¿Gobernar para o con el pueblo?
Homero R. Saltalamacchia es doctor en Ciencia Política, profesor e investigador (UNTREF)
Homero R. Saltalamacchia es doctor en Ciencia Política, profesor e investigador (UNTREF)
Homero R. Saltalamacchia es doctor en Ciencia Política, profesor e investigador de UNTREF
Hay encrucijadas de la historia en la que se juega no solo un cambio de elencos gubernamentales ni una gestión mejor o peor de lo público: se enfrentan giros culturales, reconfiguraciones de la geopolítica mundial y, con ello, de las condiciones en que los seres humanos vivirán durante muchas generaciones
No dominando el campo de las comunicaciones por falta de dinero, para enfrentar y convencer deberemos recurrir a la militancia cara a cara, al respeto ganado en el trabajo, en el club o en el barrio. Ellos son herramientas indispensables para empardar el uso del dinero como forma de poder comunicacional.
La nueva revolución industrial cambia la relación entre nuestra esperanza de vida individual y el ciclo de cambios científicos y tecnológicos. Estos hacen rápidamente obsoletas muchas habilidades que obligan al aprendizaje constante, lo que requiere continuos esfuerzos de actualización, so pena de ser incapaces de operar.
Artículo publicado en el año 2017 en la Revista de Ciencias Sociales (UnQ), 9(31) http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/592f10f5c1b29.pdf Los conceptos, las categorías y las clasificaciones son constructos cognitivos ──con investidura afectiva── que nos permiten organizar nuestras percepciones y razonamientos, y son parte principal de cualquier lucha hegemónica. En este artículo, voy a retomar una discusión, ya iniciada en…
Homero Saltalamacchia es doctor en Ciencia Política, profesor e investigador de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Estoy escribiendo esta nota en un contexto regional donde predominan los gobiernos neoliberales, y en ese marco voy a desarrollar mi reflexión sobre la unidad y la militancia. En el sistema neoliberal podemos identificar tres frentes fundamentales con los que operan sobre nuestra sociedad: el económico, el cultural y el institucional. El económico está basado en la defensa del sistema financiero, el cultural trabaja sobre la idea del individualismo y la meritocracia, y el institucional ataca directamente a nuestras instituciones y a la práctica política en general. En este sentido, los partidos políticos se ven afectados: desde la llegada del neoliberalismo a la política no han dejado de corromperlos y deslegitimarlos, vaciándolos de contenido, cuerpo y forma, y transformándolos en muchos casos en una mera herramienta electoral –que no es poca cosa– por la que entramos en disputas feroces o en unidades poco legítimas. Así se desacreditan nuestras herramientas institucionales, logrando alejar la voz del pueblo de quienes en teoría los representan.
Con una conciencia mayor o menor, o con diferencias de juicio al respecto, todos podemos repetir que no estamos en una época de cambios, sino en un cambio de época mundial. Esto importa, pues la política ahora, si bien seguirá desplegándose con peculiaridades nacionales, es cada vez más dependiente de la capacidad de las fuerzas en oposición de establecer unidades trasnacionales (Vitali, Glattfelder & Battiston, 2011).