se vio desgastada por el “escándalo de los medicamentos falsificados”, en el que se investigó la adulteración de medicamentos oncológicos y para la hemofilia, el robo de remedios de distribución gratuita y la apropiación de fondos de las obras sociales, y que provocó la salida de dos funcionarios de su equipo: Sebastián Martos, responsable del Laboratorio Central de Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires, y el subsecretario Alberto Costa, que fue detenido por esta causa.

También, se le criticó el hecho de haber sido un ministro con más experiencia en la divulgación médica que en la gestión política. El propio Zin lo reconoció: “Me voy porque estoy cansado, harto de la política y es un cargo para el que no estoy entrenado” (DyN, 2009). En este sentido, Claudio Ortiz (2020), uno de los entrevistados para la elaboración de este trabajo, agrega: “no estaba a la altura de ser ministro de Salud. Tenía la capacidad de la comunicación, pero le faltaba la sustancia de esa comunicación. No venía con recorrido en el ámbito público. Tomaba decisiones que tenía que revertir a los dos o tres días, porque no armaba el escenario. No cayó bien en los equipos públicos. Creo que mucho de su supervivencia tuvo que ver con que Alejandro Collia estaba en su equipo, y todos sabemos de su recorrido y de lo que piensa acerca de la salud pública”. Carlos Soratti (2020) coincide: Zin “era un médico de los medios de comunicación. Para mí fue inexplicable. No me gustó nada esa gestión, creo que fue más mediática que real”. Raúl Bianchi (2020), por su parte, recuerda: “Zin no entendía nada y hablaba como si supiera. Por suerte tenía a gente como Collia que tenía historia y podía ir resolviendo alguna cosa” (2020).

Por otro lado, Arnaldo Medina (2020), aporta una mirada adicional: “Scioli no le asignó presupuesto a Salud. En ese momento creció Seguridad y un poco la deuda pública, que después fue creciendo más con Vidal. Además, el gobierno nacional apoyó poco económicamente a Scioli”.

Al renunciar, Zin hizo un recuento de sus logros: “Me gustaría que me recuerden por haber bajado la mortalidad infantil un punto y medio con una cuchara y un tenedor de madera; haber suministrado insumos a los hospitales que nunca faltaron; y haber batido récords históricos de vacunación” (DyN, 2009).

Dejando de lado críticas y denuncias, la gestión de Zin debió afrontar dos crisis sanitarias. En el verano de 2009, un brote de Dengue en la Provincia de Buenos Aires: los casos superaron la media histórica. Quien en ese momento era director provincial de Medicina Preventiva, Alejandro Costa (2020), recuerda: “pasamos el Dengue y entramos en la Gripe A”. El propio ministro declaró que la situación era grave (FABA, 2009). A cargo del tema estuvo el director de Epidemiología, el doctor Mario Masana Wilson, quien más tarde afrontó, en el invierno de 2009, un brote epidémico por el virus H1N1.

Pablo Garrido (2020) recuerda como positivo de este período un hecho “muy importante: la eliminación de la famosa ‘alcancía’ y el bono de donaciones de las cooperadoras en la entrada de los hospitales provinciales. Era común que la cooperadora pusiera una alcancía en la entrada y el vecino o la vecina que se atendía en ese hospital colaboraba, si podía, con una donación. Eso le permitía a la cooperadora manejar un dinero que servía para las acciones de corto y mediano plazo: comprar algún insumo o ayudar a la paga de algún profesional. Mirándolo de otro lado, también era una barrera de accesibilidad: una paciente que llegaba a su control del embarazo sacaba el número en la ventanilla y le pedían una donación… si no tenía, se llenaba de vergüenza y no iba al próximo control. Perdíamos la oportunidad de controlar el embarazo y que no se convirtiera en un parto de riesgo. Eso Zin lo eliminó de un plumazo. Hubo reclamos, se les explicó y se entendió, y las cooperadoras siguen funcionando, obtienen su dinero de otros modos”.

Sigue Garrido: “por otro lado, nunca entendí por qué en ese momento el área de Atención de las Adicciones salió de la órbita del Ministerio de Salud. Nunca supe por qué sucedió eso. De hecho, cuando Collia asume dos años más tarde, la atención de las adicciones vuelve a la cartera de Salud”. Por su parte, el propio Collia (2020) recuerda: “Nos reuníamos con Zin, él aportaba ideas. No había un esqueleto de modelo: eran más las ramas que nunca terminaban siendo un tronco”.

 

La gestión de Alejandro Collia

Nacido en Buenos Aires en 1957, Alejandro Collia es médico neurocirujano y especialista en medicina del deporte (UNLP) y con una especialización en Economía y Gestión de la Salud y un master en Sistemas de Salud. Fue docente de Neurocirugía en la UBA y la USAL. En la gestión pública es desde diciembre de 2019 subsecretario de Gestión de Servicios e Institutos del Ministerio de Salud de la Nación y antes –además de subsecretario Coordinación y Atención de la Salud durante la gestión de Zin– fue concejal de Tres de Febrero y secretario de Salud del Municipio de La Matanza (2015-2019), ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires (2009-2015), director ejecutivo del Hospital Zonal General de Agudos Ramón Carrillo de Ciudadela, Tres de Febrero (1996-2007), a cargo también del Hospital Zonal General de Agudos Carlos Bocalandro de Loma Hermosa, Tres de Febrero (1998-1999).

El 16 de diciembre de 2009 el gobernador Daniel Scioli lo puso formalmente en funciones como nuevo ministro de Salud provincial. La ceremonia se realizó en el hospital Carrillo. Allí Collia afirmó que optimizaría los recursos municipales y provinciales, y que fortalecería la atención primaria y los hospitales: “Vamos a profundizar la prevención, promoción y fortalecimiento de la asistencia de los hospitales. Yo tengo fidelidad absoluta por el sistema público y al hospital le debo todo” (FEDECOM, 2010).

En el gabinete de Collia estuvieron: como subsecretario de Coordinación y Atención de la Salud, Sergio Alejandre; como subsecretario administrativo, Daniel Pérez; como subsecretario de Planificación de la Salud, Alejandro Costa; como subsecretaria de Control Sanitario, Silvia Caballero; como subsecretario de Coordinación de Políticas Sanitarias, Sergio Del Prete; y como jefe de Gabinete, Pablo Garrido. También la Dirección Provincial de Atención Primaria de la Salud estuvo a cargo de Luis Crovetto; en la Dirección de Maternidad e Infancia, Flavia Raineri; en la Dirección Provincial de Hospitales, Claudio Ortiz; y en la Dirección de Emergencias Sanitarias, Adrián Tarditti. Clemente Raimondi continuó como presidente del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (CUCAIBA).[12]

“El primer año [con Zin como ministro] hubo que reprogramar el pago de la deuda y eso trajo muchísimos problemas del orden general en cada área, porque se resolvía a través de bonos. Fue un año bastante complejo”, recuerda Collia (2020). “El segundo año [también con Zin] estuvo dominado por la Gripe H1N1, pero teníamos propuestas para cada área. Armé un núcleo de seis personas que llevaban en la espalda todo el funcionamiento del Ministerio: tenían cierta autonomía, y eso facilitaba mucho a la hora de hacer gestión. Los dos años de Zin sirvieron de experiencia para entender de a poco el funcionamiento del Estado al nivel de la provincia. Ahí se pudo diagramar el primer plan, que nos permitió tener una serie de metas y de objetivos, de los cuales muchos se cumplieron. El segundo plan, quinquenal, fue mucho más sólido y llegamos a cumplir más de tres cuartas partes de lo que nos habíamos propuesto. En los años de Zin tuvimos inconvenientes, pero fijamos algunas políticas que después sirvieron para mi gestión”.

Respecto de la visión de gestión de Collia, Pablo Garrido (2020) recuerda: “Siempre entendimos que la salud pública es una responsabilidad del Estado. Eso nos marcó: se metió mucho Estado en la gestión Collia, que dio todos indicadores favorables respecto de qué se había recibido y qué se dejó. El norte fue eliminar barreras de accesibilidad, económicas, geográficas y culturales: no hablar tanto de ‘cobertura’ como de ‘accesibilidad’”.

Sobre la primera parte de su gestión, Collia hizo un resumen de los objetivos en el Balance de Gestión: “Soy un firme defensor de la Salud Pública. Por su significado, y por la implicancia que tiene en la construcción de una sociedad más justa, solidaria e incluyente. Y porque me siento un discípulo obligado de continuar el pensamiento de nuestro maestro Ramón Carrillo, entiendo que el derecho a la salud es uno de los más olvidados, y sin embargo el más trascendente, porque se vincula con la dignidad de la persona. Creo en el valor humano de los trabajadores sanitarios y su dedicación en cualquiera de sus actividades y jerarquías, desde el más simple al más renombrado, igualados en el esfuerzo y la vocación. Y he asumido la necesidad y el compromiso delegado de nuestro gobernador de revalorizar el Estado, no sólo como ordenador de la política sanitaria, sino como principal responsable de dar respuesta a las necesidades del pueblo de mi provincia, y especialmente a los más humildes. Tengo presente que para administrar el espacio sanitario también hay que establecer políticas sociales adecuadas que la acompañen, como la vivienda, el trabajo y la educación, pues, al decir de Carrillo, todo gira y tiene que ver con la calidad de vida, en donde la salud es un componente más. Es por eso que he dedicado mi mayor esfuerzo a impulsar la promoción y prevención como estrategia indispensable para elevar el nivel de salud de la comunidad, y al mismo tiempo fortalecer la estructura asistencial no sólo en capacidad instalada, recursos humanos y tecnología, sino en dotarla de mayor calidad y calidez en el trato al paciente y su familia”. También allí destacó los principales logros: “Terminamos con el trabajo precario hospitalario en forma definitiva, regularizamos los concursos cumpliendo con la legislación, creamos el primer Programa masivo de formación de Enfermería ‘Eva Perón’, sin antecedentes en el país por su volumen, y desarrollamos una masiva política de renovación de equipamiento hospitalario, especialmente en el área materno infantil. Aplicando la modernización del Estado al ámbito de la salud elaboramos el Decálogo de Hospitales para que los directores tengan un criterio común en la gestión institucional, ética y humana de la atención médica. Instalamos los turnos telefónicos para agilizar el proceso de atención y fomentamos la informatización de la gestión hospitalaria. Además, modernizamos nuestra planta de medicamentos para hacer del mismo un bien social al alcance de los que menos tienen. También la gestión participativa y basada en el diálogo permanente es nuestro horizonte de trabajo. Establecimos un marco común entre Nación, Provincia y Municipios para el logro de mejores resultados sanitarios. Profundizamos el accionar del Consejo de Salud Provincial (COSAPRO) como instrumento para la planificación y ampliamos el espacio intersectorial con el accionar en los institutos penales, y en la articulación con ONG y con entidades del campo profesional sanitario y académico. En el plano comunitario, la incorporación de los promotores de salud permitió hacer realidad la premisa de la Atención Primaria de promover activamente la participación social en salud” (Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, 2011: 9).

Por su parte, Arnaldo Medina y Patricio Narodowski resumen de esta manera la gestión de Collia: “En 2009 asume el Ministerio de Salud el doctor Alejandro Collia, con una impronta más fuerte sobre todo en el énfasis puesto en la atención primaria. También se intenta estimular la planificación y la gestión hospitalaria, fomentando la autonomía, la capacitación y la incorporación de una importante dotación de profesionales de la salud, destacándose el programa de formación de enfermería. (…) Las Bases del Plan Federal 2010-1016 establecieron en el ámbito provincial el Plan Quinquenal 2011-2015. Inspirado en la doctrina peronista y en la visión político-sanitaria de Ramón Carrillo, plantea un modelo de cobertura universal, orientado a garantizar el desarrollo de la APS a través del fortalecimiento de redes. Propone la rendición de cuentas y la evaluación de desempeño en conjunto con la coordinación programática. (…) Al igual que la Nación, incorporó al calendario oficial de vacunación nuevas vacunas, alcanzando un total de 16. En el plano de la capacitación se fortaleció el Programa de Formación en Recursos Humanos en Enfermería Eva Perón, y la incorporación a planta permanente de enfermeros egresados del mismo programa. Se acrecentó el cupo de profesionales residentes en formación y el número de especialidades. Para mejorar la gestión se implementó el Sistema Único de Registro (SUR), desarrollado por la Dirección de Atención Primaria del Ministerio de Salud, que fue pensado para tener en forma centralizada datos filiatorios y de la historia clínica del paciente. Esto posibilitaría la construcción de indicadores de medición genuinos e inmediatos para diseñar acciones sanitarias estratégicas, así como también identificar grupos y factores de riesgo. (…) Finalmente, se dio uno de los programas de mayor inclusión, a partir del Programa de Fertilización Asistida –como una política moderna, gratuita y universal– siendo única en el país, atendiendo a más de 29.000 parejas. En lo que hace a la inversión, se implementan desde el año 2010 las Unidades de Pronta Atención (UPA). Son centros pensados originalmente de emergencia de mediana complejidad, con tecnología como para generar procesos de referencia con el segundo nivel de atención (hospitales). (…) Según datos del gobierno de la Provincia, desde 2010 se asistieron a 500.000 pacientes, resolviendo los casos dentro de las UPA en un 98,5%. Hay en nuestra región varias UPAs en construcción y en estado de proyecto. Desde nuestra perspectiva el modelo es interesante, pero se debe afianzar la coordinación con la red y con los municipios. (…) Se trata de una década en la que, tanto a nivel nacional como provincial, la brújula está puesta en retomar los valores de la cobertura universal y combatir la fragmentación a través del seguro y de programas específicos, al tiempo que naturalmente se pretende modernizar la gestión, dotando al subsistema público de una capacidad tecnológica y en recursos humanos que había perdido” (Medina y Narodowski, 2015).

 

Plan Quinquenal

Según recuerda Alejandro Costa, (2020), “cuando me hago cargo en 2009 de la Subsecretaría de Planificación, mi lógica era que, si el Ministerio estaba dividido por funciones, que funcionaran esas funciones. Para eso teníamos que hacer planificación. Durante 2010 hicimos un análisis de la situación sanitaria, basado en principio en fuentes secundarias, en el cual buscamos datos de distinta índole: situación social, sanitaria y demográfica, oferta de servicios, de recursos públicos, privados, entre otros. Esto estuvo acompañado por un análisis de la situación basado en una herramienta de la Organización Panamericana de la Salud que había sido realizado por primera vez en 2006 por Arnaldo Medina. Nosotros volvimos a hacerlo en 2010, con once funciones que valoramos de una manera muy participativa, con 120 personas en 11 mesas: cada una trataba una función. En ese contexto arrancó el Plan Quinquenal 2011-2015: tenía 409 metas que estaban distribuidas entre la Jefatura de Gabinete y las distintas subsecretarías que componían el Ministerio, y después hacíamos un monitoreo. Logramos cumplir 77% de las metas que nos habíamos planteado. Ese Plan es muy rico para ver en qué cosas se avanzó. También empezamos a hacer este ejercicio en el nivel de regiones sanitarias, porque nuestra idea era generar una mayor descentralización en las regiones sanitarias, fortaleciendo las capacidades organizacionales”.

El Plan Quinquenal 2011-2015 propuso “un nuevo paradigma sanitario que asegure la justicia social” (Plan Quinquenal, 2011: 36). Entre sus principales objetivos se cuentan: asegurar la salud como un derecho humano; fortalecer la rectoría en salud del Estado Provincial; fortalecer las acciones tendientes a la integración y la articulación de la provincia a nivel nacional en el ámbito del COFESA y municipal en el ámbito del COSAPRO; asegurar la cobertura sanitaria propiciando el acceso universal a su cuidado y atención; avanzar en la modernización de la gestión; fortalecer las capacidades de planificación y formación en el sector; desarrollar modelos de gestión por resultados y de gestión conjunta en los distintos niveles de gestión estatal; impulsar la investigación en salud en un marco de rectoría provincial; impulsar la producción pública de medicamentos y de otros insumos médicos desde el sector; fortalecer la capacidad institucional de regulación y fiscalización en salud pública; propiciar las políticas de calidad; incorporar la perspectiva de género en salud; fortalecer las estrategias de comunicación; y fomentar las acciones tendientes a jerarquizar a las trabajadoras y los trabajadores del sector. “Los ejes estratégicos del Plan Quinquenal 2011-2015 se inspiran en la doctrina peronista y sobre todo en la visión político sanitaria de nuestro maestro Ramón Carrillo: la rectoría del Estado, la integración y articulación del sistema, la mejora de la gestión de los cuidados de la salud en términos de eficiencia, equidad y calidad, la participación social, el fortalecimiento de la regionalización, la promoción de entornos y hábitos saludables, la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades”. Finalmente, el pensamiento estratégico que subyace en todo el Plan es el empoderamiento de dos actores clave para esos objetivos: las y los habitantes bonaerenses, considerados actor principal y eje del sistema de salud de la Provincia de Buenos Aires; y los trabajadores y las trabajadoras de la salud, quienes con su “cotidiano esfuerzo, brindando asistencia y amor frente al dolor, hacen que cualquier plan de salud sea posible” (Plan Quinquenal, 2011).

Otros aspectos para destacar del Plan son más conceptuales que operativos, pero resultan de utilidad para comprender los principios que lo inspiraron. El Plan se estableció sobre cuatro “pilares básicos”: “La garantía del Derecho a la Salud; La concertación social; La valoración de las personas;[13] y La ética en las acciones sanitarias”. El “derecho a la salud” abarca, según el texto del Plan, cuatro elementos. Los dos primeros son: “Disponibilidad. Se deberá contar con un número suficiente de establecimientos, bienes y servicios públicos de salud, así como de programas de salud. Accesibilidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deben ser accesibles a todos dentro de la jurisdicción del Estado Parte”. Esto incluye cuatro principios: “no discriminación, accesibilidad física, accesibilidad económica y acceso a la información”. Los otros dos elementos que integran el “derecho a la salud” son: “Aceptabilidad. Todos los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser respetuosos de la ética médica y culturalmente apropiados, a la par que sensibles a los requisitos del género y el ciclo de vida. Calidad. Los establecimientos, bienes y servicios de salud deberán ser apropiados desde el punto de vista científico y médico y ser de buena calidad” (Plan Quinquenal, 2011).

Respecto a la “concertación social”, el texto del Plan afirma que “los consensos que se alcanzan con la amplia participación de los actores sociales constituyen un valiosísimo capital social acumulado”. Y agrega más abajo: “El Plan de Salud que se presenta pretende constituir un insumo para la concertación con los diversos subsectores de la comunidad bonaerense (público, privado, de la seguridad social, municipios, gremios, asociaciones y colegios de profesionales, prestadores, financiadores y usuarios) en pos del desarrollo de un sistema de salud que contribuya a la equidad, eficiencia y la cohesión social (protección social e inclusión social). Esto es, un sistema dirigido a la eliminación de las barreras y los riesgos a los que están sometidos las personas y los grupos sociales vulnerables, al desarrollo de políticas proactivas para disminuir las diferencias socioeconómicas, al respeto de las diversidades de todo tipo y al pleno ejercicio de la ciudadanía” (Plan Quinquenal, 2011).

Por último, conviene destacar, respecto a la “ética en las acciones sanitarias”, que el Plan menciona tres elementos: “La ética en la equidad distributiva y contributiva del sistema. La ética en la eficaz y eficiente utilización de los recursos. La ética de los profesionales en el marco de la relación de agencia” (Plan Quinquenal, 2011). Por su parte, el concepto de equidad del sistema supone: “En los factores determinantes de la salud: (…) equidad social o estructural. En los servicios de salud: recibir bienes y servicios de salud en función de la necesidad: equidad en los procesos de cobertura, acceso y uso. En el financiamiento: contribuir al sostén del sistema de acuerdo a la capacidad económica: equidad financiera. En las condiciones de salud: disminuir al mínimo posible las diferencias evitables e injustas en la morbi-mortalidad, equidad en los resultados” (Plan Quinquenal, 2011).

 

Gestión de Recursos Humanos

Si durante la gestión de Zin los recursos humanos en enfermería aumentaron rápidamente, en la de Collia se ampliaron aún más las vacantes. También se puso un corte categórico a la precarización laboral. Según Collia (2020), “terminamos con la relación precaria laboral y dimos trabajo digno con protección social. Además, se incorporaron 6.000 trabajadores de limpieza, pero los resultados no fueron los esperados. Siempre busqué hacer una mixtura entre contratar áreas críticas y áreas de circulación de público. Pero esa experiencia puntual fue un fracaso, porque lo que considerábamos como un derecho humano, algunos gremios lo aprovecharon en perjuicio de la limpieza de los hospitales. Les dimos afiliados y afiliadas con trabajo digno y nos cagaron. Scioli me lo había advertido, porque ya había pasado por una experiencia similar, y tenía razón”.

En enfermería se creó algo hasta ahora inédito: una beca para el primer y segundo año. “Como habíamos notado que había mucha deserción, les dimos una beca en los dos primeros años. Eso disminuyó la deserción. Además, luego se formaban en los hospitales, con lo cual se fidelizaban en el hospital, y los últimos seis meses de carrera se veían los perfiles y se formaban en algún servicio”, dice Collia (2020). También amplía Pablo Garrido (2020): “Un ejemplo claro de accesibilidad fue la incorporación de recurso humano. La escuela Eva Perón incorporó al sistema cerca de cinco mil enfermeros y enfermeras, que se formaban durante tres años en nuestros hospitales, cobraban una beca a título de viático para poder movilizarse y se les garantizaba, una vez egresados, la continuidad. Ése fue uno de los hitos de la gestión del doctor Collia en cuanto a recursos humanos. También se formó a médicos residentes. Antes de nuestra gestión, el o la residente, si querían tener el título de especialista, tenían que seguir cuatro años. Lo que se logró es que, a quienes cumplían con el requisito de la residencia, se les otorgaba el título de especialista. Era un incentivo para las y los profesionales. También en esta gestión se empezó a hablar del técnico en emergencias, una figura resistida en algunos ámbitos”. Agrega Claudio Ortiz (2020): “Alejandro Collia puso el eje en el recurso humano, en la formación de enfermería, el Programa Eva Perón, becando a enfermeras en sus estudios durante tres años y garantizándoles el ingreso a la planta. Eso fue transformador”.

Al año siguiente de terminada la gestión de Collia se estimaba que la Escuela de Salud del Ministerio de Salud provincial contaba con sedes regionalizadas “para tener alcance provincial”, 50 tecnicaturas de enfermería en funcionamiento, más de 6.000 alumnas y alumnos y más de 1.400 docentes pagados por el gobierno provincial. Además, el Ministerio tenía convenios con otras instituciones, como sindicatos o municipios, donde había 62 tecnicaturas de enfermería con aproximadamente 2.000 alumnas y alumnos y 330 docentes (Heim et al, 2016).

En el año 2010 se lanzó el Programa de Residencias en Pediatría, enmarcado en el Plan Estratégico de disminución de la Morbimortalidad Materna e Infantil, con la finalidad de identificar los problemas prioritarios de atención de la salud materno-infantil y los determinantes sociales de la salud y sus consecuentes riesgos socio-sanitarios, concebidos como ejes centrales del plan de formación, para optimizar el desempeño de profesionales en los diferentes niveles y ámbitos de integración de la Atención Primaria de la Salud. El programa puso énfasis en el fortalecimiento del primer nivel de atención como espacio de formación, en el trabajo interdisciplinario, en el análisis de la complejidad de la demanda tal como se plantea en el primer nivel, en la posibilidad de realizar seguimientos en la atención de personas y familias, en la planificación y la ejecución de actividades con la comunidad, y en la articulación para el trabajo interinstitucional e intersectorial. A la vez, el enfoque pedagógico del programa estuvo basado en el desarrollo de competencias para facilitar la implementación de –entre otras estrategias– la Educación Médica basada en la Comunidad, mediante la convocatoria a un modelo médico que coloca a la educación y a la práctica médicas en una amplia perspectiva de salud pública, creando una “nueva responsabilidad social”.

Sobre recursos humanos, opina Pablo Garrido (2020): “La gestión de Collia estatizó alimentos, limpieza y seguridad. Se incorporó toda esa masa laboral al Estado provincial, se mejoraron los salarios, se los pasó a planta permanente y se les cambió el rol: los de seguridad pasaron a ser ‘cuidadores’. Sin embargo, creo que faltaron más mecanismos de control para mejorar la calidad del producto. Se dio respuesta a un reclamo histórico, pero el eje en la salud es el paciente”. También se eliminó el sistema de becas para el personal médico de los hospitales y se estableció un sistema de concursos. Explica Collia (2020): “había hospitales en los que no podías tener un jefe o jefa de servicio, porque eran todas becas. Ése sí fue un laburo mío con los gremios. Por eso el valor de los gremios. Como no se había logrado antes en recursos humanos, normalizamos todo con tres leyes. No fue fácil. Me ayudaron algunas cosas de la política. Primero, teníamos que terminar con los interinatos prolongados, modificando la ley 10.471 que rige la profesión. Y hubo dos leyes más que permitieron que cada año hubiera concursos en las tres etapas: cambios de hospital, ingresos y funciones”.

Agrega Costa (2020): “Un gran capítulo de la gestión fue Recursos Humanos: el nombramiento de gente nueva y la desprecarización de contratados. Arrancamos con 29.000 trabajadores y terminamos los ocho años con 53.000. En formación nos fortalecimos mucho: pasamos de 800 vacantes de residencia a 1.500. Había una política nacional expansionista del Estado que nos permitía encarar el proyecto. Si bien en esos años faltaron recursos, sobre todo relacionados con recursos físicos, de remodelación de hospitales y de mantenimiento, no faltaron recursos para la mejora de las condiciones salariales de los trabajadores y las trabajadoras”.

Además, en diciembre de 2010 se sancionó la Ley 14.226 que reguló la comisión mixta de salud y seguridad en el empleo público e instaló espacios mixtos (Girotto y Marín, 2015). Los gremios estatales participaron activamente en la elaboración del proyecto de ley, que “genera la obligatoriedad de espacios de participación a nivel provincial y jurisdiccional y permite replicar espacios participativos a nivel local con el reconocimiento, además, de la figura del delegado de prevención”. De acuerdo con datos generados por el Ministerio de Salud, “se crearon por disposición de los directores de los hospitales provinciales 47 comités entre los años 2012 y 2015. A partir del año 2016 se interrumpieron las acciones de capacitación impulsadas en el período anterior” (Horrac et al, 2018).

 

Regionalización y Atención Primaria de la Salud

Según recuerda Arnaldo Medina (2020), durante la gestión de Claudio Mate (2005-2007) al frente del Ministerio provincial se fortalecieron las regiones sanitarias. Hasta ese momento los directores de regiones sanitarias tenían poca relevancia: “se les prestaba una dirección asociada a un hospital. Dictamos un decreto por el cual se designaba al director o directora la región sanitaria como al de un hospital regional de máxima complejidad, y se creó un rango de direcciones asociadas. Ese fue un fortalecimiento estructural que con Alejandro Collia se profundizó. Los directores de región empezaron a tener un rol político muy importante, ya no la región como coordinadora de la complejidad o como un ente desconcentrado, sino como un actor político, como el espacio de coordinación de políticas públicas en territorio”.

También fueron creadas “muchas unidades sanitarias, que no tenían nada que ver con las UPA, sino que estaban claramente vinculadas a la atención primaria. Queríamos así sacar a la gente de los hospitales y que éstos pudieran cumplir con su perfil. Un neurocirujano no debía atender una cefalea cuando tenía que estar atendiendo una meningitis. La atención primaria tiene que tener un abordaje integral entre todas las áreas. Ya lo planteaba Ramón Carrillo. Sigo pensando que hay que aumentar la prioridad a la atención primaria” (Collia, 2020). Además, el Ministerio asumió explícitamente el principio de “gratuidad en la atención de la salud como garantía efectiva del ejercicio de los derechos del ciudadano bonaerense” (Cuadernillo 6, 2013: 4).

Durante la gestión de Collia se tomó la decisión de nominalizar a las y los beneficiarios del Programa de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento del Paciente Diabético en la Provincia de Buenos Aires (PRODIABA), un programa creado en 1996. La decisión permitió triplicar la cantidad de beneficiarios y beneficiarias del programa en el período 2009-2015, y lo mismo ocurrió con los insumos dispensados en ese período. Previamente, “la gestión asumida en diciembre de 2007 [la de Claudio Zin] decidió realizar una revisión de todos los insumos entregados por este programa y suspender temporalmente las compras y distribuir los insumos que estaban almacenados en las respectivas Regiones Sanitarias. Esto explica la caída de la entrega de insumos y la pérdida de algunos beneficiarios que optaron por recibir insumos del programa nacional REMEDIAR” (Marín, 2020).

A la vez, en el año 2007 se inició en la provincia de Buenos Aires la ejecución del programa nacional NACER –actualmente llamado SUMAR– que buscaba fortalecer la atención primaria mediante transferencias de recursos económicos adicionales a Centros de Atención Primaria y hospitales, destinado a niños y niñas de 0 a 10 años, adolescentes y embarazadas. En diciembre de 2007, al asumir Zin, “existió una suspensión total de los montos transferidos durante un lapso de casi un año”. Luego, tras la presión de los municipios afectados, fue remplazado el referente del programa y se restablecieron las transferencias por las facturaciones acumuladas sin pagos (Marín, 2020).

 

UPA

Según también recuerda Collia (2020), “trabajamos sobre un modelo de atención y un modelo de gestión que costó mucho implementar, porque hay una barrera, pero lo que queríamos es que no se saliera de ese esquema. Teníamos una cantidad precisa de trabajadores y trabajadoras para cada Unidad de Pronta Atención, y un modelo de atención que estaba dado por orden de urgencia. La UPA no tenía demanda programada, sino espontánea. Se crearon con el propósito de descomprimir los hospitales. El perfil de sus trabajadores y trabajadoras era distinto: no diría con una mirada de emergencia, sino con una visión generalista. Tenían una formación especial. Se los capacitaba”. Agrega Collia (2020): “La valoración es altamente positiva. Primero, se trata de una construcción rápida que permite cumplir con el objetivo sin demoras, y que se puede adecuar a cambios demográficos, como pasó en el año 2020 con los ‘hospitales modulares’, durante la pandemia. Además, arrastraba mucho la consulta de la guardia: la sacaba de ahí. Ningún o ninguna paciente se quedaban en una UPA más de 24 horas. Cada UPA tenía un helipuerto que siempre servía de alguna manera para determinados casos. En ese tipo de casos, cuanto más concentrás, más bajás el costo y mejores resultados tenés”.

Según Claudio Ortiz (2020), “las UPA fueron un golazo. Por desgracia, quedaron manchadas porque siempre estuvieron emparentadas con la figura del exgobernador Scioli. Implicaron una inversión muy importante en infraestructura sanitaria. Eran un lujo: estaban bien armadas, con criterio centrado en el paciente, con su buena sala de espera, su buena circulación, con buenas imágenes de comunicación. Les habíamos dado toda la impronta de red de servicio: se implantaban en el medio entre el centro de salud y el hospital. Trataban de resolver eso que el hospital nunca había podido resolver: la demanda espontánea en la guardia. Eran una gran línea política, a la que le faltó maduración y a la que el proceso posterior terminó ninguneando. Lamentablemente, se perdió esa política pública. A veces no podés luchar contra años y años de esa cultura hospitalaria de la guardia, que entiende que el paciente es un hinchapelotas que viene por boludeces. Nosotros instalábamos un equipo chico, joven, con una sistemática de trabajo que se centraba en las personas”.

Pablo Garrido (2020) suma su visión: “la figura de la UPA fue clave, porque acercó el hospital al vecino. Estaba centrada en la emergentología. Se inauguraron 16 UPA y el mismo día en que se inauguraban empezaban a funcionar: no era un corte de cinta simbólico. El modelo fue tomado de uno que ya funcionaba en Río de Janeiro. Dio resultados favorables. Se debería haber transformado en una política de Estado, pero algunos lo consideraron como una política partidaria”.

 

Gestión y planificación hospitalaria

“Había que definir el perfil y generar una red de servicios, y no superponer acciones. Para eso estaban las regiones sanitarias. El modelo era la regionalización para la correcta utilización de los servicios. Potenciar lo que fuera necesario en función de las distancias y del análisis territorial. Hay 240 hospitales en todo el territorio. La Salud en la provincia es muy compleja: si querías tener una política centralizada desde el punto de vista normativo para poder llevarla a toda la Provincia de Buenos Aires, el mejor instrumento eran las regiones sanitarias. A partir de ahí, había consejos regionales de salud en los que participaba la política de primer nivel, los hospitales o la atención primaria, y la provincia. Se podían articular todos los recursos con una cabeza amplia. Yo no tengo pruritos en ese sentido… Era una pelotudez comprar un tomógrafo acá y otro enfrente: era preferible contratar el servicio del tomógrafo de enfrente y potenciar otra cosa. Ése es un ejemplo sencillo, pero la articulación de una región sanitaria resultaba más compleja, y ni hablar en el interior de la provincia” (Collia, 2020).

Alejandro Costa (2020) suma su visión: “En el terreno de la planificación de la gestión hicimos también un plan estratégico y operativo para los 54 hospitales provinciales, con seis áreas de gestión: gestión estratégica, gestión de las trabajadoras y los trabajadores, gestión clínica, gestión de pacientes, gestión de la calidad y gestión económico-financiera. Para llevarla a cabo, armamos un curso de gestión para decisores y decisoras. Mirábamos tanto en el Ministerio, como en las regiones sanitarias o en los hospitales, quiénes eran las potenciales cabezas que podían llevar adelante el ejercicio de planificación. Además, creamos dos estímulos: de bronce y de cobre. El bronce era la acreditación de calidad. Con eso, veíamos quiénes estaban en mejores condiciones de avanzar un paso más en el ejercicio planificatorio, e ir hacia la planificación de la acreditación de calidad. Nuestra planificación tenía un corazón en el que establecíamos los lineamientos prioritarios de lo que queríamos lograr, y después generábamos un libre albedrío para que cada hospital planificara cuestiones más particulares. Lo que queríamos era que los hospitales tuvieran una zanahoria económica para el cumplimiento de las metas del plan. Entonces hicimos confluir dos estrategias de planificación: la del programa Sumar y la de la Provincia. Esto nos permitió iniciar un proceso de monitoreo del cumplimiento de las metas de los planes estratégicos y, si los hospitales cumplían, les dábamos un plus económico por cumplimiento de metas de gestión”.

Este tipo de planificación y gestión de resultados con transferencias de fondos era novedoso, aunque Costa (2020) encuentra cierto antecedente en el Plan Quinquenal de Juan José Mussi. “Nosotros leímos el Plan Quinquenal de Mussi que tenía un plan de gestión, pero ese plan no tenía un monitoreo de resultados y menos transferencia de fondos por resultados. Algo positivo del nuevo plan fue culturizar la gestión hospitalaria con lógica de planificación y monitoreo, generando un avance de dos pilares muy importantes de la gestión de política pública, que es el planificar ex ante y las series de planificaciones ex post, y salir de lo que era la columna vertebral de la gestión, que era la implementación con bajo grado de planificación y monitoreo. Esa creo que fue la primera ganancia. La segunda ganancia fue el empoderamiento por parte de las trabajadoras y los trabajadores de salud en la gestión directiva, porque el empoderamiento se daba de dos maneras: una por el conocimiento aptitudinal en el curso, previo a los ejercicios de gestión, donde adquirían conocimientos; pero, por otro lado, el hecho de que la planificación fuera participativa generaba un crecimiento actitudinal por parte de los trabajadores. Por ejemplo: había días en que había paros en la provincia y a un hospital le tocaba su ejercicio de planificación, y la gente iba a la planificación y participaba del ejercicio en el medio del paro. Por otro lado, cuando íbamos a monitorear no éramos el vigilante supervisor que venía a controlar si cumpliste o no cumpliste. La gente te estaba esperando para mostrarte lo que había logrado, porque había sido partícipe y se había hecho responsable”.

Claudio Ortiz (2020) afirma: “Lo primero que desarrollamos con Alejandro Collia fue un decálogo para los hospitales. Dentro de esos edificios estaba la población, la comunidad. ¿Para qué están los hospitales? Para atender, para resolver los problemas de salud de las personas. Empezamos a llenar con carteles de derechos y deberes del paciente todas las salas de espera, y empezamos a discutir la interrupción voluntaria del embarazo, y toda la política de salud sexual y reproductiva. También con la fertilización asistida, un tema invisibilizado. El decálogo apuntaba además a que los hospitales planificaran, porque administraban recursos de la comunidad. Creo que esa fue una marca, acompañada por la coyuntura política nacional, en la que empieza un tema de discusión sobre los derechos y la ley de identidad de género. Me acuerdo de que empezamos a armar las resoluciones para que en los hospitales se nominaran a las personas como ellas desearan. Empezaron discusiones muy fuertes en esos hospitales centenarios, y también con el tema de los concursos. Ahí, por ejemplo, discutimos que, si el jefe de servicio de obstetricia es objetor de conciencia, no podía ser jefe de servicio, porque no puede llegar a cumplir una política sanitaria que brega por cumplir un derecho o con una ley”.

También señala Costa (2020) avances en “la informatización de hospitales. Nos costó mucho, pero avanzamos en la informatización de hospitales, con la introducción de un sistema de información sanitaria centralizada que comenzó a trabajarse en 78 hospitales. Creamos por primera vez un programa de evaluación de tecnologías sanitarias muy embrionario y formamos parte de la Red Argentina de Evaluaciones Sanitarias. También hicimos una actualización de la red de oferta de servicios hospitalarios provinciales y municipales. Hicimos un relevamiento sobre un gran problema: el Ministerio de Salud no tenía una cartilla prestacional, es decir, qué se hacía en los hospitales. Armamos una cartilla de oferta de servicios hospitalarios, provinciales y municipales: relevamos 350 prácticas. También fortalecimos el sistema de información geográfica, metiéndole datos de todo lo que aparecía, e hicimos también el sistema de compras que aún existe en la actualidad, el sistema informático de adquisiciones y contrataciones hospitalarias. Incrementamos la facturación del SAMO. Armamos el registro sanitario provincial (RESAPRO), que era información sanitaria centralizada, donde distintos programas cargaban, con una lógica de tratar que los programas fueran hacia la nominación de las personas que estaban bajo programas. Creamos el registro único de profesionales, comenzamos a implementar el certificado único de discapacidad en la provincia y abrimos las juntas de discapacidad descentralizadas en los municipios: en los 135 municipios abrimos 161 Juntas Descentralizadas Municipales. También reglamentamos la Ley Provincial de Investigación Científica, un tema muy duro, porque Zin había tenido parada durante dos años la investigación, y cuando se fue pudimos generar gestión de la investigación, armando un Comité de Ética Central ministerial, los comités de Ética a nivel hospitalario, y aumentando los sistemas de acreditación. Por último, fue fundamental la creación del COSAPRO, un espacio deliberativo en el cual participaban los 135 secretarios y secretarias municipales de Salud, que se juntaban periódicamente por regiones sanitarias”.

El 20 de julio de 2013 se inauguró la Maternidad “Estela de Carlotto” en Moreno. Se trata un hospital de segundo nivel de complejidad que brinda cuidado perinatal y en salud sexual y reproductiva. Su objetivo es ser una maternidad segura, centrada en acompañar a las mujeres y sus familias durante el tiempo previo y posterior al parto, ofreciendo la mejor calidad de atención y buscando garantizar los derechos de los y las pacientes. El hospital, además, garantiza acciones de promoción y cuidado de la salud sexual y reproductiva para personas adultas y adolescentes, en línea con los derechos de diversidad sexual. Fue una iniciativa municipal articulada con los gobiernos nacional y provincial, debido a una necesidad del distrito por cubrir más de 10.000 nacimientos anuales (Rodríguez, 2016). La Maternidad Carlotto cuenta con una superficie total de 5.030 metros cuadrados, incorpora 40 camas de internación e incluye servicios de neonatología, obstetricia, ginecología, internación conjunta madre e hijo o hija, sala de partos, quirófanos y sector de emergencias. “Somos un hospital de baja complejidad que acompaña a las mujeres y a sus familias antes, durante y después del parto; pero no hacemos control y seguimientos de embarazos, porque esto no era un problema para Moreno, porque ese 60% de pacientes, entre 6 y 7 mil mujeres que se atendía, tenían sus controles de embarazo adecuados. Lo cuento porque es como nosotros nos pensamos como parte de un sistema de salud. Nosotros atendemos a partir de la semana 35, y brindamos talleres con experiencias contadas por familias”, explicó Patricia Rosemberg, exdirectora de la Maternidad (O’Rourke, 2016).

Por su parte, el Hospital Alberto Balestrini, en Ciudad Evita, fue inaugurado el 4 de octubre de 2013. Se trata de un centro asistencial materno-infantil que cuenta con una superficie cubierta de 20.000 metros cuadrados, 144 camas para internación general, 14 camas para cuidado intensivo y 15 puestos para neonatología, distribuidas en un total de 77 habitaciones. El hospital fue construido por la Provincia con un préstamo del BID (Archivo Casa Rosada, 2013).

Arnaldo Medina (2020) agrega una visión sobre las dificultades presupuestarias: “Alejandro Collia consolidó muchas cosas que habíamos empezado durante la gestión de Claudio Mate: sobre todo, el tema de la agenda de los pacientes en los hospitales, el trabajo en red. Hubo mucho laburo en hospitales, y no tanto en APS. Hubo una crisis presupuestaria enorme, que había empezado con Passaglia. Claramente, Scioli no le asignó presupuesto a salud y el gobierno nacional no lo apoyó económicamente. No alcanzaba para sustentar los hospitales con una demanda creciente, o con incorporación de hospitales como el Balestrini, con un crédito que gestioné en la época de Solá y que después se terminó de construir en el gobierno de Scioli. Yo creo que Alejandro fue un bombero, y me parece muy innovador el trabajo en red, y que trabajó junto con Nación”.

Claudio Ortiz (2020) sostiene sobre el tema: “A partir de 2011 tuvimos muchos problemas presupuestarios. Inmensos problemas, en el sentido de estar discutiendo si podíamos bancar la limpieza o la comida en un hospital. Fueron discusiones centrales que no pudo resolver la política, el gobernador y la presidenta. Yo me lo critico hacia adentro: si uno podía seguir acompañando esas situaciones, estar pidiendo que se pague a proveedores de cocidos de los hospitales para que se le pueda dar de comer a las personas que están internadas. Hay situaciones que son límites. Estatizamos servicios de limpieza y de seguridad, primero fueron becarios y después fueron ingresando a planta. Aprovechamos esa dificultad presupuestaria para centrar una política sanitaria de derechos. El problema que tuvimos es que se nos vino en contra, y empezamos a tener problemas gremiales graves”.

 

Ley de Fertilización Asistida

La provincia de Buenos Aires a fines de 2010 fue la primera en sancionar y reglamentar una ley –la Ley Provincial 14.208– que reconoce a la infertilidad humana como enfermedad y también la cobertura médico asistencial integral de las prácticas médicas a través de técnicas de fertilización asistida. Asegura así el acceso a la fertilización asistida en hospitales públicos, y también obliga a las obras sociales y prepagas a cubrir los tratamientos. Dos años más tarde, en junio de 2013, el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nacional de Fertilización Asistida 26.862, ampliando los alcances de la ley provincial. Además, la Ley 14.208 buscó que el Estado regule, controle y supervise los centros médicos que realizan diagnóstico y tratamiento de la infertilidad y procedimientos de fertilidad asistida; elabore estadísticas para el conocimiento, estudio y seguimiento de este tema; y efectúe campañas de información y prevención, propiciando el desarrollo de centros de referencia. De acuerdo a la reglamentación de la ley, publicada en diciembre de 2010, podrían acceder a los tratamientos de fertilidad asistida “aquellas mujeres cuya edad se encuentre comprendida entre los 30 y 40 años. Se dará prioridad a las parejas que no tengan hijos producto de dicha relación, brindando la posibilidad de un tratamiento de alta complejidad por año, hasta un máximo de dos”. Fue una ley provincial considerada como modelo a aplicar en otras jurisdicciones (Zorrilla, 2013).

Claudio Ortiz (2020) recuerda: “Alejandro Collia logró implementar cuestiones muy difíciles del enfoque de derechos. El programa de fertilización asistida fue un golazo de media cancha. Tenía, además, efectos colaterales: por ejemplo, necesitábamos que los laboratorios tuvieran espacios en los que se respetara la intimidad de los hombres que se iban a hacer estudios. Eso se fue contagiando. Los consultorios tenían que contar con espacio para que dos personas se sentaran a tener una entrevista en privacidad. Entonces empezamos a repensar un montón de cuestiones. Además, llegamos a desarrollar dos centros públicos de máxima complejidad, porque el proceso de fertilización in vitro es de máxima complejidad. En el San Martín de La Plata y en el Penna de Bahía Blanca teníamos dos centros de altísima complejidad, que no tenían nada que envidiarle al mejor centro privado de Palermo. A mí eso me hace sentir orgulloso”.

La ley también generó algunas tensiones: “La implementación de ley de fertilización asistida fue un logro maravilloso. Algunos lo pueden interpretar como un accesorio, pero tiene una mirada más amplia. Primero, se trata de dar solución a una patología. Es un tema de salud pública. Tuvimos un reclamo de la medicina privada y de las prepagas, e incluso del mismo IOMA, que nos decía que era tomar un riesgo altísimo, porque el costo de esas prácticas podía poner en riesgo el financiamiento para el instituto. Sin embargo, IOMA analizó y lo implementó, y no le generó ningún riesgo ni ninguna derrota. Al contrario. Esa ley era bastante acotada, porque estaba destinada a parejas estables que hubieran intentado durante dos años un embarazo, y tenía cierto límite en la edad. Fue el escalón para una ley nacional, mucho más amplia, abarcativa y justa” (Garrido, 2020).

 

Salud materno-infantil

El Plan Quinquenal 2011-2015 estableció como objetivos mejorar el acceso y la calidad de la atención a la salud a la mujer, la niñez y la adolescencia; promover estilos de vida saludables en la población; promover la implementación de un modelo de atención integral, con énfasis en acciones preventivas; promover la conformación de redes entre los diferentes servicios de salud y entre éstos con otros sectores y actores sociales; y desarrollar estrategias de prevención primordial y medidas de autocuidado (Plan Quinquenal, 2011: 133). Para esto se crearon líneas de acción en distintos subprogramas, como Perinatología, Lactancia materna, Salud Integral del niño o niña de 0 a 5 años, Salud integral del niño o niña en edad escolar y adolescente, y Vigilancia de la mortalidad. Respecto de este último, el gobierno provincial buscó reducir la mortalidad infantil neonatal y posneonatal, así como la mortalidad materna, con especial énfasis en la prevención del embarazo no planificado en la adolescencia y los egresos hospitalarios por aborto. Además, se creó el Observatorio de Mortalidad Infantil. Eso permitió logros muy valiosos: “A la mortalidad infantil la bajamos todos los años. La dejamos en un dígito. Son muchas cosas. Había muchos indicadores positivos”, afirma Collia (2020).

Respecto de la salud femenina, también se logró que cada municipio de la Provincia de Buenos Aires tuviera su mamógrafo: 135 mamógrafos para 135 municipios. Hasta la gestión de Collia, más de 50 municipios no tenían mamógrafos en el sector público (Garrido, 2020).

Durante esa gestión se creó el Programa Bonaerense de Asma Infanto Juvenil (PROBAS) para el cuidado integral de la salud de las y los habitantes que padecen asma bronquial en la provincia a través de distintas líneas de acción: organización de Equipos Regionales de Gestión; capacitación del Equipo de Salud; nominalización; y monitoreo continuo a través de trazadores de procesos y resultados (Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, 2013c).

En mayo de 2010 se creó el Área de Políticas de Género del Ministerio de Salud provincial, con el fin de “dar cumplimiento a los compromisos que el Estado asumió internacionalmente de adoptar medidas que mejoren la calidad de vida de la población a través de un enfoque de género y derechos en los sistemas de salud; quedando conformada por el Programa Provincial de Salud para la Prevención de la Violencia Familiar y Sexual y la Asistencia a las Víctimas y el Programa Provincial de Salud Reproductiva y Procreación Responsable”. En diciembre de 2011 el Ministerio “estableció la obligatoriedad de respetar la identidad de género autopercibida de los y las usuarias por parte del personal de los hospitales provinciales del sistema de salud” (Gemetro y Bacin, 2012).

A la vez, en el año 2012 el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires presentó un nuevo protocolo de aborto no punible adecuado al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), que permitía realizar abortos en el sistema de salud por casos de violación sin necesidad de autorización judicial, y establecía que las y los profesionales de la salud tenían un plazo no mayor de diez días para efectuarlo. El objeto del protocolo fue, de acuerdo a la recomendación de la CSJN ante el fallo F.A.L., “brindar un marco de seguridad a los profesionales” (Burger, 2013). El documento ofrecía así “un marco legal certero al médico y al equipo de salud en su conjunto”. El texto del protocolo dejaba en claro que “el hospital y el médico tratante tienen la obligación legal de practicar la intervención a requerimiento, siempre que exista el consentimiento informado de la mujer”, según explicó el propio ministro Collia (Epidemiología y Salud, 2, septiembre 2012). “La actualización del Protocolo de Atención Integral de los [abortos no punibles], la capacitación a los equipos de salud en el segundo nivel y la incorporación de médicos generalistas y obstétricas a la atención de estas situaciones fueron algunas de las medidas adoptadas para la mejora de la calidad de atención de las mujeres en situación de aborto”, lo que habilitó “un marcado descenso de la mortalidad materna por aborto” (Matía et al, sf).

En el período 2007-2015, la mortalidad infantil en la provincia de Buenos Aires disminuyó del 13,6‰ al 9,7‰, lo que representó un descenso del 27% en ocho años de gestión. El ritmo de descenso de la tasa en ese período fue relativamente constante, con un ligero aumento en el último bienio. En cuanto a la mortalidad materna, no existió en ese período una tendencia definida ascendente o descendente, aunque en los años 2009, 2010 y 2015 se registraron las tasas más altas.

 

Medicamentos y alimentos

A través del Instituto Biológico “Dr. Tomás Perón”, la gestión de Alejandro Collia se propuso desarrollar y producir la vacuna BCG oncológica liofilizada, producir vacuna antirrábica Humana en células vero, modernizar la planta de producción para abastecer al país, profundizar los desarrollos a otros sueros para poder transformarse en el laboratorio de referencia, y desarrollar y producir suero antiloxoceles. La idea de base era autorizar, analizar y registrar la elaboración y comercialización de alimentos, medicamentos y otros productos, controlando su composición, calidad, eficacia e inocuidad, y la producción de sueros, vacunas y medicamentos genéricos de uso en la APS. También se propuso desarrollar programas interinstitucionales para la vigilancia de enfermedades emergentes y prevalentes, como el Dengue y la gripe H1N1. Y se empezaron a producir medicamentos huérfanos. Explica Collia (2020) que “la provincia de Buenos Aires hacía 50.000 productos. Teníamos 5.000 establecimientos. Empezamos a producir vacunas y algún medicamento huérfano. Teníamos una producción de 5 a 7 millones de comprimidos esenciales por mes. Logramos también el tránsito federal que nos autorizó el ANMAT”. Gracias a la modernización del Instituto Biológico, a partir de 2011 produjo 70 millones de comprimidos al año “a un costo 80% menor con respecto al mejor precio del mercado” (Isturiz et al, 2018).

Respecto a la alimentación, hubo otras acciones innovadoras: “Cuando el Estado se hace cargo de la salud de la población, no se habla solamente del concepto de enfermedad contrario al de salud, sino también de prevenir, y es abarcativo e integral. La alimentación es algo básico: uno de los hábitos que modifican la salud de la población. Generar una Oficina de Alimentos en el Ministerio de Salud marcó ese tema. No se trataba sólo del control de salubridad de quienes transportan o elaboran alimentos. Además, se capacitaba a las personas y se formaba recurso humano, y se trabajó en conjunto con el sector privado, con cámaras de supermercados, por ejemplo, con resultados muy buenos” (Garrido, 2020).

 

Salud Mental y Adicciones

Durante la segunda parte de la gestión de Alejandro Collia se desarrolló el Sistema de Salud Mental con una perspectiva sanitarista, basada en una lógica de Redes, Regionalización Sanitaria, Atención Primaria de la Salud y Salud Mental Comunitaria. Esta propuesta se llevó adelante en forma coordinada con los Consejos Regionales de Salud y con los Consejos Municipales de Salud. El Plan Quinquenal 2011-2015 establece, entre otros, los siguientes objetivos: “Garantizar la accesibilidad de la población a los efectores preventivo-asistenciales, brindando la mejor cobertura, asegurando la continuidad en los tratamientos, el respeto por los Derechos Humanos de los pacientes y todo lo relativo a la Salud Mental del Derecho a la Salud de los ciudadanos. Asegurar el cumplimiento de la estrategia de Atención Primaria de Salud (APS) desde la perspectiva de los principios de la Salud Mental Comunitaria. Este enfoque hace referencia al funcionamiento en red del dispositivo preventivo-asistencial dependiente del Ministerio de Salud, a través de la Subsecretaría de Coordinación y Atención de la Salud, de la Dirección Provincial de Hospitales y de la Dirección de Salud Mental. Dicho dispositivo preventivo-asistencial comunitario está integrado por todos los efectores instalados por fuera de los hospitales psiquiátricos monovalentes y de los hospitales especializados en discapacidad mental. De esta manera, los hospitales antes mencionados y el dispositivo comunitario de salud mental integran la Red Provincial de Salud Mental. Implementar el Dispositivo Preventivo-Asistencial de Salud Mental Comunitaria basándose en la articulación estratégica de la capacidad instalada (recursos físicos y recursos humanos) de la Red asistencial de Salud Mental Provincial, constituida fundamentalmente (en el segundo nivel) por los servicios de Salud Mental y Psiquiatría y Psicología Médica de los hospitales generales provinciales. Promueve el abordaje terapéutico ambulatorio con la Creación de Centros de Salud Mental (CeSaM) integrado en estructuras edilicias adecuadas y que contarán con un equipo multidisciplinario integrado por psicólogos, médicos psiquiatras de adultos, médicos psiquiatras infanto-juveniles, asistentes sociales, enfermeros, sociólogos, acompañantes terapéuticos, entre otros. Se impulsa la coordinación e implementación de acciones de atención directa a los pacientes en su entorno más cercano”.

Pablo Garrido (2020) recuerda: “En el medio de nuestra gestión en salud mental se implementó la ley nacional, para terminar con el concepto de manicomio. La política era no volver a ocupar las camas que se desocupaban. Teníamos hospitales de 700 camas. Había pacientes que habían estado internados durante 15 o 20 años, estaban abandonados por las familias. Había que encontrar un punto intermedio: las casas de medio camino. El hospital alquilaba una casa cerca del hospital, con un equipo de trabajo, y aquellos pacientes que tenían autonomía podían pasar a esa casa, en la que se les empezaba a enseñar las tareas diarias. Se implementó con muy buenos resultados. Hubo un altísimo grado de satisfacción”.

También se coordinaron acciones en el Programa PERA de externación y resocialización de pacientes psiquiátricos crónicos, que se llevó adelante en el Hospital Penna (Bahía Blanca), Esteves (Temperley), Alejandro Korn (Melchor Romero) y Colonia Cabred, así como con el Programa Vuelta a Casa, financiado desde Desarrollo Social, que disponía de 750 becas para sostener la reinserción de pacientes psiquiátricos.

En materia de adicciones, en el documento del Plan Quinquenal 2011-2015 se afirma que “desde la creación de la SADA (Subsecretaría de Salud Mental y Atención de las Adicciones) derivaron en propuestas y medidas que resultaron erráticas, provocando el debilitamiento y alejamiento paulatino del sistema de salud como eje de respuesta. Así es como desde la propia estructura de atención sanitaria se produjo un vaciamiento, no sólo de funciones, sino de desarrollo de conocimiento sobre el tema, que implicó serias consecuencias hacia el enfermo y hacia la propia estructura, que respondió desertando del problema. Las políticas sanitarias llevadas adelante por la actual gestión plantean recuperar la problemática de las adicciones como problema de salud y define como meta a cumplir, en el marco del Plan Quinquenal, el fortalecimiento del sistema de salud a partir de la inclusión de la Atención Primaria de la Salud como eje estratégico de respuesta”.

Entre los principales objetivos para prevenir y disminuir la incidencia del uso problemático de sustancias, el Plan propuso: reformular la estructura de la SADA e implementar un plan de recuperación de capacidades, dentro el sistema de atención de la salud, para mejorar las prácticas de promoción, abordaje del tratamiento y mitigación de los problemas de consumo a través de dos programas: UAPA (Unidades de Atención Primaria en Adicciones) y Barrio a Barrio. Este último programa fue una herramienta para el abordaje territorial, que se valió de la capacidad organizativa de la comunidad para articular respuestas a problemas vinculados a la promoción de la salud, articulando con organizaciones intermedias de la sociedad como parte activa de las políticas vigentes de salud; generando redes intersectoriales e interministeriales a nivel provincial y regional; garantizando el acceso a los dispositivos de la red; identificando y potenciando recursos comunitarios para la salud; generando la participación de la población en el diseño y ejecución de proyectos; y fortaleciendo espacios sociales para la generación de políticas públicas (Subsecretaría de Salud Mental y Atención a las Adicciones, 2013).

Además, se buscó consolidar la red de atención, dotándola de una cartera de servicios comunes y un funcionamiento integrado con referencia territorial; garantizar la calidad de las prestaciones de los centros de la red, adecuándolos a la normativa vigente sobre habilitación, requisitos materiales y funcionales, auditorías; territorializar las acciones de promoción y prevención; elaborar y fomentar, en coordinación con otros organismos competentes en la materia, convenios con universidades estatales o privadas y demás ámbitos académicos, para ejecutar acciones de capacitación orientadas a profesionales, técnicos, docentes, líderes sociales, como así también generar cursos de especialización afines a la materia; planificar y coordinar, con otros organismos nacionales, municipales y provinciales competentes, las estrategias que permitan implementar las políticas provinciales con la finalidad de movilizar a las organizaciones intermedias de la comunidad, tendiendo a la prevención y asistencia de las conductas adictivas; integrar estadísticas sobre la población en general, a nivel comunitario e institucional, con el objetivo de actualizar la oferta de información y las necesidades de la práctica asistencial y preventiva en el cambiante campo de las adicciones; normalizar y registrar la totalidad de los comercios minoristas y mayoristas en condiciones de comercializar alcohol en toda la provincia; incrementar los controles de nocturnidad referidos al horario de venta de alcohol, venta de alcohol a menores y controles de alcoholemia; y capacitar a agentes municipales para la aplicación de la normativa vigente y uso de alcoholímetro (Plan Quinquenal, 2011: 183).

“Se hicieron varias cosas en adicción y en salud mental. Aumentamos el número de CPA y se fidelizaron, porque pertenecían al Estado. Se trabajó mucho con los operadores comunitarios”, explica Alejandro Collia (2020). Pablo Garrido (2020) agrega: “Hasta el momento, se esperaba que quien padece una adicción o sus familiares se acercaran a un centro a pedir ayuda. Ese eje se modificó. Lo que vino fue diferente: había que meterse en el barrio, ir a buscar la patología, una política de sanitarismo territorial. Camiones, que eran unidades sanitarias, recorrían todo el territorio provincial buscando patologías, comunicándose con la población y con referentes”.

 

Algunas leyes del período[14]

En septiembre de 2008 se sancionó la Ley 13.869 que creó el Banco de Datos Genéticos de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires donde se incluirían los resultados de los estudios genéticos realizados en todas las investigaciones penales, especialmente en las que se investigaran delitos contra la vida, la integridad sexual, la identidad o la libertad de las personas. La Suprema Corte de Justicia debía adoptar los recaudos necesarios para la conformación de la base de datos, la confidencialidad de sus informes y el sistema de recuperación y análisis de la información judicial. También esa ley creó el Registro de Condenados por Delitos contra la Integridad Sexual dependiente del Ministerio de Justicia provincial, en el que se asentaría la identidad de los condenados y sus demás datos personales.

Con el objeto de resguardar “la salud del tercero no fumador”, la Ley 13.894 de octubre de 2008 prohibió el consumo de tabaco en todos los espacios cerrados dependientes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y entes descentralizados y autárquicos, tuvieran o no atención al público, en los lugares de trabajo “en general”, los medios de transporte de pasajeros “cualquiera sea su tipo y distancia, en tanto permanezcan y circulen en jurisdicción provincial”, y en espacios cerrados de acceso público del ámbito privado que no reunieran los requisitos establecidos en la misma ley. Entre los objetivos específicos de la ley, se mencionaban: “reducir el consumo de los productos elaborados con tabaco”; reducir al mínimo “la exposición de las personas al humo de tabaco ajeno (HTA)”; prevenir “el inicio del consumo de tabaco en niños y jóvenes”; “promover en la población el cese del consumo de tabaco”; “regular la comercialización de los productos del tabaco”; “promover campañas informativas y de prevención en establecimientos educativos de todos los niveles”; “promover campañas informativas y de prevención en la sociedad”; y “reconocer la adicción al tabaco como enfermedad crónica y recidivante para su diagnóstico, tratamiento y cobertura médica en todos los niveles del sistema de salud, público, privado y de seguridad social”. El gobierno provincial debía implementar proyectos y programas “destinados a la prevención del consumo de tabaco, así como campañas publicitarias orientadas a informar a la población sobre los efectos mortales para la salud producidos por la adicción al tabaco y los ocasionados por la exposición al humo de tabaco ajeno (HTA)”.

En noviembre de 2008 se sancionó la ley 13.905 que declaró obligatoria “en todo el territorio de la Provincia de Buenos Aires la investigación masiva con la finalidad del diagnóstico precoz de todo tipo de anomalías metabólicas congénitas o errores congénitos de metabolismo de los niños recién nacidos y el consecuente tratamiento de los enfermos detectados por esa pesquisa”. Eso incluyó inicialmente el hipotiroidismo congénito, la fenilcetonuria, la galactosemia, la hiperplasia suprarrenal congénita, el déficit de biotinidasa, la retinoplastía del prematuro, la fibrosis quística y el jarabe de arce o leucinosis. Quedaron sujetos a las disposiciones de esta ley los servicios de salud públicos y privados “y todos aquellos profesionales de la salud que asistan al nacimiento o que con posterioridad al mismo brinden asistencia a los recién nacidos en los citados nosocomios”. El gobierno provincial tendría “a su cargo la programación, implementación y desarrollo de las acciones necesarias para la prevención, detección efectiva, diagnóstico precoz, tratamiento, recuperación y rehabilitación de los niños afectados por las enfermedades pesquisables enunciadas”.

También en diciembre de ese mismo año 2008 se sancionó la ley 13.955 que estableció que el Ministerio de Salud provincial “garantice la vacunación antigripal gratuita en todos los centros de atención primaria, hospitales y vacunatorios públicos, a las personas que formen parte de los grupos de riesgo y no posean ningún tipo de cobertura médica asistencial”. Fueron consideradas personas incluidas en el grupo de riesgo: personas mayores de 65 años; “adultos y niños con enfermedades crónicas (cardíacas o pulmonares)”, con enfermedades “metabólicas (diabetes), insuficiencia renal, hemoglobinopatías e inmunosuprimidos (incluye VIH/SIDA e inmunosuprimidos por medicación)”.

Por último, en ese prolífico año 2008 se sancionó la ley 13.956 que creó el Programa de Asistencia Integral para Personas en Situación de Calle, para su “localización, empadronamiento, asistencia médica y alimentaria, y habitacional transitoria”. Entre otras “funciones” del programa, la ley estableció: brindar “asistencia médica inmediata y ambulatoria”; detectar casos de adicciones; generar espacios físicos adecuados para brindar alojamientos temporarios; realizar tratamientos de nutrición; y fomentar convenios “con empresas y organismos públicos y privados con amplia sensibilidad social”. También la ley creó un “servicio móvil de atención social, destinado a brindar una respuesta inmediata a las personas en situación de calle, a través de la instalación de centros logísticos de unidades móviles equipadas con profesionales, operadores sociales y provistos de elementos de primera necesidad”, para “llevar asistencia alimenticia, vestimenta, abrigo y contención profesional a personas en situación de calle y/o abandono”; “brindar asistencia sanitaria a las personas sin techo”; “derivar y, en los casos en que sea necesario, trasladar a las personas atendidas a los servicios de salud pertinentes”; y “realizar acciones de detección y diagnóstico”. Cada centro logístico de unidades móviles funcionaría las 24 horas, de lunes a domingo, en tres turnos de ocho horas, y contaría con una central de recepción telefónica y cinco unidades móviles “correctamente equipadas”.

En 2009 hubo menos leyes provinciales relevantes sobre salud, excepto la 14.061, ya mencionada arriba por Alejandro Collia, que incorporó “con carácter de excepción y por única vez en forma automática y permanente” al régimen de Carrera Profesional Hospitalaria a profesionales que prestaban servicios en establecimientos asistenciales del Ministerio de Salud provincial. Luego, en julio de 2010, se sancionó la ley 14.153 que también incorporó “con carácter excepcional y por única vez” a la planta permanente de la Carrera Profesional Hospitalaria al personal profesional “designado como interino” y a becarias y becarios con más de dos años de antigüedad. Más tarde, en abril de 2011 se sancionó la ley 14.267 que autorizó “con carácter de excepción y por única vez”, “prescindiendo de las normas que regulan el concurso de pases, a disponer el traslado con sus cargos de revista de los agentes escalafonados de la Carrera Profesional Hospitalaria pertenecientes a establecimientos asistenciales” dependientes del Ministerio de Salud provincial, y “la reubicación de aquellos agentes” que “se encuentren desempeñando una disciplina diferente de aquella en la que hayan sido nombrados”. Esas modificaciones sólo se harían efectivas “en el supuesto en que el interesado manifieste expresamente su voluntad de cambiar de forma definitiva su lugar de trabajo o disciplina, en cuyo caso deberá acreditar su actual prestación de servicios con la correspondiente certificación emanada del director del establecimiento asistencial”.

En abril de 2010 se sancionó la ley 14.129 que estableció que el Ministerio de Salud provincial debía “posibilitar el diagnóstico precoz, detección y tratamiento de la celiaquía, facilitando el acceso a los estudios necesarios a tal fin, e incluyendo el análisis de anticuerpos antigliadina, endomisales y transglutaminasa”. También generó “un régimen con beneficios impositivos, como incentivo, para toda aquella empresa e industria que fabrique alimentos libres de gluten” e “incorporó en el Sistema Público de Salud como patología la enfermedad celíaca a todas las prestaciones efectuadas por las obras sociales y por las empresas de medicina prepaga con la cobertura total, sin coseguro alguno”.

En noviembre de 2010 se sancionó la ley 14.191 que creó el Sistema de Protección Integral de las Personas que padecen Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD): Autismo, Rett, Asperger y Trastorno Generalizado del Desarrollo no Especificado, e instrumentó “mecanismos de prevención, promoción y asistencia con una perspectiva interdisciplinaria e integradora”.

En diciembre de 2010 se sancionó la ley 14.239 de diagnóstico, seguimiento e investigación de las “denominadas enfermedades raras”, y en marzo de 2011 la ley 14.263 de regulación del funcionamiento de los establecimientos geriátricos de gestión pública y privada.

En diciembre de 2012 se sancionó la ley 14.494 que estableció el sistema de historia clínica electrónica única de cada persona desde el nacimiento hasta el fallecimiento en todas las instituciones de asistencia médica públicas o privadas que prestaran asistencia sanitaria en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires. Dicha ley estableció que el sistema debía ajustarse a los siguientes principios: “finalidad”, por la que los datos “no podrán ser usados en forma nominada para otros fines que no sean los asistenciales”; “veracidad”; “confidencialidad”; y “accesibilidad restringida”. Además, la citada ley estableció que “la información contenida en la historia clínica electrónica deberá ser expuesta en forma comprensible para el paciente y no podrá ser alterada sin que quede registrada la modificación de que se trate, aún en el caso de que ella tuviera por objeto subsanar un error”; y, en función del “principio de titularidad particular”, “siendo los datos contenidos en la historia clínica electrónica de titularidad de la persona a que refieren, sólo ésta o sus derechohabientes podrán autorizar el uso por terceros de la información total o parcial en ella contenida”.

En noviembre de 2013 se sancionó la ley 14.556 que estableció la “estrategia integral de educación para la salud”, que sería de aplicación “para todo el Sistema Educativo Provincial en todos sus ámbitos, niveles y modalidades, de gestión estatal y de gestión privada”. Entre sus objetivos, están: “favorecer la adquisición de conocimientos, el desarrollo de aptitudes, valores, habilidades y destrezas para adoptar y mantener hábitos y estilos de vida saludables, a partir de contenidos de enseñanza secuenciales para todos los niveles y modalidades”; “promover prácticas sobre los factores que tienen influencia sobre la salud dentro del contexto donde se desarrolla el proceso educativo, reconociendo los saberes que las diferentes comunidades y culturas tienen al respecto”; “implementar el control y seguimiento del estado de salud integral de todos los niños, niñas y adolescentes, a través de la realización de evaluaciones periódicas, incluyendo el cumplimiento de los esquemas de inmunización previstos en la normativa vigente”; “potenciar el rol comunitario de la escuela en la comunicación, durante episodios epidemiológicos con impacto en el conjunto social”; “promover entornos escolares saludables a través de espacios físicos limpios e higiénicos”; “desarrollar acciones comunitarias basadas en consensos que propicien convivencias pacíficas y organizaciones solidarias”; “promover mediante la enseñanza, el aprendizaje y el desarrollo de prácticas de alimentación saludables”. También dicha ley estableció la obligatoriedad del “examen sanitario individual a todos los niños, niñas y adolescentes que concurran a Establecimientos Educativos, Públicos o Privados, de nivel Inicial, Primario y Secundario”.

En septiembre de 2014 se sancionó la ley 14.637 que establece un régimen especial de “inasistencias justificadas para alumnas embarazadas y alumnos en condición de paternidad”.

En mayo de 2015 se sancionó la ley 14.719 que brinda “garantías para las personas que padecen epilepsia”. Dicha norma garantiza “el pleno ejercicio de sus derechos, proscribe todo acto que la discrimine y dispone especiales medidas de protección que requiere su condición de tal. La epilepsia no será considerada en la Provincia de Buenos Aires impedimento para la postulación, el ingreso y desempeño laboral”.

También en mayo de 2015 se sancionó la ley 14.726 que incorporó “al Sistema de Salud de la Provincia de Buenos Aires la labor del Payaso de Hospital”. Al mes siguiente, la ley 14.733 creó el Registro Poblacional del Cáncer (RECAN). En septiembre de ese mes se sancionó la ley 14.788 que estableció con carácter obligatorio y gratuito el suministro de la dosis necesaria de ácido fólico a la población femenina en edad reproductiva.

 

Problemas, aciertos, tensiones

A la hora de evaluar los problemas de la gestión, Costa (2020) no ahorra detalles: “No reorganizamos el sistema. No fuimos estratégicos con el sistema, ni le dimos marco legal. No logramos incrementar ostensiblemente la participación presupuestaria de Salud. No logramos congeniar una política común con IOMA. Esa situación generó que no pudiéramos generar una mayor integración público-privada. No llegamos a tener un mejor nivel de injerencia rectora en el nivel municipal. Tuvimos ideas en la gestión de la provincia, pero nos faltaron recursos. En junio de 2012 llegamos a no poder pagar el aguinaldo en toda la provincia: fue una demostración de la labilidad financiera provincial y, por lo tanto, de la labilidad sanitaria”.

Según Collia (2020), “el Ministerio de Salud de la provincia tiene la centralidad puesta en los hospitales, porque en 1978 la atención primaria se trasladó a los municipios y esto generó un estado anárquico. Aunque hubo programas nacionales y provinciales que trataron de ordenarlo, siempre fue muy difícil, y nunca se pudo lograr enteramente. Nosotros impulsamos una ley de salud, que se quedó ahí, pero que tenía como objetivo ordenar la atención primaria de la salud, porque entendíamos –y lo seguimos pensando– que el gran ordenamiento pasa por ahí: la atención primaria no sólo asistencialista, sino con un modelo de mirada social es quien ordena la demanda. Hoy sale la Ley Yolanda y nosotros, en ese momento, explicábamos lo determinante que resultan para la salud el agua, las cloacas, la educación, los derechos humanos, el medioambiente… A partir de ahí se puede construir una asistencia a la enfermedad de otra manera”. Claudio Ortiz (2020) también opina que falta mucho aún en materia de APS: “El primer nivel sigue necesitando una gran inversión en estructura y en recursos humanos”.

De todas formas, hay entre las personas entrevistadas una valoración general muy positiva sobre la capacidad política de Alejandro Collia como ministro. Carlos Soratti (2020) afirmó: “Yo me sentí más cercano a la gestión de Alejandro que a la de Zin. Además, Alejandro tenía vínculo con intendentes, era conocedor de la provincia y el conurbano. Creo que fue una gestión política. Su virtud es tener una maravillosa cintura política. Eso fue importante en la época en que fue ministro. La Provincia no es fácil para nadie”. Pablo Garrido (2020) agrega: “Uno de los objetivos claros que tuvo el doctor Collia fue conformar un equipo. Si bien él es un líder nato, más allá de su rango de ministro, conformó un buen equipo y era realmente gustoso ir a trabajar”. El propio Collia sostiene (2020): “La verdad fue una gestión que por ahí no tuvo mucha visibilidad, pero muchas cosas se ordenaron. Venían a trabajar felices”.

En las elecciones de 2015, el candidato presidencial Daniel Scioli anunció cuál podría ser su gabinete si lograba ganarlas. En ese eventual gabinete mencionó a Alejandro Collia como ministro de Salud. Alejandro Costa había estado preparando algunas propuestas: “nuestro sueño en las elecciones de 2015, cuando Scioli iba de candidato a presidente, era poder llegar a Nación para generar, entre otras cosas, un área de planificación en el Ministerio que funcione viendo la realidad, no metida en ella hasta el cogote, sino viéndola y pensando en el futuro. Nuestra idea era generar un área de planificación ministerial y esparcir este formato de trabajo por todo el país, a nivel hospitales, a nivel municipios, a nivel provincias”. Agrega Costa (2020): “Alejandro Collia tuvo una grandísima capacidad de trabajo y una vocación sanitaria por solucionar problemas. Fue un gran solucionador de problemas, aguantando y llevando 200.000 problemas en la mochila, dialogando con todo el mundo, con propios y ajenos, con un altísimo grado de tolerancia y de buen trato hacia la gente: él te escuchaba y te respetaba. Después, también, mucha caminata por la provincia. Caminamos muchísimo, hicimos miles de kilómetros, yendo a visitar a distintos municipios. De él aprendí a ser humilde en la gestión, por más poder que te dé un cargo, y a ser muy respetuoso de los demás, por más que hagan las cosas de manera muy diferente a lo que uno las haría. Políticamente aprendí mucho de él. Fueron ocho años juntos. Empezamos sin conocernos”.

 

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[1] Parte de este texto fue elaborado en el marco de un proyecto de investigación sobre las políticas públicas en la provincia de Buenos Aires 1983-2015, coordinado por María del Carmen Feijoó y financiado por la Universidad Pedagógica Nacional.

[2] En abril de 2010, siendo vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Balestrini sufrió un grave accidente cerebrovascular. Falleció en abril de 2017.

[3] “La necesidad de lo que suele denominarse ʻhumanizaciónʼ en el campo de la salud constituye un enorme desafío que afrontamos como individuos y como conjunto social. En realidad, ʻhumanizarʼ, tal como se utiliza en estos contextos, puede ser un concepto equívoco, ya que, por un lado, es obvio que las instituciones de salud están conformadas por ʻseres humanosʼ y, por otro lado, no constituye un valor positivo en sí mismo. De allí que hablemos de ʻvaloración de las personasʼ, en el sentido de dejar de considerar tanto a quienes acuden al hospital como a quienes trabajan en él como objetos y respetarlos como sujetos. Este es, por lo tanto, un eje que atraviesa transversalmente todo el sistema de servicios de salud y ha sido sabiamente planteado por diferentes sectores de la sociedad” (Plan Quinquenal, 2011: 35).

[4] Efectivamente, la Tasa de Mortalidad Infantil en la provincia de Buenos Aires llegó por primera vez a 9,9 por mil en el año 2015.

[5] Quienes preparamos este texto consultamos a Claudio Zin si aceptaba que le hiciéramos una entrevista, y respondió con una grosería. Aparentemente, su interés es que su paso por la gestión pública siga en el olvido casi absoluto. Es una pena, porque casi todo lo que se puede encontrar sobre ella tiene relación con episodios delictivos donde fue detenido y procesado Alberto Costa, que fue subsecretario durante su gestión como ministro (https://www.lapoliticaonline.com/nota/nota-59932). Cabe aclarar que el propio juez Norberto Oyarbide realizó declaraciones desvinculando a Zin de la causa sobre “la mafia de los medicamentos” (www.perfil.com/noticias/politica/despegan-a-zin-de-la-mafia-de-los-medicamentos-20091214-0016.phtml). Entendemos igualmente que resultaría relevante para quien se interese en la salud pública en la provincia conocer su propia versión acerca de los objetivos de su gestión y su análisis acerca de las causas por las que éstos fueron o no logrados.

[6] https://www.24con.com/nota/32837-a-mi-nunca-me-echan-dijo-claudio-zin.

[7] https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-96677-2007-12-26.html.

[8] https://puntocerohaciaelfuturo.blogspot.com/2007/12/zineste-gabinete-est-para-buscar-las.html.

[9] https://www.afip.gob.ar/malvinas/documentos/Malvinas.pdf.

[10] www.lanoticiaweb.com.ar/11142/capacitan-adictos-en-recuperacion-para-que-encuentren-trabajo.

[11] Sigue Parga (2016): “Las siguientes tres administraciones (la primera a cargo de la Lic. María Graciela García, la segunda a cargo del Dr. Javier José Goñi Campagiorni y la tercera liderada por el Lic. Edgardo I. Binstock) no sólo no alcanzaron a definir una estrategia distintiva o diferente de las anteriores, produciendo escasos materiales y realizando acciones por la inercia de trabajo que los equipos traían de años anteriores, sino que durante este período la institución atravesó una crisis aguda, con un deterioro importante en la calidad de atención, sumado a un menoscabo tanto en infraestructura como en las remuneraciones al personal, falta de pago de alquileres de los centros, servicios de luz, gas, teléfono. Algunas de las comunidades terapéuticas no tenían insumos para alimentar a los/as usuarios/as que estaban internados/as y diariamente tenían que ser retirados/as por sus familias para alimentarse en sus casas y luego regresar al día siguiente, o en su defecto las comunidades recibían donaciones de vecinos/as y del personal para poder mantener el servicio. Las medidas de fuerza de distinto tipo (paros, asambleas, marchas, etcétera) fueron un rasgo distintivo de este período. Las asambleas del personal de la Subsecretaría fueron periódicas, en algunos casos eran convocadas por los sindicados y en otros fueron autoconvocadas por los/as mismos/as trabajadores/as. (…) La Federación de Organizaciones No Gubernamentales (FONGA) denunciaba que la Subsecretaría adeudaba mensualidades a las ONGs, por las becas que recibían los/as pacientes derivados/as por la SADA. (…) Recién cuando asume como subsecretaria la licenciada Gabriela Torres [en julio de 2010] se pudo observar un cambio de paradigma en la política pública en materia de drogas, acercándose a una perspectiva de derechos humanos en el marco de los planteamientos que propone la Ley Nacional de Salud Mental (26.657) sancionada a fines de 2010. No obstante, debido a que la crisis institucional fue de tal envergadura, extendiéndose por más de dos años, signada por un alto deterioro en la calidad de atención por falta de recursos humanos y materiales, decadencia de infraestructura, desgaste de los equipos, inercia de trabajo por falta de lineamientos, etcétera, produjo en el personal y usuarios/as de los centros un descreimiento tal, que a cualquier propuesta que se hiciera desde los/as funcionarios/as se le ofrecía resistencia”. Según otra investigación que analiza cambios en la conducción de cargos de todo el Ministerio de Salud provincial durante 20 años, “existieron grandes fluctuaciones en el grado de cumplimiento de los objetivos de cada programa analizado, y los beneficiarios atendidos, los insumos entregados a los pacientes bajo programa o las transferencias de fondos por prestaciones realizadas se reducen notablemente cuando cambiaron los responsables de los programas, mientras no se modifica si el cambio [ocurrió en el nivel de] Directores de Línea, Directores Provinciales, Sub-Secretarios o Ministro” (Marín, 2020).

[12] Más tarde, en 2010, Tarditti sería presidente de CUCAIBA. Carlos Sanguinetti fue luego subsecretario de Salud Mental y Atención a las Adicciones, y fueron directores provinciales de esa Subsecretaría: Perla Figueroa, de Prevención de las Adicciones; Eduardo Rodríguez Tellechea, de Atención a las Adicciones; y Juan Lauro, de Registro y Control de la Comercialización de Bebidas Alcohólicas. Al finalizar la gestión de Collia, eran directores provinciales: de Hospitales, Claudio Ortiz; de Coordinación de Sistemas Regionales, Juan Quadrelli; de Atención Primaria, Luis Crovetto; de Emergencias Sanitarias, Patricia Spinelli; de Salud Bucal, Néstor Chudnovsky; de Coordinación y Fiscalización Sanitaria, Eduardo Bardín; y de Capacitación para la Salud, Héctor Callá.

[13] El desarrollo de este concepto en el Plan ya fue realizado arriba, en el marco de la explicación sobre la “humanización”.

[14] En este repaso de las principales leyes provinciales sancionadas en el período 2007-2015 no se incluyen las normas de adhesión a leyes nacionales.

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