La cuarta revolución industrial y el fin de la globalización

“La única política seria es la mundial. El resto es cabotaje” (atribuido a Juan Perón). La cita, puesta en boca del fundador del Justicialismo por muchos intérpretes, otorga un mayor peso analítico al estudio de las relaciones de poder entre los actores más importantes en el escenario mundial que a las determinaciones de la política nacional, e indica una opción estratégica que es preciso adaptar a las condiciones del siglo XXI: todo proyecto de salvación nacional debe incluirse en una estrategia para la incorporación soberana a las integraciones regionales y mundiales.

Leer más

El neoliberalismo contra el Estado y la sociedad

Cierta generalización en el uso del vocablo “neoliberalismo” demuestra las limitaciones semánticas para caracterizar la evolución de realidades caracterizadas por dinámicas complejas y contradictorias. En efecto, el prefijo ‘neo’, tanto puede significar algo que ya no es, en términos cronológicos, como una actualización más o menos imprecisa del fenómeno. Algunos autores (Arizmendi, 2017) rechazan ese prefijo por entender que el fenómeno del neoliberalismo constituye la negación de los fundamentos originales del liberalismo, es decir, se le opondría como anti-liberalismo, en la medida que contradice sus postulados históricos: a) promover la creación de riqueza para elevar el nivel de vida de la población; b) la institucionalización de la democracia representativa; c) la vigencia del Estado de Derecho, con delimitación soberana de un territorio. Ninguno de estos ejes estaría presente en el fenómeno del neoliberalismo que, por el contrario, se caracteriza por la gestación de una “sociedad de mercado”, cuya dinámica es la de apropiación y concentración de la riqueza, y que implica su opuesto en la desapropiación y desposesión de poblaciones y la depredación sin límite de la naturaleza y del ambiente humano. Un mercado que va segregando espacios de exclusión, paradójicamente de no-mercado, donde la competencia es violencia apropiadora al límite de destrucción de la vida.

Leer más

La construcción del poder hegemónico

A la pregunta “qué es el poder” solo se le puede contestar que no es una cosa, sino que es una práctica: no se tiene, sino que se ejerce. Desde un punto de vista ético, “el poder en sí mismo no es bueno ni malo; en sí mismo es neutro; es lo que el hombre hace de él: en manos de un hombre bueno, es bueno; es malo en manos de un hombre malo” (Schmitt, 2010: 40).1 Así, entendemos por “poder” una acción, no un argumento. No es solo la decisión de actuar, sino que es la manifestación del acto mismo. El poder es la capacidad de poner en movimiento la realidad,2 cosa que la idea no puede hacer de por sí, a menos que un hombre o un colectivo la encarne y la ponga en acción, transformando la realidad y creando nuevas perspectivas. Tal como sostuvo José Ortega y Gasset, el valor de la idea está dado por la calidad humana del sujeto que la encarna.

Leer más

Sindicalismo y política: consideraciones teóricas e históricas

La relación de los sindicatos con la política constituye una cuestión de largo debate en la extensa historia del movimiento obrero mundial. Hoy casi nadie discute ya la necesidad y la legitimidad de esa relación, pero, sin embargo, sigue abierta la polémica acerca de los alcances –o los límites– de la misma. En esta polémica, precisamente, queremos incursionar a través del presente documento.

Leer más